Mapa de México-Tenochtitlan en el nuevo libro de Miguel León-Portilla

Cada vez que don Miguel León-Portilla presenta un libro, podría pensarse que es el último. Son tantas sus obras y tantos los títulos de su autoría, que parece que los temas se han agotado.

Sin embargo, el investigador emérito del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, es incansable, siempre encuentra algo sobre qué escribir, con qué sorprendernos.

Y esta ocasión no fue la excepción. Un mapa de México-Tenochtitlan hecho hacia 1550, apenas a treinta años de la Conquista, es el tema de este libro fascinante que realizó en coautoría con la doctora Carmen Aguilera, investigadora del mismo instituto.

Conocido como el Mapa de Uppsala y elaborado muy probablemente en el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco por un tlacuilo mestizo o por un indígena recientemente aculturado, el mapa entreteje rasgos indígenas y renacentistas, mencionó el doctor León Portilla al presentar el libro Mapa de México-Tenochtitlan y sus contornos hacia 1550.

¿Qué significado tiene este mapa? El espacio y el tiempo son dos coordenadas indispensables para quienes desean conocer la realidad. El tiempo, insistió, le ha permitido captar la sucesión de los hechos y en este sentido, los mapas son el reflejo de lo real. Ninguna ciudad de América tiene un relato de mediados del siglo XVI ni una cartografía como la de México, refirió.

Para Baltazar Brito Guadarrama, doctor en estudios mesoamericanos por la UNAM, las técnicas para elaborar los mapas han cambiado. En nuestra era, la tecnología satelital ha sido la más recurrente para crear con facilidad milimétrica e incluso tridimensional, cientos de mapas que son descargados y consultados por millones de internautas a través de diversas plataformas informáticas.

• Este libro, es fundamental para la comprensión de la geografía temprana del siglo XVI, en virtud de que al analizar el mapa es posible ubicar a los poblados en sus asentamientos originales, justo antes de la política de congregaciones promovida por los españoles.

El especialista en códices, historia novohispana y bibliografía de México señaló además que antes de la era digital, la fotografía análoga auxilió exitosamente todos los procesos mediante retratos panorámicos o la implementación de tomas aéreas que capturaban cuadrante por cuadrante la superficie terrestre.

• El mapa México-Tenochtitlan del que aquí se habla, fue manufacturado en algún tipo de piel de animal cuyas características pictóricas se asemejan más a una pintura paisajista-renacentista que a un códice mesoamericano.

De acuerdo con Salvador Reyes Equihua, integrante del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM, la obra tiende a uno de los temas que desde siempre han apasionado a su autor: la representación del espacio como expresión cultural.

Así pues, la cartografía ocupa un lugar especial entre sus inquietudes intelectuales. En ese sentido, la cartografía es testigo del desenvolvimiento del hombre en el mundo.

Los autores, abundó, sugieren las características diagnósticas de la cartografía nativa, mismas que servirán para demostrar la filiación náhuatl del mapa objeto de estudio.

Gerardo Hernández Medina dijo que el libro representa un análisis histórico cuyo mapa se convertirá en uno de los principales objetos de estudio en historia, geografía, y otras áreas del conocimiento.

Sin duda, esta edición cumple con el interés de Miguel León Portilla de dar a conocer a los lectores de México y el mundo este importante documento cartográfico como fuente histórica para su estudio y deleite que conducirá, a partir de ahora, a nuevas investigaciones, concluyó.

Las numerosas ilustraciones que acompañan el libro incluyen otros mapas famosos de la época y detalles ampliados de nuestro mapa, o reproducen esquemas de los glifos que nos permiten apreciar con claridad todos sus elementos: flora, fauna, arquitectura, orografía, hidrografía, sociedad, costumbres, entre otros.  Esta edición incluye una reproducción facsimilar desplegable del mapa que se conserva en Uppsala, del tamaño y colorido originales.