24-01-2014
Por Naix’ieli Castillo García, DGDC-UNAM
Los estudios más recientes sobre ecología y evolución consideran que las interacciones entre los organismos son fundamentales para el funcionamiento de los ecosistemas, para la calidad de los servicios ambientales que prestan y para los intentos de preservarlos. Investigar las especies y los hábitats aislados ya no es suficiente. La toma de decisiones sobre ecología y medio ambiente debe considerar que se trata de problemas dinámicos.
Con el fin de dar a conocer las investigaciones más recientes sobre el tema, la UNAM y el Fondo de Cultura Económica editaron el libro Ecología y Evolución de las Interacciones Bióticas, coordinado por Ek del Val de Gortari, investigadora del Centro de Investigaciones en Ecosistemas, campus Morelia, y Karina Boege, especialista del Instituto de Ecología, ambos de la UNAM.
La obra tiene la finalidad de proporcionar a los estudiantes de biología latinoamericanos un texto actualizado y en su idioma, además de dar a conocer las investigaciones mexicanas sobre el campo.
Ek del Val de Gortari señaló, durante la presentación, que una de las principales motivaciones para escribir el libro fue la ausencia de bibliografía en español que abordara el tema de la ecología y evolución de las interacciones entre los organismos.
Irene Pisanti Baruch, profesora de la Facultad de Ciencias y especialista en ecología de poblaciones, quien comentó el libro, dijo que a partir de El Origen de las Especies de Darwin la naturaleza dejó de verse como algo ordenado y previsible, en donde el papel de las ciencias de la vida simplemente consistía en describir.
En cambio, el libro recién editado es un gran homenaje al desorden que hay en los ecosistemas y está en consonancia con la idea de que el mundo natural es complejo y dinámico, con múltiples interacciones entre los seres vivos, desde el mutualismo hasta la competencia más encarnizada.
Entre los temas que se abordan en Ecología y Evolución de las Interacciones Bióticas está el herviborismo que está entre la depredación y el mutualismo donde se documenta de modo magistral diferentes formas de “comer ensalada y ser ensalada”.
A pesar de que las plantas se protegen de los herbívoros con hojas duras, espinas, sustancias tóxicas o liberación de compuestos que atraen depredadores de herbívoros, estos continúan devorándolas.
Los biólogos plantean en la obra la crisis de polinizadores que se vive actualmente. Se reflexiona sobre el escenario en el que una sola especie, Homo sapiens, deteriorando el medio ambiente ha dado al traste con todo un proceso complejo de la naturaleza.
En la obra se cuestiona el principio aceptado del polinizador más efectivo y detalla que las características florales reflejan adaptaciones a grupos específicos de polinizadores. Esto es una evidencia de que la mayoría de las especies de plantas son polinizadas por un tipo particular de polinizadores.
Se aborda la dispersión de semillas. Los autores señalan que la frontera entre los dispersores mutualistas y los depredadores antagonistas es difusa y oscilatoria y depende del contexto, del tiempo y del espacio.
La ecología de los hongos es poco conocida. El libro hace un llamado a aumentar los estudios sobre estos organismos que son, junto con los insectos, los parásitos más dañinos de las plantas y a la vez los mutualistas más importantes, que pueden incluso, determinar el éxito de una campaña de reforestación.
Las coordinadoras del trabajo, Ek del Val de Gortari y Karina Boege, reconocieron que estudiar las interacciones entre los organismos como sistemas complejos es difícil, pero impostergable. Por ello ya piensan en una segunda edición o un segundo volumen que les permita incluir las numerosas investigaciones que por cuestiones de espacio quedaron fuera de este volumen.
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