11-05-2021
Por Naix’ieli Castillo, Ciencia UNAM-DGDC
Los profesionales de la salud son las personas que más han estado expuestas al contagio de coronavirus en esta pandemia. También han sido quienes mayores medidas sanitarias han tenido que tomar para no contagiar ni ser contagiados y esto les ha ocasionado altos niveles de estrés.
María Cabello es doctora en psiquiatría por la Universidad Autónoma de Madrid. En su trabajo a favor de la salud mental siempre ha puesto un énfasis en la temática de la discapacidad y funcionamiento en trastornos mentales.
Ha participado en diversos proyectos internacionales. Uno de ellos es el proyecto europeo llamado RESPOND en el que colaboran 8 países de ese continente más Australia. Los participantes tratan de entender cómo diferentes políticas o respuestas de los países frente a la COVID-19 han tenido un impacto en la salud mental.
La doctora María Cabello señala varias razones por las que el personal de salud se encuentra vulnerable a padecer problemas de salud mental.
Frecuentemente son personas con una fuerte vocación de ayudar a los demás y en cierta medida se han sentido responsables de frenar esta pandemia; sin embargo, al mismo tiempo sienten temor de ser contagiados, lo que hizo que muchos de ellos se plantearan su vocación.
Por otro lado, tienen preocupación de contagiar a su familia al llegar a su casa tras largas jornadas de trabajo. Además, muchos de ellos han sufrido discriminación o estigma pues se piensa que pueden propagar el virus.
Adicionalmente, algunas de las actividades que estas personas podrían realizar para afrontar los altos niveles de estrés, no las han podido llevar a cabo debido al aislamiento, como hablar cara a cara con un amigo, ir al cine o acudir a un gimnasio.
Otro factor de vulnerabilidad es que “muchas veces estos trabajadores, caen en la tentación de la automedicación para controlar la ansiedad o la depresión”, señala la doctora María Cabello.
Los profesionales con el mayor impacto psicológico son aquellos que en los primeros meses de la pandemia no contaban con información adecuada y con equipo de protección, quienes laboraban en lugares con alta incidencia de la enfermedad, los que pasaban mucho tiempo consultando noticias, aquellos que tenían una historia previa de enfermedades y quienes atendían mayor número de pacientes, algunos de los cuales no sobrevivieron.
Los científicos todavía están estudiando cuál es el impacto de la COVID-19 en la salud mental y muchos de los estudios disponibles encuentran resultados contradictorios, advierte la especialista. Algunos afirman que los sentimientos de soledad y los problemas de salud mental aumentaron respecto a la COVID-19 y otros que no fue así.
La doctora María Cabello comentó que en junio de 2020, investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid llevaron a cabo un estudio para conocer el papel de la soledad en los profesionales de la salud, que incluyó a 1421 profesionales de la salud.
Este trabajo tomó en cuenta variables como si vivían solos o acompañados, si había un historial previo de salud mental, la percepción de riesgo frente a la COVID-19, las medidas de protección en el trabajo, su nivel de formación en enfermedades infecciosas y si experimentaban sentimientos de soledad, entre otros.
- Los sentimientos de soledad empeoran la salud. Hay muchos problemas de salud que se asocian con la soledad como la depresión, el malestar emocional, trastornos cardiacos, Alzheimer o diabetes mellitus. Además este sentimiento empeora el diagnóstico de muchas enfermedades como el alcoholismo, estrés y los trastornos de sueño.
El 54% de los participantes expresó haber sentido soledad al enfrentar la pandemia y manejar a los pacientes de COVID-19. Este porcentaje es muy alto, señala la especialista, si se tiene en cuenta que en la población general los niveles de este sentimiento son del 20% y que solo 14 % de ellos vivían solos, mientras que el 86% dijeron estar viviendo con alguien.
De los médicos, enfermeras y otro personal, el 90% dijo que no sentía que en su trabajo les hubieran proporcionado el material de protección necesario. El 79% por ciento reconoció que consultaban noticias sobre la COVID-19 varias veces al día (esto tiene un impacto negativo en la salud mental). Además, cerca del 40% de ellos ya tenía una consulta previa sobre salud mental.
Otro hallazgo sorprendente del estudio fue que “vivir solo estuvo negativamente relacionado con mayores problemas de salud mental”, es decir, que los profesionales en esta situación estaban mejor o tenían menos problemas de salud mental.
Los investigadores quisieron ahondar más y analizaron la interacción entre esas dos variables y observaron que quienes se sentían solos tenían mayores problemas de este tipo (independientemente de si vivían solos o no) mientras que el grupo con mejor salud mental fueron quienes no se sentían solos y pero que sí vivían solos.
“Nos encontramos que tal vez estas personas que vivían solas no tenían el miedo y el estrés de contagiar a los convivientes y no tenían que manejar ese mayor nivel de estrés familiar que muchos tuvieron que enfrentar durante la pandemia.”
Aunque los avances en la vacunación son alentadores, la recomendación para aquellos profesionales de la salud que experimentan sentimientos limitantes de soledad es seguir ciertas intervenciones.
Algunas que les serán de gran apoyo son el entrenamiento en habilidades sociales, aumento en contactos con familiares y amigos, intervenciones cognitivas para no percibir las relaciones con otros como negativas y evitar que el sentimiento de soledad aparezca, expresó la doctora Cabello durante su participación en el Seminario en Salud Mental y Psiquiatría organizado por la Coordinación de Investigación del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la UNAM.
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