21-03-2022
Por Naix’ieli Castillo, Ciencia UNAM-DGDC
¿Sabes distinguir un conejo de una liebre? Los conejos domésticos son muy conocidos; esos que algunas personas los conservan como mascotas porque son suaves y esponjaditos, y se cultivan en granjas para comer, son nativos de Europa.
En México, estos conejos domesticados no podrían vivir en la naturaleza. Si escapan o se les libera, los depredadores los encuentran muy fácilmente porque son lentos y pesados. Esa es la razón de que no se forman poblaciones ferales de estos animales.
Por otro lado, están los conejos y liebres silvestres; de ellos se han identificado 15 especies en México. Nuestro país es un centro de diversificación de lepóridos, eso significa que en este territorio se originaron muchas especies. Estados Unidos, México y China, en ese orden, son los países con mayor diversidad de estos mamíferos.
La doctora Verónica Farías González, investigadora del Laboratorio de Recursos Naturales de la Unidad de Biología, Tecnología y Prototipos (UBIPRO) de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala de la UNAM, ha colaborado con comuneros de la zona de conservación de la Alcaldía de Milpa Alta y con la maestra en Ciencias Yajaira García Feria, de la Facultad de Ciencias de la UNAM, para hacer estudios de ecología básica relacionada con densidad de poblaciones del conejo zacatuche.
La especialista explica que las liebres y los conejos son muy parecidos en su morfología, por ejemplo, ambos tienen las orejas y las patas largas, pero las liebres las tienen mas largas.
Ambos son herbívoros y se alimentan de brotes tiernos de pasto, y otras plantas, frutos y semillas, por ejemplo, tunas, algunos desentierran raíces o tubérculos y también se alimentan de cortezas de árboles.
- Las liebres corren considerablemente más rápido que los conejos y pueden alcanzar los 60 kilómetros por hora. Cuando huyen de un depredador, pueden recorrer un kilómetro en unos pocos minutos, su corazón se acelera al máximo pero son capaces de resistir esta carrera intensa y el desgaste con tal de salvar su vida.
Las principales diferencias están en su fisiología. Las liebres están mejor adaptadas para que sus crías sobrevivan y maduren desde recién nacidas. Los lebratos nacen bastante desarrollados, cubiertos de pelo, con los ojos abiertos. Por lo general, ellas no nacen en madrigueras sino en unas pequeñas ondanadas sobre el suelo, debajo de arbustos. A los pocos días ya pueden caminar, saltar y dar sus primeras carreras.
Los gazapos de los conejos, en cambio, nacen sin pelo en madrigueras que están cubiertas de pelo de la madre, tienen los ojos cerrados, son dependientes de sus madres y no podrían subsistir sin ellas. Ellos tardan más en salir y acompañar a la madre.
También son diferentes en la forma de hacer frente a sus depredadores. Las liebres se desenvuelven mejor en espacios abiertos como sabanas o pastizales porque su estrategia es correr lo más rápido posible y huir de sus depredadores. Los conejos, por su parte, prefieren la vegetación arbustiva mas cerrada porque su estrategia es correr en zigzag y encontrar una madriguera en la cual meterse para que no los encuentren.
En México está prohibido cazar liebres y conejos silvestres de todas las especies. Aún con las restricciones es una práctica común en algunas zonas rurales, sin embargo, como no se hace con fines comerciales afecta a relativamente pocos individuos, en cambio, resulta mucho más grave la pérdida del hábitat.
“Lamentablemente las especies endémicas, es decir aquellas que existen exclusivamente en nuestro país son las que están más amenazadas, hay varias razones, tienen menos descendencia que las otras especies, se reproducen menos veces al año, no se adaptan fácilmente a otro hábitat y su dieta no es muy flexible. Además, la mayoría viven en lugares muy delimitados como islas, montañas o volcanes” señala Verónica Farías.
