25-09-2012
Por María Luisa Santillán, DGDC-UNAM
Consumir agua contaminada con arsénico es un factor de riesgo para inducir la aparición de diabetes. En México existen 16 millones de personas expuestas al hidroarsenicismo, sobre todo en las zonas mineras, lo que representa un grave problema de salud.
El hidroarsenicismo es causado por la presencia de arsénico en el agua, ya sea por acumulación en los mantos acuíferos o por la intervención humana. De acuerdo con Patricia Ostrosky, directora del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, estudios epidemiológicos realizados en diferentes partes del mundo han demostrado que el arsénico está asociado a la diabetes mellitus.
El arsénico es un metaloide asociado con el cáncer, con desórdenes cardiovasculares y neurológicos. Al consumirse en dosis pequeñas produce un efecto, pero al hacerlo en altas, ocasiona otro. Los seres humanos nos exponemos a este mineral mediante la actividad industrial, agrícola o minera; además, llega a estar presente en el agua que tomamos, sobre todo en aquellos lugares con problemas de hidroarsenicismo.
“Hay zonas enteras en donde no hay agua y no es fácil resolver el problema del hidroarsenicismo, por lo que se deben buscar antagonistas del arsénico”, es decir, sustancias que bloquearían sus efectos, explicó la investigadora durante el Primer Congreso Internacional de Ciencia e Innovación en Diabetes 2012.
En torno a sus investigaciones sobre el arsénico como un inductor de diabetes mellitus, la especialista señaló que una primera parte consistió en realizar un estudio in vitro con células pancreáticas, las cuales fueron expuestas a este metaloide; posteriormente se hizo un estudio de epidemiología molecular con individuos expuestos a arsénico.
Con el fin de notar cuáles eran los cambios que se presentaban con el arsénico, se usaron dos líneas celulares y un cultivo primario —explicó la doctora Ostrosky — y se hicieron diferentes estudios en los que se midieron la viabilidad, la expresión de RNA, la expresión proteica, el ciclo celular, las actividades de la calpaína 10 y la proteosis por SNAP 25.
Además, el grupo de investigación de la especialista en genómica y toxicología ambiental experimentó con concentraciones bajas y altas de glucosa para identificar el comportamiento de la secreción de insulina. Observó que esta se reducía dependiendo de la concentración de arsénico utilizada. Entre otros resultados fue posible determinar que sí ocurre la producción de insulina, pero esta hormona se queda en el páncreas.
Asimismo, registró que hubo cambios en la expresión de los niveles de calcio, el cual controla la liberación de insulina, por lo que se trabajó con la calpaína 10, enzima asociada a diabetes y que permite a las células del páncreas secretar insulina. “Si la insulina no estaba saliendo del páncreas es que algo debía estar afectado. Fue por eso que empezamos a trabajar con esta enzima y lo que vimos es que las células trataban de producir más calpaína 10 para poder liberar la insulina. Como no podíamos medir la función de la calpaína medimos su actividad indirecta a través de un gen que se llama SNAP25”, comentó.
SNAP25 es el encargado de abrir los poros del páncreas para la liberación de la insulina, por lo que si la calpaína 10 no activaba a este gen, se disminuía la salida de insulina. Por tanto, la conclusión de esta investigación es que el arsénico es capaz de afectar e inhibir la producción de la hormona.
La doctora Ostrosky reafirmó que mucha gente puede desarrollar diabetes no sólo por obesidad o por los genes de susceptibilidad, sino porque el agua que consume tiene arsénico.
“A pesar de que demostremos que es un factor de riesgo —concluyó— todavía hay mucho por hacer en cuanto a los factores ambientales que pueden estar produciendo diabetes. Lo que es muy claro es que las organizaciones públicas necesitan realizar mayores esfuerzos para reducir la exposición al arsénico en las poblaciones”.
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