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Dotar de agua potable a toda la población es posible: María Luisa Torregrosa

María Luisa Torregrosa Armentia, al frente del reto Agua.

28-01-2013

Por Aline Juárez Nieto, DGDC-UNAM



El agua es un indicador tangible de la desigualdad que enfrenta nuestro país. Su disponibilidad no se relaciona únicamente con la cantidad con la que se cuenta, sino en cómo se distribuye y quiénes tienen acceso al recurso.

María Luisa Torregrosa Armentia, coordinadora de la Red de Agua de la Academia Mexicana de Ciencias, explicó que “en México no todos la reciben, algunas poblaciones sólo tienen acceso de manera esporádica, con mala calidad y a muy alto costo.”

Por ejemplo, en el sureste, donde existe mayor precipitación, paradójicamente, es el sitio donde existe menor disponibilidad y acceso al líquido vital para consumo humano. La población tiene que caminar kilómetros para acceder al agua y la calidad de ésta es deficiente.

Recalcó que pese a los esfuerzos realizados a nivel nacional e internacional y el dinero invertido en las Metas del Milenio: alcanzar para el 2015, por lo menos el 50% de la cobertura de los que todavía no tienen acceso al servicio en el mundo, éste es aún un logro no obtenido.

La socióloga, académica e investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, es la responsable de coordinar el tema Agua del proyecto Agenda Ciudadana de Ciencia Tecnología e Innovación que tiene como reto: Asegurar el abasto de agua potable para toda la población hacia el año 2030.

Torregrosa Armentia señaló que en cifras nuestro país cuenta con una cobertura significativa: el 90 por ciento.  “El acceso urbano y rural se calcula entre el 94 y el 87%, respectivamente; sin embargo, al hacer una evaluación llegamos a la conclusión de que los sistemas de agua son deficientes y la pérdida que hay en las redes es impresionante, pues se desaprovecha entre el 30 y el 80% del volumen total. Esto reduce la cobertura que indican las cifras.”

Conocer el ciclo hidrológico

Es necesario contar con datos confiables sobre el ciclo hidrológico, la capacidad de los suelos para absorberla y retenerla, su contaminación y la manera cómo se distribuye para abordar esta problemática.

“Debemos contar con sistemas de información diseñados para conocer el ciclo hidrológico en su totalidad. Esto es importante porque la disponibilidad de agua varía de región a región y aunque podemos medir las precipitaciones y las aguas superficiales, enfrentamos la sobreexplotación de las aguas subterráneas.

“Para poder acceder a este servicio es indispensable tomar en cuenta que lo mismo que consumimos debemos regresarlo, en calidad y cantidad, para ser reincorporado a dicho ciclo.”

Por ello, recalcó la especialista,  uno de los puntos más importantes, y en el que la comunidad científica puede contribuir, es el diseño de sistemas de registro del ciclo hidrológico en México. “Aunque tenemos estaciones de monitoreo en el país, éstas no registran el ciclo en su totalidad.”

En el ciclo hidrológico se deben considerar la precipitación, las condiciones climatológicas, la absorción, calidad de suelos y el almacenamiento del agua subterránea, agregó Torregrosa Armentia. 

“Los datos obtenidos no deben utilizarse sólo como registro sino como elementos de planeación, desarrollo y diseño de estrategias de abasto y dotación del servicio para la población y el sector industrial y agrícola.”

Además, debemos lograr una concepción ecosistémica del agua, en la que se tome en cuenta la producción y reproducción del líquido vital, expuso.

Agricultura, el mayor consumidor

El principal consumidor del agua en el país es la agricultura. Sin embargo, el problema no es la cantidad de agua que tenemos, pues existe suficiente para abastecer nuestras necesidades, la problemática radica en cómo la usamos, distribuimos, consumimos, y cómo definimos responsabilidades de la misma, subrayó la coordinadora María Luisa Torregrosa.

“Es responsabilidad de cada ciudadano cuidarla, mantenerla, pagar por ella y aportar nuestro conocimiento para mejorar el servicio y su calidad. Resulta indispensable diseñar estrategias que vayan orientadas a la valoración y conocimiento de las múltiples fases de dicho recurso.”

Tanto para la agricultura como para la industria existe una normatividad en relación a la calidad del agua en México, pero ésta no siempre es atendida, alertó. Si revisamos las estadísticas observamos que la calidad en los sistemas hídricos cada vez es menor.

Potabilidad y consumo

“Los sistemas de monitoreo indican que la disposición de agua potable municipal a nivel urbano o rural, solamente alcanza el 30%; la cobertura de drenaje es muy baja en el país, mucho más en áreas rurales y a pesar de ello en las zonas en donde se cuenta con  alcantarillado, el servicio sólo cubre el 41%. Estas son cifras oficiales pero, las investigaciones demuestran que es mucho menor ya que las plantas de tratamiento no operan al 100%.”

La población ha resuelto de diversas maneras las carencias que tiene el sistema de abasto de agua para consumo. Una de ella es el almacenamiento. Cada vez es más común que los sistemas de distribución urbana no mantengan el servicio las 24 horas, sino que funciona a través de tandeos, por tanto, la gente opta por sistemas de almacenamiento domésticos.  

El problema es que además de la inversión que tienen que realizar, las familias deben tener cuidado de sus fuentes de acopio, pues en éstas se pueden desarrollar una serie de bacterias que pueden ser dañinas para la salud.

“La relación entre el agua que se consume y enfermedades, es algo complejo de demostrar. Sin embargo, la falta del recurso para el aseo personal sí produce enfermedades y eso sí está demostrado.”

A su vez, la población adapta sistemas de filtros o compra garrafones de agua purificada para hacerle frente al desabasto del servicio. En México, el consumo de agua embotellada es impactante y esta práctica tiene un costo altísimo, informó la especialista de la Academia Mexicana de Ciencias.

Las empresas de agua embotellada registradas, que venden y comercializan en todo el país su producto, no tienen una normatividad rigurosa, aclaró. “La misma agua que ellos “compran” la cobran infinitamente más cara de lo que ellos pagaron. Es un gran negocio.”

Otro riesgo es que existe una red informal de abasto de agua. “Digo informal porque no son empresas registradas, no tienen ningún monitoreo y nadie valora la calidad del líquido que se distribuye a determinados sectores, por lo regular a los más marginados. Ellos pagan mucho más por el servicio, situación arbitraria e injusta, ya que todo este sistema informal se abastece de las mismas redes en donde se llenan las pipas que distribuyen el agua en las delegaciones. Es decir, hay toda una complicidad por parte de algunas autoridades para que estas empresas informales sigan operando.”

Participación de todos

Debemos entender que la solución de abasto y cobertura no se resuelve solamente con tubos, hay múltiples formas, un ejemplo son los sistemas mixtos de acopio de lluvia con sistemas de abasto. Hay mucha iniciativa y energía social que ha desarrollado formas muy originales de resolver sus problemas pero las desconocemos.

“Es realmente un esfuerzo muy grande el que se tiene que hacer para lograr que la población en México tenga agua, en cantidad y calidad suficiente, y que aprendamos a que el agua utilizada la regresemos al ciclo hidrológico de la mejor manera posible”, concluyó.

  

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