Miguel León-Portilla, por siempre

Poeta, escritor, filólogo, antropólogo, filósofo e historiador mexicano, experto reconocido en materia del pensamiento y la literatura de la cultura náhuatl, así vivió Miguel León Portilla (1926-2019). Su legado comprende más de 500 artículos de investigación y más de medio centenar de libros, 31 de los cuales, han sido traducidos a idiomas distintos al español.

Su afán por dar a conocer el pensamiento azteca y la riqueza cultual indígena, lo llevó a publicar su obra más leída y divulgada con 30 ediciones: Visión de los vencidos.

Universitario insigne que se caracterizó por su defensa a las lenguas originarias, falleció el pasado 1 de octubre, razón por la cual, la Universidad Nacional Autónoma de México le rindió un merecido homenaje.

Ahí, Ana Carolina Ibarra, directora del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, expresó que Don Miguel fue un hombre sabio que penetró en planteamientos de gran hondura de los antiguos mexicanos; él comprendió la fugacidad de cuanto existe y la posibilidad de decir palabras verdaderas.

Curioso e inquieto

“Los cantos y poemas de la poesía náhuatl le abrieron el ancho camino para comprender la significación de la vida y sus misterios; su inquietud temprana lo llevó a indagar sobre el tiempo, sobre lo que cambia y lo que permanece; la esencia de la historia”.

De esa inquietud nació su tesis doctoral, su primera gran obra La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes, editada en 1956 y traducida a múltiples idiomas. Es una obra que ha merecido 11 ediciones.

En la Sala Nezahualcóyotl de la UNAM, Eduardo Matos Moctezuma, doctor Honoris Causa por la UNAM, refirió que a través de los libros de León Portilla, fue posible conocer cómo los prehispánicos tenían su propia manera de concebir un universo en constante movimiento, expresado por medio de sus mitos y cantos ancestrales, analizados con pasión para llegar a las profundidades de los mismos.

Preservar las lenguas indígenas, gran prioridad

Como protector de las lenguas indígenas, supo darles voz a quienes les había sido arrebatada; la voz del indígena que sufrió en carne propia la conquista y que pudo expresar su dolor de ver cómo le quitaban sus viejos dioses y les imponían dioses ajenos.

“Las palabras de Miguel están escritas en el libro de la historia. Los grandes hombres nunca mueren, perduran en el tiempo a través de sus obras y Miguel fue uno de ellos”.

Don Miguel no se conformó con dominar el espléndido arte de saber contemplar; lo habitó también la pasión por compartir, por mostrar y demostrar; por hacer visibles diversos matices del polifacético prisma mesoamericano, muchos de los cuales habían quedado eclipsados y soterrados, sostuvo Mario Humberto Ruz Sosa, director del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM.

Fue un hombre lo suficientemente sabio y humano que en su último libro, “Erótica Náhuatl”, se permitió exhibir, con buen gusto pero sin tapujos, las desnudeces de hombres y mujeres, auténtica epifanía del otro y su totalidad corpórea. En esa misma obra, Miguel León-Portilla nos permite entrever el interior, no de la caja de pandora, sino del arcón de Afrodita, o mejor dicho de sus contrapartes, pues en el universo nahua ese arcón tiene dos compartimentos.

Leal a la palabra

Vicente Quirarte Castañeda, miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM e investigador del Instituto de Investigaciones Bibliográficas, señaló que el homenajeado era un hombre de palabra, la defendió, la honró, la enalteció y ahora la deja como brasa ardiente en nuestras manos.

Fue, sin duda, un hombre cabal e íntegro, una leyenda viviente; él nunca envejeció, como él mismo afirmaba, tenía juventud acumulada y por ello, fue un privilegio disfrutar muchos años de su generosidad y enseñanza. Su constante energía y ánimo creativo quedan demostrados en los proyectos que diariamente imaginaba y que llevó a cabo en su cubículo o en su eterna mesa de trabajo.

“El maestro Miguel fue siempre un inconforme. Su voz se levantó en todo momento para denunciar o defender, por eso nos hace falta su autoridad moral y tenemos la obligación de continuar su herencia”.

De igual modo, Mercedes de la Garza Camino, investigadora del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, dijo que la vasta obra de León-Portilla que lo ha situado entre los grandes pensadores mexicanos, ha dado a conocer las concepciones del mundo y de la vida de los antiguos nahuas.

Estudios históricos relevantes

Sus reflexiones acerca de los dioses, del origen del cosmos, de la finalidad de la vida humana que sin duda merecen ser calificados como filosóficas aunque se hayan expresado en lenguaje simbólico.

León-Portilla dio en México el gran paso para el rescate y la dignificación del pensamiento indígena a través de sus propios textos, como una de las obras creadoras más importantes del mundo antiguo. Así, gracias a su amorosa postura se rompió un duro eurocentrismo que consideraba que no había más filosofía, más religiosidad ni más arte que los de la cultura occidental, señaló.

El país ha perdido a uno de sus mejores hombres, y la UNAM a uno de sus más ilustres hijos. Don Miguel fue un hombre entrañable y generoso con sus saberes, fue un humanista multifacético y un académico ejemplar dotado de un inigualable espíritu inquisitivo sumado a una portentosa memoria, capaz de replicar minucias y detalles que decoraban su sin igual capacidad narrativa, indicó Enrique Graue Wiechers, rector de la UNAM.

Gracias a su espléndido legado,dijo, Miguel León-Portilla nos deja su constante presencia; permanece ese universitario maestro de muchas generaciones y otras más que se mantendrán leyendo sus grandes obras, susurrando la verdad de nuestra cultura.