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¿A dónde van los residuos de la construcción y la demolición?

Un equipo interdisciplinario generó una propuesta de manejo, lista para su aplicación en México.

31-10-2017

Por Carina Martínez Q., Ciencia UNAM, DGDC

De acuerdo con estimaciones de la Norma Ambiental para el Distrito Federal NADF-007-RNAT-2013, en la capital mexicana se generan diariamente 7,000 toneladas de residuos de la construcción y demolición (RCyD).

Pese a esta cantidad, la Ciudad de México únicamente cuenta con dos sitios oficialmente aprobados para la disposición final y transferencia de estos residuos, situación preocupante que cobra mayor relevancia debido a los edificios y casas caídas durante el sismo del 19 de septiembre.

“Concretos reciclados” es uno de los lugares para este fin. Se encuentra en la delegación Iztapalapa; es una planta privada de reciclado en donde se procesa apenas el 3% de esos residuos generados en la urbe, aunque la planta tiene capacidad de operación de 2,000 toneladas por día, es decir cerca del 30%. Sólo maneja concretos para producir agregados como gravas y arenas.

El otro espacio se localiza en Xochimilco. Se trata de una estación de transferencia, es decir, sólo reciben los desechos para enviarlos a algunos de los 14 sitios autorizados en el Estado de México debido al convenio entre la Secretaría del Medio Ambiente de la CDMX y dicha entidad.

“Puesto que son lugares que se encuentran a gran distancia, provocan mayor costo de transporte, flujo vehicular, contaminación por emisiones al aire y ruido”, afirmó Constantino Gutiérrez, académico de la Facultad de Ingeniería de la UNAM.

Una alternativa de manejo

En busca de reducir costos e impactos ambientales, Gutiérrez, junto con un equipo interdisciplinario conformado por once especialistas de la UNAM, emprendieron una investigación para localizar sitios de disposición final para residuos de la construcción y demolición dentro de la Ciudad de México, aplicando sistemas de información geográfica.


Los principales motivos para realizar este estudio financiado por la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación (SECITI) de la Ciudad de México, fueron la ausencia de una norma para colocar aquellos residuos en sitios que tengan los menores impactos ambientales y, la falta de espacios autorizados para este tipo de desechos dentro de la capital, comentó el también ingeniero civil por la UNAM.

Cabe aclarar que se tomó como caso estudio a la Ciudad de México, pero sobre la marcha han creado una metodología general para localizar sitios de disposición de RCyD, esto es, que pueda aplicarse a todo el país. Además, este grupo propone la creación de Centros Integrales de Residuos de la Construcción (CIREC), espacios que buscan a través de múltiples funciones el mayor aprovechamiento de los residuos, más allá de sólo almacenarlos.

Más residuos por el sismo del 19 de septiembre

Este tipo de desperdicios van más allá del cascajo. “Los residuos de la construcción y demolición son todos aquellos que se generan de esta actividad como concreto, madera, acero, vidrio, plástico, papel, cartón, arenas e incluso, el suelo mismo”, explicó el docente de la Facultad de Ingeniería.

Hasta el pasado 20 de septiembre, el jefe de gobierno de la CDMX, Miguel Ángel Mancera, reportó al menos 38 inmuebles colapsados en la capital y el 22 de septiembre, comentó que contaban con 3 mil 848 reportes de construcciones con algún grado de daño.

Constantino Gutiérrez expresó que ante las miles de toneladas de estos desechos a causa del sismo, las autoridades no han manifestado detenidamente el trato que les darán, quizá porque la urgencia se centró en limpiar las zonas para la libre circulación de vehículos y personas.

Sin embargo, es evidente que “no hay un plan de emergencia de manejo de los residuos de la construcción y demolición. Es algo en lo que se debe trabajar a nivel local y nacional”, reflexionó el investigador.

En las otras entidades afectadas por los sismos del 7 y 19 de septiembre, sucede lo mismo. “Desconocemos qué manejo específico vayan a tener las autoridades con esos residuos. Nosotros como investigadores no tenemos poder de decisión sobre sus actos, pero claro que podemos sugerir qué manejo darle a esos desechos y trabajar para contar con un plan de emergencia”, compartió el también maestro en Ciencias. 

Hasta el momento de publicar este artículo, algunos medios de comunicación reportaron que la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), así como Puebla, Morelos, Estado de México y CDMX, firmaron un convenio para reutilizar los residuos y material de construcción de los edificios que se derrumbaron. Sin dar mayores detalles, se comunicó que estos escombros tendrán que ser canalizados a lugares autorizados para que no contaminen el medio ambiente.

Un sitio propuesto

La investigación de la que forma parte el maestro Gutiérrez, inició oficialmente en julio del 2016, evolucionó y, en la actualidad, entre sus resultados se encuentra la ubicación de tres lugares con las condiciones ideales para su utilización como espacios para los residuos de la construcción y la demolición.

De las tres posibilidades, el que reunió las mejores condiciones es un sitio en la delegación Tláhuac. Entre sus características se encuentran: cercanía a las zonas de mayor actividad en construcción, espacio suficiente para su uso de cinco a diez años y mínimo impacto ambiental.    

“Nosotros ya presentamos los resultados de nuestra propuesta; dependerá de las autoridades si la ponen en marcha”, concluyó el académico.

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