Liebres y conejos son mamíferos muy importantes ecológicamente pues de ellos se alimentan serpientes, aves rapaces como águilas, halcones y búhos y otros mamíferos carnívoros como cánidos y felinos, con excepción de pumas y jaguares, aunque incluso éstos los llegan a comer si no encuentran presas grandes.
De las 15 especies de lepóridos mexicanos, 8 son endémicas, y entre ellas hay dos liebres que compartimos con Estados Unidos pero las poblaciones en aquel país son pequeñas mientras que la mayoría de individuos están en nuestro territorio. Es por eso que todos los mexicanos tenemos la responsabilidad de conocer y cuidar esta biodiversidad.
Conejo zacatuche (Romerolagus diazi) endémico
También se le conoce como teporingo o conejo de los volcanes. Se le puede llamar conejo ancestral porque la forma de su cráneo y otros huesos es semejante a la de fósiles de conejos primitivos. A diferencia de otros conejos que tienen el vientre blanco el zacatuche tiene todo su cuerpo color café ocre, y sus orejas, patas y cola son más cortas.
Es uno de los lepóridos más conocidos porque desde la década de 1980 se sabía que está en peligro de extinción y se hicieron esfuerzos por conocer su ecología y su biología. Es endémico de la parte central de la Faja Volcánica Transmexicana.
Vive y se alimenta casi exclusivamente de los zacatonales subalpinos que requieren un ambiente templado muy especial que solo se encuentra en esos lugares. Su distribución histórica conocida son los volcanes Popocatépetl, Iztaccíhuatl, Pelado y Tláloc.
Conejo de Omiltemi (Sylvilagus insonus) endémico
Vive en el bosque de niebla en Omiltemi, Guerrero. Se colectaron ejemplares de la especie hace más de 50 años y los científicos no lo han vuelto a encontrar vivo. Se sabe que no está extinto porque se han identificado sus pieles de entre las piezas de cacería de los lugareños. Esta especie vive cerca de Ayotzinapa donde los conflictos sociales son un fuerte obstáculo para estudiarlos.
Conejo de las Islas Marías (Sylvilagus graysoni) endémico
Habita en las Islas Marías en el Estado de Nayarit, donde hay un clima desértico cálido con lluvias en verano. Su color es rojizo con una mancha de color canela en la nuca. En las islas tiene pocos depredadores y su mayor amenaza es la destrucción de su hábitat por causa del ser humano.
Conejo mexicano (Sylvilagus cunicularius) endémico
Es el conejo más grande de México y llega a pesar hasta 4 kilos. Solo algunas de sus poblaciones están amenazadas. En el centro de México es común encontrarlo en los bosques de pinos y encinos. Por su tamaño es frecuentemente cazado para alimentación de subsistencia.
Conejo castellano (Sylvilagus floridanus)
Su distribución va desde Norteamérica hasta Sudamérica. Se encuentra en casi todo México menos en la península de Yucatán y la península de Baja California. Es una especie que actualmente no se encuentra amenazada. Por su abundancia y amplia distribución es utilizado como alimento de subsistencia en algunas regiones rurales y coexiste con varias especies de liebres y conejos.
Conejo matorralero de la Isla San José (Sylvilagus mansuetus) endémico
Este conejo, en peligro de extinción, habita únicamente en la Isla San José, al sur del Golfo de California, en el estado de Baja California Sur, al norte de la bahía de La Paz. Se conoce muy poco sobre su biología y ecología, pero se sabe que está gravemente amenazado por actividades humanas que atentan con destruir su hábitat.
Conejo de Davis (Sylvilagus robustus)
Es una especie de conejo amenazada que comparten México y Estados Unidos. Se sabe poco de esta especie, ya que hasta 1998 se le consideró como una subespecie del conejo castellano. En México habita en bosques de pino-encino de la Sierra de la Madera en Coahuila.
Conejo matorralero (Sylvilagus bachmani)
Esta especie de conejo pequeño y color pardo claro, la compartimos con Estados Unidos. En México únicamente se distribuye en la península de Baja California. La especie no se considera amenazada porque sus poblaciones son estables en Estados Unidos; sin embargo, en la parte sur de la península de Baja California las poblaciones enfrentan la destrucción de su hábitat por actividades humanas y desertificación.
