06-03-2014
Por María Luisa Santillán, DGDC-UNAM
Hace entre 17 mil y 19 mil años murió el mamut encontrado en el poblado de Santa Ana Tlacotenco, en Milpa Alta, Distrito Federal. Luego de diversos estudios, paleontólogos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) concluyeron que era un animal con una dieta mixta y que habitaba en una zona abierta con árboles, además algunos de sus huesos presentaron evidencias de cortes y líneas de desgaste hechas por humano, que podrían ser una muestra de que hubo interacción entre él y el mamut.
Estos fueron algunos de los resultados en los que coincidieron expertos durante el simposio Avances de investigación sobre el estudio del mamut de Santa Ana Tlacotenco, Milpa Alta, que se llevó a cabo en el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM.
Desde hace dos años que investigadores del IIA acudieron por primera vez al poblado de Santa Ana Tlacotenco, han logrado destacados avances en el conocimiento de este animal, uno de los que se ha encontrado a mayor altura de la cuenca de México. Además, estaba cubierto por ceniza volcánica y no por suelos pantanosos ni murió en las orillas de algún lago, como era lo más común. Estos hallazgos fueron posibles gracias a que los científicos pudieron extraer alrededor de 60 por ciento del gigante.
Jorge Blancas, del Laboratorio de Prospección Arqueológica del IIA, habló de las técnicas geofísicas que utilizaron para la extracción del mamut. Dijo que los estudios de prospección geofísica que se realizaron previos a la excavación tenían el objetivo de evaluar el terreno para saber si era factible encontrar más partes del ejemplar y, por lo tanto, realizar un proyecto de excavación en la zona.
Señaló que lo primero que hicieron fue contar con soporte topográfico del lugar. Asimismo obtuvieron datos sobre el terreno en una retícula de 20 por 16 metros, levantaron información de gradiente magnético y datos eléctricos, así como perfiles de georradar de dicha zona. Explicó que estas técnicas, así como los métodos de calicata eléctrica y tomografía eléctrica, ofrecieron información importante para delimitar la zona donde se encontraban algunas partes del ejemplar y sobre los perfiles que reflejaban contrastes entre las propiedades del suelo.
Marie-Noelle Guilbaud, del departamento de Vulcanología del Instituto de Geofísica de la UNAM, comentó que el entierro del mamut se originó por escurrimiento de agua pluvial que removilizó cenizas no consolidadas del volcán San Miguel, las cuales recubrieron los restos óseos que ya se encontraban en el lecho del arroyo. De acuerdo a estos datos, explicó, es probable que el mamut haya muerto entre hace 17 mil y 19 mil años.
El maestro en ciencias Emilio Ibarra, del Laboratorio de Paleoetnobotánica y Paleoambiente del IIA, habló de los resultados polínicos preliminares del estudio del contexto asociado al mamut.
Explicó que para este trabajo tomó muestras de polen de diferentes partes cercanas a los restos óseos del mamut y una muestra del perfil del suelo y del sedimento de la ceniza. Dividió el estudio del polen en dos grupos: antiguo y moderno. Apuntó que los resultados preliminares indican que el polen corresponde a un bosque de tipo templado-frío conformado por elementos de abeto, nogal y pino.
Víctor Adrián Pérez, del Laboratorio de Arqueozoología del INAH, señaló que el mamut de las praderas es una especie típica del pleistoceno tardío de México y que para determinar de qué se alimentaban y dónde vivían utilizaron tres métodos: el biológico, el morfofuncional y el de marcadores biogeoquímicos.
En su reporte preliminar, el especialista explicó que el mamut de Milpa Alta tenía una dieta mixta, con un consumo importante de herbáceas y que además era capaz de ingerir hojas de arbustos para complementar su dieta. Por lo que comentó que probablemente vivía en una zona abierta con árboles y en una sección boscosa con pastizales.
Por su parte, la maestra Irán Arais, del Laboratorio de Palinología del INAH, habló sobre los procesos del suelo, o pedogénicos, asociados al hallazgo del mamut.
Reportó que un paleosuelo son suelos formados en los paisajes del pasado que presentan registros de condiciones paleoambientales y son importantes marcadores geomorfológicos de las superficies. Explicó que las características básicas que presentaba el suelo analizado fueron material volcánico, con arcillas amorfas, alta porosidad y presencia de pómez, entre otras.
Por último, el doctor Agustín Ortiz, del Laboratorio de Prospección Arqueológica del IIA, explicó que este proyecto, que empezó a concebirse en el año de 2012, implicó la recuperación de los restos para el análisis de laboratorio, así como estudios más específicos de muestras de polen, suelo y huesos.
Muchos de los resultados logrados hasta ahora, dijo, pueden formar parte del conocimiento sobre el comportamiento de este animal, así como de su interacción con el humano y la situación geológica de la zona donde se encontró.
Hallan restos de un mamut en Milpa Alta, D.F.
Hallan restos de un mamut en Milpa Alta
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