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El Niño afecta a los sectores agrícola y pesquero en México

Imagen: Ludwika López.

13-05-2016

Por Isabel Pérez S., DGDC-UNAM

Desde principios del 2015 se detectaron condiciones anómalamente cálidas en el Pacífico ecuatorial que indicaban el desarrollo de un evento de El Niño.

Los registros señalan que ha sido uno de los eventos más intensos en los últimos años, alcanzando su máxima intensidad en Noviembre y Diciembre de 2015.

Durante los primeros meses de 2016 han ido disminuyendo las anomalías observadas, aunque se estima que perduren hasta finales de la primavera o inicios del verano.

En entrevista con Rosario Romero Centeno, investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, señala que entre los sectores que se han visto más afectados por El Niño, en conjunto con otros factores meteorológicos, se encuentra la pesquería en el Golfo de California que ha sufrido una merma significativa desde el año pasado.

El fenómeno de El Niño provoca cambios en los patrones de precipitación en México, relacionados con: una mayor ocurrencia de ciclones tropicales en el Pacífico oriental, como sucedió en la temporada del 2015; un incremento en la incidencia de frentes fríos, como ha venido ocurriendo en esta temporada de invierno-primavera 2015-2016.

Asimismo, un aumento en las precipitaciones al noroeste del territorio nacional durante la temporada invernal; y una disminución de las lluvias durante la primavera en gran parte del país, como se espera para este 2016.

Estos cambios producen impactos negativos en diversos sectores económicos y sociales, como la agricultura.

¿Cómo se origina?

El fenómeno de El Niño es parte de una oscilación natural del sistema acoplado océano-atmósfera que se conoce como El Niño-Oscilación del Sur. Esta oscilación se caracteriza por tener una fase cálida, que se conoce como El Niño, y una fase fría conocida como La Niña.

Estas fases, agrega, están asociadas con un calentamiento y un enfriamiento anómalo de la temperatura superficial del mar en el Océano Pacífico central y ecuatorial, respectivamente.

Una particularidad de El Niño es que se propicia una mayor ocurrencia de frentes fríos que afectan a gran parte del territorio, en especial a los estados del norte y de la vertiente del Golfo de México aquejando también al centro del país con temperaturas bajas y, en ocasiones, con precipitaciones, menciona la investigadora.

En general, los patrones de precipitación en México se ven afectados durante la ocurrencia de este fenómeno, lo cual puede tener impactos adversos sobre la agricultura, refiere la especialista.

 Por fortuna, actualmente se cuenta con diversos instrumentos en el océano, en la zona del ecuador, que permiten identificar con anticipación que un evento se aproxima.

Se trata de unas boyas que registran las condiciones atmosféricas y oceánicas de manera continua, con las que es posible monitorear la evolución del fenómeno, lo que no se sabe con precisión es la intensidad que tendrá.

Los datos proporcionados por las boyas y otros sistemas de observación, como los satélites, se usan en modelos computacionales para hacer predicciones de El Niño. Es importante resaltar que la intensidad máxima de este fenómeno siempre se alcanza en los meses de invierno.

Se llama El Niño porque…

De acuerdo con Rosario Romero, a este fenómeno se le denominó El Niño porque, desde hace muchos años, los pescadores en las costas de Perú y Ecuador detectaban la llegada de agua cálida y una disminución considerable en la pesquería en la época navideña, de ahí que lo asociaron con el Niño Jesús.

Este no es un fenómeno periódico; se ha observado que se presenta cada dos a siete años y siempre con distinta intensidad; generalmente los índices que sirven para estimar la magnitud del evento están basados ya sea en las condiciones anómalas de la presión atmosférica a nivel de superficie, o de la temperatura superficial del mar o de la profundidad de la capa del océano conocida como la termoclina.

“Uno de los índices más utilizados está basado en las anomalías de la temperatura superficial del mar, esto es, cuando rebasa por más de medio grado centígrado a la temperatura promedio de cierto período de referencia y que dicha anomalía persista durante varios meses”.

Los ciclones tropicales siempre han existido, igual que el fenómeno de El Niño; sin embargo, el cambio climático puede traer variaciones en estos patrones, alerta la doctora Romero.

Algunos modelos matemáticos que ayudan a estimar previsiones a futuro, señalan que eventos intensos de El Niño pudieran volverse más frecuentes debido al calentamiento en los océanos; sin embargo, la incertidumbre de los modelos es considerable por lo que se debe continuar investigando para tener previsiones más confiables.

 

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