10-06-2019
Por Isabel Pérez, Ciencia UNAM-DGDC
Conservar las colecciones de semillas en estados óptimos es de vital importancia, sobre todo cuando éstas se encuentran en peligro de extinción. Por eso existen bancos de semillas en donde se busca el máximo cuidado de ellas en ambientes especiales para su mantenimiento por un largo período.
Existe un gran número de este tipo de bancos; en México hay varios, los cuales cumplen muy bien con su función. Uno de ellos se encuentra en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala; es el único en México que se enfoca a plantas silvestres y nativas del país, es decir, no son cultivadas.
Uno de los principales objetivos de este sitio, es conservar la flora silvestre del país, así como hacer investigaciones desde diferentes perspectivas: desde el punto de vista taxonómico, morfológico, geográfico y fisiológico, explica Patricia Dávila Aranda, directora de dicha entidad universitaria.
En la actualidad, señala la especialista, los recursos naturales con los que contamos se están perdiendo; algunas comunidades vegetales están en riesgo o altamente amenazadas por la tala inmoderada o la construcción de carreteras, entre otras razones.
Es por ello que se han adoptado acciones de conservación in situ y ex situ. Las primeras se expresan a través de las áreas naturales protegidas; las segundas en reservorios artificiales, como los bancos de semillas.
- En México existen entre 24 mil y 30 mil especies de plantas con flores, y para recolectar las semillas se regionalizó el país, especialmente las zonas áridas donde se trabaja actualmente.
No todas las especies son susceptibles de ser almacenadas en un banco de semillas, sólo aquellas que tienen un tipo de semilla llamada ortodoxa, las cuales habitan principalmente las zonas áridas y semiáridas; generalmente son pequeñas, resisten la desecación a contenidos de humedad bajos y su almacenamiento a bajas temperaturas, por lo cual pueden mantenerse vivas sin problema.
Otro tipo de semillas son las recalcitrantes, las cuales no sobreviven a la desecación y a bajas temperaturas y por lo tanto, no pueden almacenarse en banco de semillas. Afortunadamente, muchas de las especies mexicanas se pueden introducir y conservar en estos bancos, ya que el 60 por ciento del suelo es árido o semiárido.
“Fundamentalmente tratamos de buscar especies endémicas de México, o las que tienen distribución restringida o los parientes silvestres de plantas cultivadas y si no las protegemos no sólo se terminarían en el país sino en todo el mundo”.
En este momento, el Banco de Semillas de la FES Iztacala cuenta con 2 mil 300 especies aproximadamente. Detrás de ellas hay un trabajo arduo, desde la labor de campo y recolección hasta su resguardo, lo que implica seguir un proceso estandarizado largo y también presupuesto, precisa Patricia Dávila.
Muchas de las semillas conservadas ex situ en este banco están en peligro de extinción y están catalogadas como amenazadas en la NOM-059. Por lo menos 250 plantas del banco están en esa situación; algunas de ellas son las Cactáceas, las Mamillarias (pequeños cactus globosos), Saguaro y Candelabros, que son unas especies de gran tamaño.
Las cactáceas es una familia que se ha tratado de incorporar lo más posible al banco, ya que en el mundo no está bien resguardada; México es el país con mayor número de especies de cactáceas y la mayoría es originaria del país, reitera.
“Y no es sólo que estemos almacenando semillas, sino que las estudiamos continuamente. Uno de los proyectos con particular interés y que actualmente está en marcha es el de los árboles. Se trata del primer listado de 3 mil especies de árboles de México con información adicional y detallada sobre ellos; esta es una información nueva para la ciencia”.
Con lo anterior, se busca obtener el mayor número de semillas de estos árboles; habrá algunos con semillas recalcitrantes que no podrán preservarse, pero las que sean ortodoxas serán resguardadas en el banco con todas las medidas pertinentes.
La también especialista en conservación de recursos naturales, señala que muy poco se sabe acerca de la recolección de semillas, por lo que uno de los propósitos es estudiarlas a profundidad, pues no conocemos su comportamiento y las características que deben reunir para poder germinar. En resumen, requerimos de un conocimiento fisiológico básico que aún no se tiene.
El proceso de recolección suele ser interesante. En un día de colecta es posible obtener semillas de dos o tres especies, y de cada una de éstas, si se puede, se recolectan entre 3 mil y 5 mil semillas.
Posteriormente, se hacen pruebas en el mismo campo donde se colectaron para saber si están maduras; esto es posible averiguarlo mediante una serie de cortes y pigmentación. Además se busca que tengan embriones que puedan seguir reproduciéndose.
Después de todo ese procedimiento, las semillas se colocan en bolsas de papel de estraza y se obtienen todos los datos de campo (tipo de vegetación, tipo de suelo, localidad, entre otros), luego, se introducen en una cámara de secado lento en donde se pueden tardar semanas, dependiendo cuánto tiempo tarden en secarse.
En esa cámara, detalla la universitaria, se mide la cantidad de humedad de cada semilla, esto se hace pesándolas, pues entre más ligeras, más agua han perdido. Una vez deshumidificadas, se limpian ya que las semillas vienen en los frutos y éstos en ocasiones tienen resinas, cerdas y basura. Dicho proceso requiere de un trabajo arduo que puede llevar semanas.
El Banco de Semillas de la FES nació formalmente en 2003, pero desde 1992 ya se recolectaban varios tipos de semillas con fines de investigación. Este lugar, que es patrimonio de la Universidad, no tiene ningún interés comercial; su único objetivo es la conservación y la investigación científica.
- "Las semillas son la base principal para el sustento humano. Son las depositarias del potencial genético de las especies agrícolas y sus variedades resultantes de la mejora continua y la selección a través del tiempo". Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Banco de semillas una apuesta contra la extinción
Especies sombrilla ¿pilares de la conservación?
Los conejos y las liebres que viven en México