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En el Día del Amor: Atraer Pareja no sólo es asunto de humanos

Para conseguir pareja, los animales recurren a diversas técnicas de cortejo.

14-02-2020

Por Isabel Pérez, Ciencia UNAM-DGDC

Así como el humano enamorado busca agradar a su potencial pareja por medio del atractivo físico, halagos y detalles, los animales realizan, a su modo, todo un cortejo para convencer al sexo opuesto de que son la mejor opción de su especie.

En este proceso, previo al apareamiento, generalmente los machos tienen que mostrar lo mejor de sí para conquistar a la hembra, buscar un acercamiento y que ella lo elija como su pareja.

El “enamoramiento” entre los animales es igual que en los humanos. Se trata de una cuestión química, un asunto hormonal entre ellos, pues cuando están listos para reproducirse, las hormonas comienzan a guiarlos hacia el sexo opuesto, explica la bióloga Gabriela Jiménez Casas, académica del Instituto de Ecología de la UNAM.

Es en ese momento que los machos muestran una serie de actitudes y actividades con la finalidad de encontrar pareja; si mira una hembra de su agrado y ocurre la atracción hormonal, la exhibición visual comienza, es decir, los machos tratan de impresionar a las hembras a través de distintos medios, que pueden ser cantos, bailes, despliegue anatómico y de colores, esto último se da específicamente en las aves.

La reproducción, el objetivo

Algunos mamíferos e insectos, también desarrollan tácticas parecidas para realizar la conquista con la única finalidad de reproducirse, ya que, desde el punto de vista de la evolución y la selección natural, lo que importa es dejar los genes representados en las siguientes generaciones.

“Los animales buscan que la pareja les ofrezca genes de buena calidad, que sea fuerte y sano y otras características que dependiendo del grupo y la especie van seleccionando. Y aunque no es posible conocer los genes de la pareja que se ha elegido, esto se puede suponer por lo que refleja su fenotipo”, dice la ecóloga.


Lo anterior, es característico de las aves machos, que por lo general son organismos con plumajes muy coloridos y llamativos, que es precisamente lo que atrae a las aves hembra; en tanto que la vestimenta de las hembras suele ser más discreta y poco atractiva. Con todas esas características, la hembra elegirá al que más le agrade, lo que no significa que sea el más bonito o el más grande, pero ante sus ojos, ese será el mejor.

En algunas especies, la pareja elegida es para siempre, y en otras, se quedan con ella por estación, es decir, escogen una pareja para reproducirse en esa ocasión y la próxima vez que la hembra esté lista para reproducirse busca otra pareja.

Dependerá de la conducta de cada una de las especies. El lobo mexicano, por ejemplo, es monógamo y se reproduce cada vez que la hembra entra en celo, por lo general cada año.

Rituales, según la especie

Las mariposas blancas de la col o Leptophobia aripa, por ejemplo, se juntan para volar en forma de nube, sobre todo en otoño. Esas mariposas son machos que despliegan esa forma de volar para llamar la atención de las hembras y poder aparearse. Otras especies de mariposas como la Llamadora o Pterourus multicaudatus, despliegan en la copa de los árboles de más de tres metros de altura una serie de vuelos complejos, que solamente entiende la pareja.

Otros animales como los pingüinos, en especial el pingüino emperador, es una especie que elige una pareja para toda la vida. Este pingüino comparte los cuidados parentales con su pareja para cuidar que los polluelos coman y conserven calor, introduciéndose entre las patas de sus papás, pues cuando están muy pequeños pueden congelarse si pisan la nieve; los pingüinos forman familias muy compenetradas.

“Está demostrado que cuando uno de los miembros de la pareja muere, el otro experimenta una profunda tristeza y hasta depresión prefiriendo nunca más volver a buscar pareja. Incluso, pueden no llegara reponerse y morir”.

Muchos grupos de animales sufren cuando pierden a su pareja. En el caso de los lobos, por ejemplo, buscan compañía dentro de la manada, pero ya no una pareja. Los loros y las guacamayas rojas también buscan una pareja permanente y cuando la pierden, se van con la parvada para aliviar su soledad, explica Gabriela Jiménez.

Técnicas de cortejo

Los leones, por su parte, se caracterizan por vivir en manada en la que existe un macho alfa (el más dominante) y éste se aparea con todas las hembras con las que tiene cachorros; pero si llega un macho nuevo y quiere liderar la manada, tendrá que pelear con el macho alfa para destituirlo; si el león recién llegado gana, mata a los cachorros con la finalidad de que las leonas entren de nuevo en celo y poder aparearse con ellas.

Pero además, lo que el nuevo león busca con esta acción, es eliminar todos los genes ajenos; necesita que los suyos proliferen sin ningún obstáculo.

La técnica de cortejo de las libélulas es interesante y poco común. Cuando la hembra está lista para aparearse, el macho la toma del cuello, en tanto que ella dobla su abdomen para facilitar que el macho le deposite la bolsa de esperma, y para asegurar que la hembra no busque a otro macho, no la suelta del cuello y la lleva a que deposite los huevos en el agua que es donde nacen las larvas de las libélulas.

A su vez, las mantis religiosas tienen una muy particular forma de apareamiento. La hembra sabe que el macho después de aparearse le va a dar un regalo nupcial, entonces cuando el acto termina, la hembra le corta la cabeza y se lo come. Ese es el regalo nupcial que él le hace con tal de conservar su estirpe. Este regalo es rico en nutrientes, por lo que es la “inversión” que el macho hace en su pregenie.

Los animales en general buscan la forma de llamar la atención de su pareja para seducirla, por medio de rituales. Ellos, como los humanos, siguen sus instintos para reproducirse y conseguir que sus genes trasciendan.


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