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En Santa Ana Tlacotenco, poblado de la delegación Milpa Alta, se encontraron los restos óseos de un mamut que fue sepultado por cenizas volcánicas, el cual se calcula medía 4 metros de altura y 4.5 metros de largo.
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En diciembre de 2011, pobladores de Santa Ana Tlacotenco, encontraron algo que pensaron que eran unas piedras raras, las cuales posteriormente fueron identificadas como los molares de un mamut.
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En abril de 2012, con el permiso del dueño del terreno, se realizó un registro fotográfico, un levantamiento topográfico y algunos estudios geofísicos preliminares para ver las condiciones del terreno.
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Este ejemplar es uno de los primeros en México que se estudian cuidadosamente con técnicas geofísicas antes de su excavación.
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Estudios magnéticos y eléctricos en el terreno sugirieron la presencia de materiales volcánicos distintos, así como la presencia de ciertos elementos que modificaban las propiedades eléctricas del terreno y que sugerían dónde se localizaba el mamut.
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Con las pruebas del georradar se pudo confirmar que los restos del mamut se localizaban a un metro de profundidad, que no estaban aislados y que podría tratarse de un ejemplar completo.
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A partir de esta información, se elaboró un proyecto conjunto entre la UNAM y el INAH y, en enero de 2013, después de estudios geofísicos más detallados, se iniciaron los trabajos de excavación.
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La excavación mostró que se trataba de un mamut completo, recostado sobre su lado izquierdo y que al momento de morir fue cubierto por una capa gris. Los investigadores piensan que es ceniza producto de una erupción volcánica.
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Este hallazgo abre las posibilidades de conocer aspectos geológicos y biológicos de la zona, y conocer más acerca del comportamiento de esta especie ya extinta.
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Al localizarse a 2 mil 800 metros s.n.m., los paleontólogos suponen que este lugar podría haber sido una ruta de comunicación entre los valles de Cuernavaca y de México.
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Estudios preliminares realizados a los molares, sugieren que se trata de un adulto joven, de alrededor de 35 años (vivían hasta 80 ó 90 años), de la especie Mammuthus columbi,la que se caracterizaba por su falta de pelo.
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La excavación se realizó con mucho cuidado, dada la mala condición en que se encontraron los huesos producto del contacto con la ceniza volcánica durante cerca de 15 mil años.
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Además de la defensa y su conexión con la mandíbula y el cráneo, se encontraron las vértebras, las costillas, una escápula y algunos huesos largos de las patas traseras.
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Una vez concluida la excavación, los restos óseos del mamut se embalaron para su posterior traslado al Laboratorio de Arqueozoología del INAH, en donde se limpiarán, se consolidarán y analizarán durante los próximos meses.
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Un grupo interdisciplinario formado por vulcanólogos, paleobotánicos, edafólogos y otros especialistas de distintas instituciones, unirán sus recursos y conocimientos para averiguar la historia que nos cuentan los restos del mamut de Sta. Ana Tlacotenco.