Conejo tropical (Sylvilagus brasiliensis)
Este conejo que no está amenazado se distribuye desde el sur de Tamaulipas a lo largo de la costa del Océano Atlántico por los estados de Veracruz, Tabasco, Campeche y Chiapas hasta Brasil, donde se le da el nombre de tapetí.
Conejo del desierto (Sylvilagus audubonii)
Vive en el sur de Estados Unidos y norte y centro de México y no tiene problemas de conservación. Es color gris en la región dorsal, costados y cola, mientras que el vientre es blanco. Es común que coexista con la liebre de cola negra.
Liebre de Tehuantepec (Lepus flavigularis) endémica
Esta es la liebre más sureña que hay en el continente americano. Aparece entre las especies que corren el mayor peligro de extinción en México. Una característica distintiva de la especie son las dos franjas negras que van de la base de cada oreja hacia la nuca.
Esta especie endémica únicamente tiene dos crías por camada y solo una vez al año se reproduce, por eso sus poblaciones son tan limitadas y en Chiapas han desaparecido. No se sabe con exactitud cual fue su distribución histórica y actualmente solo se encuentra en Oaxaca. Los naturalistas del siglo XIX en los ejemplares que colectaban solo registraban Istmo de Tehuantepec.
Es una liebre de costados blancos; en reposo se ven grises pero cuando corren para huir mueven la piel del vientre hacia los lados y se ven sus costados blancos, cambian de dirección y se ven grises, esto ayuda a que se confundan con la vegetación y no las atrapen fácilmente sus depredadores.
La liebre de costados blancos o liebre torda (Lepus callotis)
Esta liebre es casi endémica de México con algunas pequeñas poblaciones en Estados Unidos. Su principal amenaza es la destrucción del hábitat porque si no encuentran su alimento disminuyen sus poblaciones y es desplazada por la liebre de cola negra. La liebre torda se puede distinguir de otras especies por sus costados blancos y por la coloración de las orejas que no presentan negro en las puntas, aunque si hay una mancha negra pequeña en los bordes.
Liebre de cola negra (Lepus californicus)
Es una liebre de color pardo a grisáceo con tonalidades más claras en el vientre. Se distingue de otras liebres por la punta negra de las orejas y porque la mancha negra de la cola es más grande. Ocupa las zonas desérticas del sur de Estados Unidos y en México la parte norte del país y la parte central del Valle de México. No se encuentra amenazada a pesar de la destrucción de su hábitat y la caza furtiva, debido a que es una especie muy competitiva que puede tener varias camadas al año.
Liebre antílope (Lepus alleni)
Su coloración es pálido grisáceo y sus orejas son muy largas con las puntas y bordes blancos. Vive en zonas desérticas en el sur de Arizona y en el noroeste de México en estados como Chihuahua, Nayarit, Sinaloa y Sonora. No tiene problemas de conservación y es la liebre más grande de México. Tiene una subespecie que únicamente habita en la Isla Tiburón en la costa de Sonora. La liebre Antílope también es una liebre de costados blancos.
Liebre negra de la Isla Espíritu Santo (Lepus Insularis) endémica
Es la única especie de liebre negra conocida en el mundo. Es endémica de México y habita únicamente en la Isla Espíritu Santo localizada en el Golfo de California al norte de la bahía de La Paz. Su pelaje es negro lustroso en la parte dorsal y color canela en la parte ventral. Sus orejas son grises con una mancha negra en la punta.
Liebre de Altamira (Lepus altamirae) endémica
Es posible que esta liebre se añada a la lista de especies en México; sin embargo, aún no hay consenso en la comunidad científica. Actualmente se considera como una subespecie de la liebre de cola negra, pero estudios recientes proponen que podría ser otra especie diferente porque parece más emparentada con la liebre de Tehuantepec por ser una liebre de costados blancos y tener las dos bandas negras en la nuca.
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