29-04-2016
Por Isabel Pérez S., DGDC-UNAM
Paciente y despreocupado, Alfredo López Austin nos espera para conversar. A pesar de tener mil pendientes y clases por preparar, se le ve de buen ánimo y dispuesto a platicar largo tiempo.
La lluvia nos sorprendió el día de nuestra cita, así que ataviado con una chamarra abrigadora, comenzó la charla.
¿Por qué se decidió por el estudio de la historia y cómo fueron sus inicios en esta área?
“Todo comenzó con una oportunidad académica que me brindaron y ello me cambió totalmente la vida, pues me permitió convertirme en profesor e investigador, relata. En un inicio, prosigue, estudié la carrera de derecho y trabajé en esta profesión durante tres años. Posteriormente, me ofrecieron una plaza académica en el Instituto de Investigaciones Históricas de esta casa de estudios donde fui muy bien recibido.”
“Cuando ingresé al Instituto, no tenía estudios formales en Historia, ya que mi título era de abogado; sin embargo, me aceptaron sin objeción alguna. Esto es algo que agradezco mucho porque en la actualidad, tal cosa hubiera sido algo imposible”, comparte.
Alfredo López Austin, originario de Ciudad Juárez, Chihuahua, es uno de los más connotados estudiosos del México precolombino; experto en cosmovisión mesoamericana y en los pueblos indígenas de este país.
Es investigador emérito del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM y profesor de Cosmovisión Mesoamericana en la Facultad de Filosofía y Letras de la misma Universidad.
Sus investigaciones más conocidas son las de la antigua concepción del cuerpo humano y de las distintas almas que lo componen; las de la naturaleza del mito mesoamericano; las de la creación del mundo, y las de la geometría y el funcionamiento cósmicos. En sus trabajos refleja su interés por entender la cultura mesoamericana desde la propia visión indígena.
Al llegar al Instituto de Investigaciones Históricas, sus primeros trabajos abordaron la vida antigua encaminada a la cosmovisión incluyendo la religión y el mito, tema que desde hace muchos años y hasta la fecha continúa desarrollando en el Instituto de Investigaciones Antropológicas.
Según sus propias palabras, no existe una distinción muy precisa entre la antropología y la Historia de México, ya que nuestra historia arranca con la llegada de los primeros humanos a este territorio.
La historia contemporánea de México, agrega el investigador, nos revela que somos un país mosaico; no hay una unidad cultural pues estamos viviendo una confluencia de distintas culturas que no cuentan con una posibilidad de diálogo que les permita a todas desarrollarse en el país que todas han construido.
En nuestro país, existen muchas y muy diversas formas de pensar y que, además, son arraigadas; son perspectivas de pensamiento muy antiguas pero también hay muchas otras formas novedosas, pues no debemos olvidar que México se ha formado en gran parte con personas de reciente arraigo, expresó.
López Austin espera dedicar sus futuras actividades a la investigación de temas que se ha visto forzado a relegar por atender otros compromisos. Sus proyectos son ahora concentrarse en la investigación y en la docencia, abandonando otras actividades que a su juicio son secundarias.
Los miércoles, entre otras cosas, los dedica a impartir la materia de cosmovisión en el Instituto de Investigaciones Antropológicas, actividad que lo tiene muy contento y lo llena de vitalidad, ya que, dice, se retroalimenta de las reflexiones y comentarios de quienes llama sus colegas.
“En todos mis años de investigación, lo que me ha resultado más interesante es constatar cómo todos los sistemas forman parte de la cosmovisión: el jurídico, religioso, mágico, mítico, ritual, entre otros, y que todos pertenecen a un sistema holístico, a un macrosistema”.
Para finalizar, adelanta su deseo de adentrarse más al estudio iconográfico como una forma más de estudiar la cosmovisión y, aunque ya ha realizado trabajos sobre la iconografía, se ha proyectado profundizar en este tema en el futuro.
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