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Huracanes, fenómenos naturales de gran potencia

¿De qué depende que sean débiles o de gran fuerza destructiva?

09-10-2020

Por Isabel Pérez, Ciencia UNAM-DGDC

El reciente paso del huracán Delta por territorio mexicano nos recuerda el peligro latente de estos fenómenos naturales, en cada temporada de formación. El alcance de su fuerza destructiva es conocido.

La segunda semana de octubre de 2005, una gran y compleja zona de baja presión se desarrolló sobre el Atlántico oeste y el este del Caribe con varias zonas de tormenta eléctrica. Este conjunto de nubes se fue organizando lentamente al suroeste de Jamaica hasta convertirse en una depresión tropical al cabo de 24 horas, el 15 de octubre. Posteriormente, se volvió una fuerte tormenta tropical, y luego, un huracán.

Wilma es recordado como uno de los huracanes más intensos registrados en el Atlántico y el décimo ciclón tropical a nivel mundial que tocó tierra y que registró efectos muy destructivos. Otros huracanes igualmente intensos fueron Mitch de 1998, Hattie en 1961 y Janet en 1955.

  • Los ciclones tropicales son una masa de aire caliente que gira en contra de las manecillas del reloj; se clasifican de acuerdo a la intensidad de sus vientos en superficie en: depresión tropical, tormenta tropical y huracán, que a su vez se clasifica desde la categoría 1 hasta la 5 (escala Saffir-Simpson).

El huracán es la etapa más severa de los ciclones tropicales. Las causas de su origen y procedencia son muy variadas, y a medida que sus vientos son más rápidos, crece su peligrosidad, explica Christian Domínguez Sarmiento, investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM.

Una de las características de los huracanes es que los vientos suelen ser muy intensos, alcanzando velocidades de más de 119 kilómetros por hora; se forman principalmente cuando el océano contiene una gran cantidad de calor, es decir, cuando la superficie del mar registra altas temperaturas superiores a los 28 grados Celsius y la atmósfera se encuentra muy húmeda. Podríamos decir que para que se forme un huracán, la atmósfera y el océano deben estar de acuerdo en su formación.

De mayo a noviembre

La temporada de ciclones tropicales comienza oficialmente en mayo y termina en noviembre; sin embargo, pueden existir variantes de acuerdo con las condiciones de los océanos. En el Océano Pacífico podrían presentarse desde el 15 de mayo, mientras que en el Atlántico hasta el mes de junio. Esto se debe a que las temperaturas de la superficie del mar del Pacífico aumentan antes que las del Atlántico.

La especialista precisa que, en promedio, existen alrededor de 12 ciclones tropicales en promedio cada año del lado del Atlántico, y del lado del Pacífico que suele ser mucho más activo, regularmente se forman 16 ciclones tropicales por temporada. No obstante, para este año, en el Atlántico, se han formado hasta el mes de octubre 25 ciclones tropicales, en tanto que del lado del Pacífico se han formado hasta este mes de octubre 14 ciclones tropicales.

  • Los daños que pueden dejar los huracanes son diversos. En las zonas costeras, por ejemplo, van desde daños a infraestructuras por los fuertes vientos hasta la marea de tormenta, que sucede cuando los vientos arrastran los cuerpos de agua del océano y lo introducen en la tierra. Los deslaves y las fuertes lluvias, son otro de los daños recurrentes que los huracanes dejan a su paso.

La especialista señala que para esta temporada, se previó que todos los estados costeros ubicados cerca del Golfo de México y parte del Caribe, desde Tamaulipas hasta Quintana Roo, resultarían afectados por el paso de estos fenómenos naturales. En mayo, se formó el primer ciclón, Arthur, y en octubre, Delta, el más reciente ciclón formado hasta el momento.

Intensidad, velocidad y traslación

Los huracanes que más afectaciones provocan, son aquellos cuyos vientos dentro del mismo sistema son muy intensos, y al mismo tiempo, existe lo que se denomina velocidad de traslación; es decir, el tiempo que le toma a un ciclón tropical llegar de un lugar a otro. “Hay ciclos tropicales que pasan muy rápido, y otros que pasan tan lento que parecen estacionarios”.

En recientes años, los huracanes que son estacionarios son más peligrosos porque las ciudades o comunidades han crecido exponencialmente. Aunado a esto, estos fenómenos naturales al ser estacionarios pueden producir más lluvias sobre un mismo lugar durante un lapso de tiempo más largo produciendo inundaciones. También, estos lugares podrían sufrir los vientos intensos asociados al sistema por más tiempo, ocasionando daños a la infraestructura y la vida humana.

Entonces, unos causan más daños que otros porque acumulan ciertas características que los hacen más peligrosos, no sólo tiene que ver con la intensidad, sino otros factores como los mencionados. Cabe recalcar, que la lluvia no está asociada con la intensidad de un ciclón tropical. Por ejemplo, una tormenta tropical estacionaria podría ser más peligrosa que un huracán categoría 1 cuya velocidad de traslación sea muy rápida.

Niño o Niña

2020 es un año en el que está presente el fenómeno de La Niña, definido como temperaturas frías en la superficie del Océano Pacífico. Una característica principal es que el océano y la atmósfera en el Océano Atlántico “se pusieron de acuerdo” produciendo ambos, condiciones favorables para que se formen muchos ciclones tropicales en el Océano Atlántico, como está sucediendo en este año 2020.

Por el contrario, cuando es un año en el que se presenta El Niño sobre el Pacífico, las temperaturas en este océano son muy calientes.  Los ciclones tropicales que se forman sobre este océano son más intensos y de mayor tamaño.

Respecto al cambio climático, se sabe que van a ocurrir ciclones tropicales más intensos, pero el número total de los ciclones tropicales que se presenten en un futuro podría disminuir. Las proyecciones a futuro indican que, si en una década sucedían 20, por ejemplo, dentro de cincuenta años habrá 10, pero mucho más intensos.

Christian Domínguez hace énfasis en la importancia de revisar los pronósticos meteorológicos diariamente con la finalidad de saber si habrá huracanes o no, y sobre todo, hacer caso de las medidas de seguridad emitidas por Protección Civil para acudir a los refugios.


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