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Contaminación del aire, aún sin control óptimo

Vehículos, principal fuente de contaminación atmosférica en la Zona Metropolitana del Valle de México. Diseño: Bárbara Castrejón.

06-06-2013

Por Sofía Flores Fuentes, DGDC-UNAM



Los vehículos, que incluyen autos, autobuses, camiones, camionetas y motocicletas, son la principal fuente de contaminación atmosférica en la Zona Metropolitana del Valle de México. La exposición al aire contaminado representa un gran riesgo para la salud de los habitantes, afecta los recursos naturales e impacta en las actividades cotidianas.

Desde que se implementaron programas como el Índice Metropolitano de la Calidad del Aire (IMECA) o el Hoy No Circula, la concentración de algunos contaminantes criterio ha disminuido.

Los contaminantes criterio son aquellos catalogados como perjudiciales para la salud. Por ejemplo, del 2000 al 2010, los óxidos de nitrógeno se redujeron un 15%, de acuerdo con el informe anual del 2011 de la Secretaría del Medio Ambiente del Gobierno del Distrito Federal, refirió el doctor Omar Amador Muñoz, del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM.

Sin embargo, el ozono ha presentado otro patrón, pues del 2010 al 2011 aumentó un 8%. “Por lo general, el ozono es un problema con el que siempre tenemos que lidiar; por eso se tienen que crear programas o estrategias para disminuir su concentración”, indicó.

Amador Muñoz señaló que de los días de la semana, los viernes del 2011 presentaron la concentración más alta de todos los contaminantes criterio, excepto el bióxido de azufre, cuyo máximo se observó los jueves; pero el domingo fue el día en el que el ozono aumentó considerablemente.

De hecho, en años anteriores, la Zona Metropolitana del Valle de México ha sido la segunda región del mundo más contaminada de ozono, después de Hong Kong, en China.

La concentración de los contaminantes varía a lo largo del año, informó. De noviembre a febrero, meses fríos y secos, la contaminación alcanza su máximo nivel, mientras que de mayo a octubre, meses de lluvias, se presentan días más limpios.

La lluvia y el viento son depuradores naturales de contaminantes atmosféricos. Sin embargo, el agua tiene una doble función: limpia y forma lluvia ácida. Desafortunadamente, la lluvia ácida se presenta en suelos naturales que tiene la Zona Metropolitana en su región sur”, dijo el especialista en química de aerosoles atmosféricos. Esto daña a la vegetación silvestre, a los cultivos y al suelo.

En la salud humana, la contaminación agrava la proporción de personas enfermas y la probabilidad de muerte debido al aumento de problemas cardiovasculares y respiratorios. Además, las afecciones pueden ir desde dolores de cabeza y mareos hasta problemas reproductivos, retraso en el crecimiento y disminución del coeficiente intelectual en los niños y, sobre todo, el desarrollo de algunos tipos de cánceres.

Monitoreo constante

Resulta difícil y costoso emitir reportes de concentraciones de los contaminantes individuales de manera continua, pues cada uno requiere de un rango óptimo de calidad y el reporte es complicado de entender para la mayoría de la población.  Por tal motivo, el Sistema de Monitoreo Atmosférico del D. F. realiza mediciones y utiliza el IMECA, que facilita la interpretación de los datos.

Con este algoritmo matemático, se toma la concentración actual de un contaminante dado, su límite permitido y se desarrolla la operación. El resultado se puede ubicar en un rango que va del 0 a 50 (buena calidad del aire), 51 a 100 (regular) y más de 100 (mala).

“En el caso del ozono, el límite permitido es de 0.11 partes por millón, igual a 100 IMECAs. Con esto es fácil saber si hay una concentración por arriba de ese límite y tomar las medidas correspondientes, como sugerir a la población que evite hacer ejercicio al aire libre y así reducir el impacto de la contaminación en su salud”.

Sin embargo, existen contaminantes atmosféricos que no están normados y cuyo riesgo es igual o mayor comparados con los que sí lo están.

El grupo de Mutagénesis Ambiental del Centro de Ciencias de la Atmósfera, al que pertenece Amador Muñóz, halló que los hidrocarburos aromáticos policíclicos en las partículas menores a 2.5 micrómetros en el Valle de México tienen propiedades para alterar la información genética de las células y favorecen la formación de cáncer.

“Es por ello que las normas de calidad del aire que relacionan únicamente la masa de las partículas con los efectos en la salud humana, deben ser complementadas con la observación de su composición”.

El especialista refirió que la contaminación del aire se presenta cuando la composición natural de la atmósfera se altera, o bien, cuando uno de sus componentes está en concentraciones que de manera natural no se presenta.

Ante esta problemática, consideró que el control y la minimización de las emisiones, el uso de tecnologías limpias y de combustibles alternativos al petróleo, y la educación de la sociedad hacia una cultura ambiental sustentable, ayudarán a mantener una adecuada calidad del aire, que a su vez incrementará la calidad de vida de la población.

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