25-11-2021
Por María Luisa Santillán, Ciencia UNAM-DGDC
El 25 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Durante esta celebración se busca prevenir y eliminar las violencias contra las mujeres y las niñas en todo el mundo, en el ámbito sexual, el acoso, el abuso sexual, la violencia física, el feminicidio, el maltrato psicológico, la trata de personas, la mutilación genital y el matrimonio infantil, entre otros aspectos.
Eliminar las violencias contra la mujer en el campo de la ciencia y la tecnología es una tarea pendiente para la cual son necesarias políticas que impulsen una perspectiva de género que permita, de principio, la inclusión de un mayor número de mujeres en dicho sector.
La doctora Antígona Segura Peralta, del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, destaca que es necesario introducir esta perspectiva de género porque “se trata sobre todo de pensar cómo hacemos ciencia, porque muchas veces podemos decir es que las ecuaciones no tienen género, pero nos olvidamos que la ciencia no solamente es lo que producimos, sino también la forma en cómo lo producimos”.
De esta manera, al producir ciencia se vive todo un proceso que permite generar un conocimiento, pero también en dicho trayecto se dan distintas interacciones humanas, cada una con una visión del mundo diferente, la cual influye en la forma en que se interactúa con otros y se organiza el trabajo.
Por lo tanto, dijo, es importante cómo influyen las ideas que tenemos imbuidas socialmente acerca de quién debe hacer qué cosa en un laboratorio y cómo nos relacionamos en el trabajo. “Cuando uno se da cuenta de eso es cuando, en principio, debemos hacerlo consciente y después empezar a trabajar en esos sesgos para generar espacios en donde las personas se puedan sentir cómodas trabajando”.
El número de mujeres que ingresan a una carrera relacionada con ciencia, tecnología, ingeniería o matemáticas es mucho menor que el de los hombres. La Coordinación de Género de la UNAM destaca que en la maestría y el doctorado en Física la proporción es de alrededor de 10 a 11% para ellas, mientras que para ellos es de casi 90%. Casi lo mismo ocurre con la maestría y el doctorado en Ciencias Matemáticas.
Pero ¿es que las mujeres no se interesan en la ciencia, no hay políticas públicas que impulsen estas carreras en ellas o es que hay factores que no permiten que ellas sí ingresen a estudiar algunas de estas especialidades?
La doctora Segura Peralta, especialista en habitabilidad planetaria, destaca que tanto las niñas como los niños sí están interesados en la ciencia, sin embargo, ellas tienen que sortear mayores problemas cuando ya ingresan a una licenciatura, la maestría o el doctorado.
Destaca que aunque 20% de mujeres ingresan a la licenciatura de Física en la UNAM, los comentarios que ellas pueden recibir a lo largo de esta son diferentes a los de ellos.
Así, en su cotidianidad ellas deben enfrentarse a frases como “te hizo la tarea tu novio”, “voy a poner problemas fáciles para que las mujeres puedan hacerlos”, “qué bonita eres, me encanta tenerte en mi clase”, “si te casas vas a querer atender a tu marido”, además de distintas situaciones de acoso que influyen en la forma de vivir la licenciatura y las preocupaciones que tienen las estudiantes al acudir a las aulas.
“Por supuesto que cuando terminas la licenciatura ese 20% que entró ya está diezmado. Hay una cantidad de personas que van a salir de la carrera, lo sabemos, pero quiénes lo hacen más y por qué. Entonces, uno va sorteando cosas y personas e incidentes que no tienes por qué aguantar, porque además ellos no lo aguantan, ellos no lo viven así. Llegas a la maestría y la misma historia”, destaca.
Para la investigadora, incorporar la perspectiva de género en el ámbito de la ciencia y la tecnología también tiene que ver con identificar cuáles son las condiciones que viven los estudiantes, es decir, si viven lejos o cerca de la universidad, si tienen asegurado techo y comida, ya que para ella cada una de estas condiciones les permitirán o impedirán un buen desempeño en su labor científica.
“No toda la gente es igual, porque no tienen condiciones iguales. Entonces, tratarlos a todos igual es, de hecho, ponerlos en desventaja. Por lo tanto, la perspectiva de género tiene que ver con darnos cuenta justo que dentro de la sociedad no somos iguales y que hacernos ciegos a estas condiciones nos lleva a cometer muchas injusticias y a generar ambientes que no son propicios para todas esas personas que tienen desventajas allá afuera; aquí por lo menos les emparejamos tantito el piso”, puntualiza.
Dentro de esta labor cotidiana que se ha ido construyendo en el desarrollo de la ciencia y la tecnología, hay una generación de mujeres que sobrevivieron en esos ambientes masculinizados y que difícilmente se dan cuenta que las prácticas a las que tuvieron que someterse para sobrevivir eran misóginas, explica la doctora Segura Peralta, quien en 2017 recibió el Reconocimiento “Sor Juana Inés de la Cruz” que otorga la UNAM.
“Fue algo que yo también hice cuando estaba en la licenciatura. Era decir: ‘voy a tratar al resto de las mujeres como mis compañeros las tratan’ y, claro, te ayuda a sobrevivir, porque sí te ayuda, porque te hacen creer que eres uno de ellos, pero a la hora de la hora, a la hora de la promoción, a la hora de votar por ti, no lo van a hacer, porque al final de cuentas no eres uno de ellos”.
Por lo tanto, dijo, estas estrategias de sobrevivencia que se han generado dentro de estos espacios masculinizados llevan también a cometer muchas injusticias, por lo que es importante la perspectiva de género, para saber (y así evitar) las circunstancias que contribuyen a generar un ambiente en el que las mujeres no se sienten bienvenidas.
Una forma de disminuir la desigualdad e inequidad en el desarrollo cotidiano de la ciencia y la tecnología es a través de impulsar políticas institucionales que incluyan la perspectiva de género y que sean aplicables a todos, desde directivos hasta estudiantes.
“Cuando un estudiante no denuncia porque tiene miedo a las represalias, la culpa es nuestra, de la comunidad, porque la comunidad no le dijo ‘nosotros te vamos a apoyar hasta las últimas consecuencias, nos vamos a asegurar de que termines tu doctorado, que consigas trabajo’. Por lo que tenemos que estar pensando en crear espacios seguros a través de las políticas institucionales”, refiere.
Así, privilegiando políticas institucionales que visibilicen las violencias de género y permitan su denuncia y castigo, en la investigación científica se podrá pensar en la disminución de la actual brecha que existe en las condiciones para el desarrollo de hombres y mujeres en este campo.
Para avanzar en la implementación de soluciones estratégicas, la Red de Macrouniversidades de América Latina y el Caribe, a la que pertenece la UNAM, firmó la Declaración Tolerancia Cero hacia la Violencia de Género en las Universidades, con lo que se reitera el compromiso que existe en todas las entidades y dependencias respecto a la prevención y combate de la violencia de género en todas sus formas.
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