20-12-2017
Por Carina Martínez Q., Ciencia UNAM-DGDC
Estamos en la época decembrina: una atmósfera de alegría, amor y unión por todos lados; sin embargo, no todos la viven así, quizá porque padecen el Trastorno Afectivo Estacional (TAE), también conocido como depresión decembrina.
“Es un padecimiento que se presenta en las fechas en donde desciende la luz solar. Se trata de un trastorno con síntomas, signos y un tiempo específico que como cualquier otra enfermedad requiere atención, en este caso, psicológica, psiquiátrica o ambas”, explicó el académico de la Facultad de Psicología de la UNAM, José Luis Díaz Meza.
Aunque las personas que viven en lugares con largas noches de invierno están en mayor riesgo de sufrir de TAE, en México, según datos de la Asociación Psiquiátrica Mexicana,el 3.3 por ciento de la población sufre a lo largo de su vida algún cuadro depresivo. Trastorno que afecta más a la mujer que al hombre.
De acuerdo con el doctor Díaz, existen diversos motivos que desencadenan la depresión decembrina, el principal es la disminución de luz solar captada por el hipotálamo. Al haber menos luminosidad, por una cascada de eventos químicos, disminuyen los niveles de serotonina, sustancia química responsable de mantener en equilibrio nuestro estado de ánimo, así el déficit de serotonina conduce a la depresión.
Otros factores que propician el que un individuo presente depresión en esta época, según el profesor Díaz, tienen que ver con las malas técnicas de confrontación que tiene un sujeto cuando busca solucionar un problema.
Por ejemplo, “en esta época, la mercadotécnica social te indica que debes enlazarte afectivamente con tus familiares o seres queridos, que debes ser feliz, sentirte pleno con cada rubro de tu vida. Cuando el sujeto analiza su vida, percibe que su realidad no es la que representan los medios, en consecuencia se siente abrumado”.
Otras situaciones detonadoras son las numerosas rupturas de relaciones amorosas, así como que el mayor número de decesos sea en esta época del año, hecho que se ha comprobado a través de diversos estudios científicos a nivel mundial.
De igual manera, los factores socioeconómicos se agudizan en esta época, debido al alza en los precios y la exigencia de consumir varios productos para las distintas festividades y a una inadecuada asertividad y técnicas de confrontación, lo cual repercute significativamente en las personas que no tienen el suficiente capital y por ende, poca capacidad de adquisición.
Aspectos como la dieta también incrementan la posibilidad de presentar este trastorno. “Durante esta temporada, las personas tienden a incrementar su masa corporal. Al notar que no bajan rápidamente de peso aunque hagan dieta, entran en un cuadro de ansiedad y de angustia que puede desencadenar el trastorno afectivo estacional”, expresó el doctor Díaz.
El psicólogo Díaz reconoce que en la actualidad el término “depresión” se emplea de manera errónea para hacer referencia a alguien que se encuentra triste, desanimado o melancólico. Sin embargo, la depresión, incluida la depresión decembrina, se trata de una enfermedad, un trastorno clasificado por sus síntomas.
Tres son los principales focos de atención para detectar si sufres esta enfermedad o su variante en época decembrina.
La anhedonia o la pérdida de placer al realizar una actividad que antes te generaba gusto y alegría.
El pensamiento recurrente de la muerte, que no necesariamente es sinónimo de suicidio. “Una persona puede pensar en la muerte de varias formas: una efectivamente es buscarla, la otra es huir de ella y finalmente, burlarnos de ella”, aclaró el académico.
Un síntoma que todavía se encuentra a discusión pero que se ha visto en la clínica muy frecuentemente, según Díaz, es el desprendimiento. “Se trata de un desapego muy notorio; las personas regalan sus objetos favoritos, aquello que en algún tiempo ni siquiera estaban dispuestos a prestar: libros, chamarras, discos, entre otros”.
Agrega que los episodios de depresión estacional suelen estar caracterizados por una notable falta de energía, hipersomnia (sueño en exceso), hiperfagia (mucho deseo de comer), aumento de peso y consumo de hidratos de carbono.
El paciente también puede experimentar cambios en la actividad psicomotora, autoestima y autoconcepto bajo, dificultad para pensar, concentrarse o tomar decisiones.
Los síntomas han de mantenerse la mayor parte del día, casi cada día, durante al menos 2 semanas consecutivas o si se intenta el suicidio, es necesario solicitar apoyo profesional.
“Porque así como tenemos enfermedades que involucran a la memoria, también podemos desarrollar enfermedades que involucran a las emociones”, concluyó el psicólogo.
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