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Especial México 500. La fuerza indígena en la caída de Tenochtitlan

Alianzas entre indígenas y españoles llevaron a la destrucción de la ciudad mexica hace 500 años.

03-08-2021

Por Claudia Juárez, Ciencia UNAM-DGDC

“Los españoles conquistaron a los pueblos indígenas”. “Los mexicas creyeron que Hernán Cortés era un dios y se rindieron ante él”.  “Los tlaxcaltecas y Malintzin fueron traidores”.

 Si crees alguna de estas afirmaciones, necesitas actualizar tu conocimiento sobre la historia.

“No podemos continuar esta idea clásica de que un pequeño grupo de españoles con alta tecnología conquistaron a los mexicas (aztecas). Esa es una lectura que es insostenible. Hace más de 30 años que sabemos que el éxito de Hernán Cortés es debido a la fuerza indígena, a los aliados de Cempoala, de Tlaxcala, de Tetzcoco que van a ser parte de su ejército”.

La doctora Clementina Battcock, investigadora de la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia INAH), nos presenta una versión de la conquista poco difundida entre los mexicanos modernos, pero presente en fuentes documentales y arqueológicas.

  • “El fin del poder mexica en agosto de 1521 deviene de las tensiones previas, antes de la llegada de Cortés, entre los grupos que habitaban en el Altiplano central.”

Mismas que Cortés aprovechó en sus planes de conquista. “En su encuentro con el cacique gordo de Cempoala, él se va a enterar, obviamente en este juego de traducciones a través de Malintzin, de las presiones de México-Tenochtitlan en “búsqueda” de exigencia de “tributo” que eran cada vez más excesivas, no solamente en el sureste.”

Cempoala era un centro totonaca, en lo que hoy es Veracruz, y el cacique gordo, como los cronistas hispánicos le llamaban, era su gobernante. Fue el primer aliado de Cortés y quien le entregó a Malintzin, gran conocedora del mundo mesoamericano y hablante de varias lenguas. Su llegada a este sitio en julio de 1519 resultó estratégica.

El avance hacia la gran Tenochtitlan

En entrevista para Ciencia UNAM, en el marco de la conmemoración de los 500 años de la caída de México-Tenochtitlan, la historiadora destaca la existencia de la excan tlatoloyan o triple alianza, una tradición política de equilibro de fuerzas, de alianzas entre los centros nahuas que dirigían y disponían de los recursos en la Cuenca de México.

En tiempos del paso de Hernán Cortés por tierras mesoamericanas estaba formada por Tetzcoco, Tlacopan (hoy Tacuba) y Tenochtitlan, esta última líder de la triple alianza, cuyo interés era la búsqueda de “tributos”, de bienes, no tanto el control del territorio.


“Esto lo podemos ver en la Matrícula de Tributos que Antonio de Mendoza solicitó cuando asume como primer virrey de la Nueva España. Lo que nos está faltando y estamos tratando de reconstruir parcialmente, porque el corpus documental no da toda la información, es qué bienes recibían Tlacopan y Tetzcoco.”

Gracias al trabajo de los mesoamericanistas Víctor Castillo Farreras y Alfredo López Austin, sabemos que las provincias entregaban a Tenochtitlan mantas, cacao, hilos, plumería, entre muchos otros bienes.  

Mientras avanzaba hacia los señoríos tlaxcaltecas, Cortés percibió el ambiente de presiones económicas y políticas en la región.

“Él llega en un momento de grandes competencias por diferentes centros para acomodarse. Además, en ese tiempo Motecuhzoma Xocoyotzin gobierna Tenochtitlan, un tlatoani que no tendría las características de los anteriores donde el ser guerrero era el arquetipo a seguir.”

  • La estrategia del conquistador fue crear alianzas con Cempoala, Tlaxcala, Tetzcoco y otros centros; esta fuerza indígena le permitió seguir hacia Tenochtitlan. Eso será su éxito militar.

Cortés se legitimó como el capitán general en el cabildo de la Antigua en Veracruz, esto le permitió establecer las alianzas políticas, no solo matrimoniales, y el compromiso de cumplir con diferentes privilegios para quienes se unieran a su ejército.

