15-07-2022
Por Consuelo Doddoli, Ciencia UNAM-DGDC
Tal vez tú, o alguna persona cercana a ti, sea un fumador y haya tratado sin éxito dejar de fumar. Te has preguntado ¿Por qué es tan adictivo el tabaco y por qué es tan difícil dejarlo?
La respuesta a estas preguntas es que el tabaquismo induce la adicción a la nicotina. Esta es una sustancia química que existe de forma natural en muchas plantas, pero en la del tabaco (Nicotiana tabacum) se encuentra en una mayor concentración.
La nicotina, desde el punto de vista de la toxicologia, se considera un veneno que en cantidades pequeñas es un estimulante que induce la adicción que se genera al fumar. Aunque en cantidades mayores se puede utilizar como insecticida.
Durante mucho tiempo se ignoró que esta fuera una droga como la cocaína o las anfetaminas. Actualmente sabemos que es una droga altamente adictiva con características farmacológicas muy particulares.
Una de ellas, es que cuando se inhala funciona de una manera muy rápida ya que a través del sistema respiratorio es la forma más eficiente de que una droga alcance al cerebro, (llega a los pulmones, pasa a la sangre y en tan sólo 5 o 6 segundos llega al cerebro) describe la doctora Guadalupe Ponciano Rodríguez, académica de la Facultad de Medicina y fundadora de la Clínica Contra el Tabaquismo de la UNAM.
Agrega que una vez en el cerebro, la nicotina se une a una serie de receptores que se encuentran en el sistema nervioso central a los que se les conoce como receptores nicotínicos. Estos son como “la cerradura de una puerta” y la “llave” es la nicotina. Cuando esta droga llega al cerebro activa a los receptores y se produce una sustancia conocida como dopamina.
La dopamina es un neurotransmisor, o mensajero químico, que se produce de forma natural en el cerebro. Realiza varias funciones importantes en el organismo, por ejemplo, controla el estado de ánimo de un individuo; actúa cuando sentimos placer y tranquilidad, además de que provee de la motivación necesaria para realizar trabajos a largo plazo, por mencionar solo algunas.
El tabaco produce una cantidad mayor de dopamina en el cerebro del fumador, lo que provoca que se incremente de manera importante el número de receptores nicotínicos. Cada vez que la persona inhala el humo del tabaco aprende que va a tener sensaciones de placer y bienestar, independientemente de la situación (estress, cansancio, tristeza, ec) que esté viviendo.
Esta es la razón por la que un individuo se “engancha” a los efectos provocados por el cigarro.
La doctora nos explica que el área del cerebro donde tenemos una mayor cantidad de receptores nicotínicos es la que se conoce como “sistema de recompensa”. En ella, y gracias a la dopamina, los seres humanos percibimos todo lo que nos gusta y nos da placer: una comida rica, una relación sexual, escuchar música…
Con el tiempo, a medida que se continúa fumando el cerebro comienza a tener una serie de modificaciones en su estructura y función, por ejemplo, el número de receptores de nicotina en el cerebro aumenta.
Un cerebro adicto a la nicotina tiene millones más de estos receptores que los no fumadores. Asimismo hay un exceso de dopamina y desequilibrio en otros neurotransmisores como al noradrenalina y serotonina. Esto, provoca cambios en el cerebro que lo hace diferente a un cerebro que no es adicto.
Debido a estas alteraciones cuando los receptores en el cerebro del fumador dejan de recibir nicotina, la respuesta de placer se interrumpe y surge lo que se conoce como síndrome de abstinencia.
Esta es una característica de la adicción, una serie de síntomas y signos muy desagradables como dolor de cabeza, cambios bruscos de humor, problemas para concentrarse, insomnio, aumento del apetito, entre otros muchos.
De forma paralela a los cambios en el sistema nervioso central, la persona desarrolla la adicción o dependencia psicológica al tabaco. Este tipo de dependencia varía de fumador a fumador y se refiere a la serie de creencias y atributos positivos que los fumadores asocian con el hecho de fumar: efectos tranquilizadores, relajantes, estimulantes de la imaginación y la creatividad.
Es frecuente asociar el fumar con hábitos como el consumo de café, el alcohol, las reuniones con los amigos, el descanso, entre otros. La coexistencia de la dependencia física y la psicológica en las personas fumadoras hacen que sea muy difícil dejar de fumar, asegura Guadalupe.
Por esta razón los mejores tratamientos contra la nicotina son los integrales, es decir, los tratamientos en los que en los que se da un medicamento para que el síndrome de abstinencia física no sea tan fuerte (actualmente existen fármacos que cuadruplican la probabilidad de dejar de fumar).
Al mismo tiempo, se requiere una terapia para la dependencia psicología. Existen dos tipos: la terapia conductivo conductual y la terapia racional emotiva. Ambas, son terapias psicológicas cortas y muy dirigidas al objetivo de dejar de fumar.
“Lo que he aprendido a lo largo de muchos años y de muchos fumadores, es que como terapeuta tienes que conocer muy bien a cada fumador para darle la mejor opción de tratamiento. No hay un tratamiento único que cubra las necesidades y expectativas de todos los fumadores”, asegura la especialista.
Existen distintas clínicas donde se puede tratar la adicción a la nicotina. La doctora Ponciano participa en la clínica de la Facultad de Medicina de la UNAM donde actualmente se ofrecen varios tratamientos en línea y a través de podcast, con diferentes actividades y guías para dejar de fumar. Estos últimos surgieron como una respuesta a la imposibilidad de tener terapias grupales de tipo presencial debido a la pandemia.
En la línea de investigación que coordina la doctora Ponciano, se ha utilizado la estimulación magnética transcraneal con buenos resultados. Este tipo de estimulación se utiliza en otros padecimientos como Parkinson y depresión. Consiste en colocar en un área específica de la corteza cerebral, una bobina que emite pulsos electromagnéticos en una determinada frecuencia. Esta terapia consigue modificar el funcionamiento basal de las áreas cerebrales estimuladas.
En el caso de la adicción a la nicotina, permite aumentar la capacidad de inhibir el hábito de fumar y a la vez, reducir la necesidad de fumar, reduciendo la intensidad del síndrome de abstinencia explica la especialista. Esto también se puede lograr con el uso de medicamentos como las terapias de reemplazo de nicotina, antidepresivos como el bupropión y medicamentos de diseño como la vareniclina.
Menciona que de acuerdo con su experiencia, el dejar de fumar es realmente un regalo de vida, que le permite al exfumador mejorar su salud y calidad de vida, al igual que la de quienes le rodean, pues dejan de ser fumadores involuntarios.
Además, por todo lo que actualmente se sabe que daña el tabaco al ambiente, la protección y cuidado de éste es una razón más que se suma a las múltiples razones para dejar de fumar.
Cualquier persona puede asistir a la Clínica contra el Tabaquismo de la UNAM, en la CDMX. Para mayores informes, llamar al 5556232300, ext. 32446 y 43102.
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INFOGRAFÍA: Vapear en vez de Fumar