04-11-2020
Por Isabel Pérez S., Ciencia UNAM-DGDC
Con la llegada de la pandemia por coronavirus, y contrario a las predicciones económicas que auguraban un desplome en las remesas de los mexicanos, éstas aumentaron de manera importante.
Así, aunque el mundo se encuentra en medio de una emergencia sanitaria debido a la pandemia por COVID-19, y Estados Unidos es uno de los países con mayor número de contagios y decesos, los migrantes mexicanos no sólo han logrado mantener sus empleos, sino además la cantidad de dinero que enviaron a sus familias en México se incrementó.
En marzo de 2020, se observó un aumento en las remesas en un 35% con respecto a marzo de 2019; se estima que es el mayor incremento desde 1995; es decir, de los 3 mil millones de dólares que se reportaron en marzo del año pasado, este año se registraron 4 mil 044 millones de dólares. Esto es de suma importancia, ya que las remesas forman parte del ingreso de 1.6 millones de hogares mexicanos.
De acuerdo con Daniela Castro Alquicira, académica del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, se calcula que las remesas representan entre el 10 y el 15 por ciento del salario que los mexicanos perciben por su trabajo en Estados Unidos, por lo que las remesas están directamente relacionadas con el comportamiento del mercado laboral de aquel país.
¿Por qué están aumentando las remesas en los últimos meses? Diversos análisis indican que los migrantes están aprovechando el diferencial del tipo de cambio con el fin de enviar un mayor monto de remesas. Con la depreciación del peso mexicano frente al dólar, la cantidad de dinero que envían los migrantes se incrementa.
“Los mexicanos que radican en Estados Unidos, están haciendo un gran esfuerzo por mandar un mayor monto de remesas para aprovechar este diferencial. Otra explicación es que un tercio de los migrantes son documentados, y han tenido la oportunidad de acceder a los programas de apoyo para el desempleo, tanto a nivel estatal como federal, lo que ha garantizado el envío de remesas aún en la pandemia por COVID-19”.
La académica considera que los migrantes, sobre todo los mexicanos, están insertos en actividades que actualmente son esenciales para la economía estadounidense, como la agricultura, las cadenas de suministro de carne de pollo, res y cerdo, así como en las plantas empacadoras y en la industria de la construcción, que es una de las actividades que se abrió más rápidamente a la economía de esa nación.
Respecto a las mujeres, comenta que ellas se encuentran en el sector de los servicios de salud y en el cuidado de las personas adultas mayores en los hogares. En este contexto, se observa que los migrantes han podido conservar sus empleos y con ello, se ha mantenido el nivel de remesas. De hecho, se ha documentado que, tras una pausa en la migración de mexicanos hacia Estados Unidos, el número de intentos de cruzar la frontera estadounidense ha aumentado de manera considerable en los últimos meses.
Lo anterior, tiene que ver con que existe una gran demanda de mano de obra mexicana para que se inserte en las actividades esenciales para la economía del país del norte. Incluso, gobernadores de estados como California, en donde la agricultura tiene un papel esencial, han extendido misivas a los migrantes para evitar su deportación, argumentando la importancia del trabajo de nuestros connacionales, lo que implica, de alguna manera una protección para los mexicanos.
Castro Alquicira destaca que muchos compatriotas viven y laboran en condiciones precarias; la mayoría carece de información sobre el virus y las medidas mínimas que deben existir en su lugar de trabajo y ante esta situación, son muchos los mexicanos y latinoamericanos que se han contagiado de coronavirus.
“Sólo el 16% de los mexicanos puede laborar desde casa, el resto tiene que salir a trabajar exponiéndose al riesgo de contagiarse. Aunado a ello, perciben los salarios más bajos y para ahorrar dinero, alquilan departamentos o casas muy pequeñas en donde tienen que vivir con otros migrantes, es decir, están en completo hacinamiento, lo que resulta riesgoso porque pueden darse fácilmente los contagios”.
Igualmente, muchos de ellos comparten el transporte para trasladarse a sus lugares de trabajo, lo que implica romper con la sana distancia elevándose posiblemente, el número de contagios. Sin embargo, y ante este panorama, no les queda más que aprovechar la oportunidad que tienen en este momento los cerca de 12 millones de migrantes y 35 millones de las segundas y terceras generaciones, es decir los hijos y nietos de esos migrantes, pues su trabajo es esencial para la economía estadounidense.
A decir de la investigadora universitaria, si bien es cierto que los migrantes han podido conservar sus empleos, muchos lo han hecho a un precio muy alto: la salud. “En Washington, por ejemplo, los migrantes mexicanos representan el 10% de la población, pero suman más de 30% de los contagios”. “Muchas familias han perdido integrantes por el COVID 19 y; a algunas ni siquiera se les informa sobre el estado de salud de sus familiares hasta sino hasta que fallecen”.
Remesas en otros países
Daniela Castro dice que el de México fue un caso atípico durante el primer trimestre de este año, pues fue el único que registró un aumento de sus remesas; los demás países latinoamericanos, sobre todo el Caribe, cuya migración a Estados Unidos es considerable, así como los centroamericanos, observaron una contracción en sus remesas.
Sin embargo, en los dos últimos meses se ha registrado un aumento de las remesas que se dirigen a Guatemala, Honduras y El Salvador. Y aunque el Banco Mundial había estimado una contracción del 20% en las remesas a nivel mundial, en los mencionados países centroamericanos y México, esto no ha ocurrido así.
Así, no queda más que valorar el gran esfuerzo de nuestros connacionales que lejos de dejar de trabajar durante la pandemia, están laborando con más ahínco en pro de obtener más recursos para enviar a sus familias, poniendo en riesgo su salud y hasta su vida.
Las perspectivas para las remesas siguen siendo inciertas, como el impacto de COVID-19 en el mundo. En crisis anteriores, como la financiera del año 2008 las remesas primero se incrementaron en 11.41%, comportamiento similar observado en marzo de 2020 tras la propagación global del virus, para después mostrar 17 meses consecutivos de caídas anuales. En el contexto actual se prevé que para finales de 2020 o el primer trimestre de 2021, las remesas regresarán a los niveles normales anteriores a la pandemia.
Ómicron, la cuarta ola del coronavirus en México
Aumento récord de CO2 en mayo, pese a coronavirus
Aumento de abandono escolar y trabajo infantil, consecuencia del coronavirus