“Evidencia de ellos los tenemos para los tlaxcaltecas; ellos van a exigir los beneficios de parte de la Corona por haber sido parte activa de la caída de México-Tenochtitlan. Para Tetzcoco los vemos en los formatos de esa época llamados méritos y servicios, donde por escrito expresaban que habían sido parte de la conquista y que la Corona se había comprometido a otorgarles ciertos beneficios.”

Esta práctica fue común en los siglos XVI y XVII, no solo en territorio mexicano sino en todo el continente americano. Recordemos que la caída de México-Tenochtitlan fue el inicio de una serie de conquistas hacia el norte de nuestro país, hacia Centro y Sudamérica, particularmente Perú.

La llegada a Tenochtitlan

Los relatos acerca de la impresión de Cortés y su ejército a su llegada a Tenochtitlan en noviembre de 1519 revelan un gran asombro por aquella hermosa ciudad, con sus lagos, su gente, sus calles, sus colores. El ojo europeo la comparó con Venecia.

“En ese tiempo, la megalópolis donde actualmente vivimos era una cuenca compuesta por cinco lagos y México-Tenochtitlan junto con México-Tlatelolco eran dos islotes.”


Ambas ciudades fueron  descritas como gemelas.  “Las dos étnicamente son mexicas, pero el grupo de cada una va a tener una historia muy diferente tanto en su fundación como en el linaje que les permite legitimarse. La población de una será mexica-tenochca y de la otra mexica-tlatelolca”, aclara la doctora Battcock.

A pesar de viejas confrontaciones, en el momento de la guerra contra el ejército indio-español de Cortés las dos ciudades permanecieron aliadas.

“Recordemos que los últimos episodios terribles de la historia ocurren precisamente en Tlatelolco; Tenochtitlan ya había sido vencida y quien asume la responsabilidad de la resistencia es Cuauhtémoc, que no es mexica-tenocha sino mexica-tlatelolca.”

La especialista en fuentes documentales del siglo XVI y XVII considera que la caída de los mexicas, “o lo que nosotros entendemos como los últimos hechos, fue resultado de una serie de problemas que la ciudad estuvo resistiendo por lo menos durante dos años.”

La desaparición de Motecuhzoma, la devastadora epidemia de viruela y la muerte de Cuitláhuac por la enfermedad a tan solo 80 días de haber sumido la resistencia mexica; él dirigió la derrota de Cortés y su gente en la noche triste.

“Pensemos que es una población débil que está pasando hambre; la epidemia tocó no solamente en lo físico sino en lo mental y en lo cosmogónico a estas poblaciones; las obras hidráulicas no se podían mantener, había carencia de agua.”  

La captura de Cuauhtémoc el 13 de agosto de 1521 fue el final.

Tanto los hispanos como los indígenas contaron su versión de esta conquista. El lienzo de Tlaxcala es la narración tlaxcalteca de la guerra, donde ellos son los protagonistas porque están con Cortés y su gente lado a lado.

Otra voz es Fernando de Alba Ixtlilxóchitl, un castizo del siglo XVII. En su crónica sobresalen los teztcocanos y Cortés pasa a segundo plano, pues ellos lo guiaron para llevar a cabo la avanzada y continuar tras la derrota de la noche triste. Tetzcoco aparece como el gran conquistador de México-Tenochtitlan.

Después de la caída

“La historia a partir de 1521 yo lo he llamado el cierre de un ciclo, el del Posclásico tardío (1450-1521 d.C.), el del poder tenochca en la Cuenca de México y el comienzo de un nuevo orden novohispano”, señala Clementina Battcock, profesora en el Colegio de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

Cortés se instaló en el sur, en Coyoacán, pero es requerido en la Península Ibérica para dar respuesta a una serie de situaciones que la monarquía considera peligrosas, por ejemplo, que él asuma el poder y reemplace a la Corona. Va a llegar un virrey a instaurar el orden, ya que los conquistadores quieren posicionarse en las mejores tierras.

“Tras la caída de Tenochtitlan y la destrucción del Templo mayor, la instrucción fue fundar en ese perímetro una nueva ciudad a la manera hispánica, con un cabildo y una catedral.  Creíamos que las construcciones mexicas estaban perdidas”, recuerda la investigadora y colaboradora de Noticonquista.

Pero no fue así. Las excavaciones arqueológicas en años recientes dejaron ver que muchos basamentos, el juego de pelota, templos y otras obras aún permanecen debajo de la actual Ciudad de México.


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