20-11-2023
Por María Luisa Santillán, Ciencia UNAM-DGDC
En el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM se creó en 2018 el Laboratorio de la Felicidad, el cual busca construir una comunidad a partir del buen trato para resaltar los mejores aspectos del comportamiento individual y social.
En él se integran distintas líneas de investigación enfocadas en el estudio de la felicidad y el bienestar humano. Su fin es contribuir a alcanzar las aspiraciones de vivir en organizaciones sociales más equitativas, basadas en la cooperación, la creatividad y la diversidad.
En la actualidad, las integrantes del laboratorio son las doctoras Maribel Ríos Everardo, Erika Rivero Espinosa, María del Rocío Hernández Pozo y Úrsula Oswald Spring, investigadoras del CRIM.
En México, son pocas las instituciones en las que se investiga sistemáticamente aspectos relacionados con la psicología positiva, la felicidad y el bienestar. Además del Laboratorio de la Felicidad del CRIM están el Centro de la Felicidad y Bienestar de la Universidad Autónoma de Yucatán y el Instituto de Ciencias y Bienestar de la Felicidad del Tec de Monterrey.
La felicidad es un estado que nos provoca bienestar y en el que están relacionadas emociones positivas. Cada persona la construye a partir de estar en armonía, experimentar situaciones que le generan placer y que le dan sentido a su vida. Algunas personas pueden relacionarla con el éxito personal o económico; sin embargo, entre las circunstancias que más nos acercan a ella están las relaciones personales, el amor por la familia y la cercanía con nuestros seres queridos, puntualizan las investigadoras.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, “estudios longitudinales han demostrado que la felicidad puede tener efectos positivos en la salud y la longevidad. Aunque son muchos los factores que influyen en los años que vivimos, parece ser que una actitud positiva y un sentido general del bienestar son factores relacionados con la longevidad”.
La doctora Úrsula Oswald Spring expresó que desde hace algunos años el nivel de estrés de las personas ha aumentado y con la pandemia y el encierro esto se agudizó. Las consecuencias son múltiples: enfermedades crónicas o mentales como la depresión e, incluso, en algunos casos, el abandono del trabajo o la escuela. Por lo tanto, mantener un estado de bienestar y felicidad contribuye a la salud tanto física como emocional de las personas.
- Según el Informe Mundial de la Felicidad de 2023, impulsado por la ONU, México es el cuarto país latinoamericano más feliz, y a nivel global ocupa el lugar número 36. Los valores que se miden son: apoyo social, ingresos, salud, libertad, generosidad y ausencia de corrupción.
A nivel académico, estos temas se pueden estudiar e investigar a través de la psicología positiva. Sin embargo, en el mundo sólo se imparten 10 maestrías relacionadas con esta área y están distribuidas en Estados Unidos, Chile, Sudáfrica y Europa. Esto de acuerdo con la Asociación Internacional de Psicología Positiva (IPPA).
La doctora María del Rocío Hernández Pozo comentó que la psicología se había centrado en los estudios científicos relacionados con el malestar, el sufrimiento y las enfermedades mentales, “pero eso sólo es una cara de la vida, hay otra que es el bienestar; éste no es la ausencia de sufrimiento, sino es el florecer”.
La IPPA define la psicología positiva como “el estudio científico de lo que hace que los individuos y las comunidades prosperen. Fundada a finales de la década de 1990, esta rama de la psicología se centra principalmente en las experiencias, fortalezas, virtudes, elecciones, relaciones e instituciones que contribuyen al funcionamiento exitoso y que permiten el florecimiento individual y colectivo en diferentes contextos, países y sociedades”.
Esta disciplina permite enfocar las investigaciones en las fortalezas del ser humano, en sus emociones positivas y en encontrar mejores maneras de convivencia, esto con el fin de establecer relaciones personales, sociales y comunitarias más armónicas.
La idea de crear un Laboratorio de la Felicidad en el CRIM inició cuando las doctoras Ríos Everardo, Rivero Espinosa, Hernández Pozo y Oswald Spring, quienes pertenecen al Seminario de Estudios sobre Equidad y Género, encontraron que varias de sus investigaciones tienen como objetivo común la felicidad y el bienestar subjetivo.
Por ejemplo, la doctora Erika Rivero Espinosa trabaja en aspectos relacionados con la experiencia de la pandemia y los aprendizajes que obtuvieron de ella estudiantes, docentes y padres de familia. Una de sus líneas de investigación se enfoca en conocer qué tanto bienestar experimentaron al regresar a la normalidad, volver a relacionarse con los otros y cómo esto ha influido en su desempeño.
“En el laboratorio partimos de que la convivencia por sí misma es un fin positivo y no necesariamente se trabaja desde la violencia, sino desde la construcción de la convivencia todos los días, así como todos los procesos afectivos, relacionales de bienestar. Vamos a trabajar procesos que construyen cooperación y cuidado”.
Por su parte, la doctora Maribel Ríos Everardo ha trabajado desde hace muchos años en aspectos relacionados con la terapia de reencuentro, cuyo enfoque es el estudio del buen trato y la convivencia a partir de varios niveles: el personal y el relacional (hacia otros). Ha realizado talleres con niños, adolescentes y adultos, así como con docentes y alumnos, enfocados en la cultura de la igualdad de género, el buen trato y el autocuidado. Estas dinámicas también permiten identificar los límites de cada persona y reconocer y autorregular las emociones que pueden conducir a situaciones violentas.
"Nuestra intención en estos talleres es construir formas que les permitan a las personas generar modos de relación diferentes, ir construyendo nuevas maneras de ser, de que tu cuerpo esté feliz. Nosotros sostenemos que en la medida en que tú cambias y tienes formas de bienestar y de buen trato para contigo mismo vas a tener esa relación de mejor trato hacia otros”.
Las investigaciones de la doctora María del Rocío Hernández se han basado en la psicología experimental. A través de distintos métodos mide y evalúa aspectos relacionados con la psicología positiva. Los resultados derivan de cuestionarios para conocer aspectos afines a la felicidad, las emociones, la satisfacción de vida, la carga emocional, el afecto positivo y negativo, y el bienestar.
Los sondeos los realiza a través de plataformas en línea creadas por ella y su grupo de trabajo. También se ha enfocado en el estudio de la sabiduría ancestral y su incorporación en nuestra manera de vivir para alcanzar el estado de bienestar. “La investigación aplicada en psicología positiva y en todas las ciencias que convergen en el estudio de la felicidad y el bienestar subjetivo es muy importante”, explicó la doctora Hernández.
La doctora Úrsula Oswald Spring ha trabajado en aspectos de conciliación de conflictos y paz, así como en temas relacionados con la vulnerabilidad social, el cambio climático y la seguridad humana, de género y ambiental.
“¿Qué hacemos? Tratar integralmente estos procesos y encontrar el sentido de la vida que nos orientan hacia la solidaridad, la cooperación, el cuidado del prójimo o el placer a la naturaleza que se nos olvida, y estimular lo positivo”.
El Laboratorio de la Felicidad del CRIM con sus investigaciones busca sentar las bases para sugerir mejores maneras de convivencia e impulsar el conocimiento de las fortalezas y debilidades del ser humano, generar relaciones más positivas y de buen trato, tener efectos provechosos para la salud y una mejor calidad de vida.
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