11-11-2017
Por Danae Villalón, Ciencia UNAM, DGDC
La doctora Milagros Figueroa Campos nos recibe con una sonrisa para hablar sobre su amplia experiencia en psicología educativa y clínica. Comienza la charla declarándose completamente Puma, pues desde el bachillerato es parte de la UNAM; estudió en la Escuela Nacional Preparatoria número 7 y posteriormente ingresó a la Facultad de Psicología.
“En mi caso, mis papás me dieron total libertad para elegir profesión, ellos dijeron: si a ti te gusta, lo vas a hacer bien y te irá bien. Por eso elegí carrera a mi gusto”.
“Decidí estudiar psicología porque siempre me ha gustado mucho relacionarme con la gente, escucharla, saber qué piensa y qué siente, eso permite que amplíes el rango de personas que puedes conocer y de quienes aprenderás muchas cosas”, comenta la doctora.
“Para muchos psicólogos, lo que los lleva a estudiar la carrera es que quieren conocerse a sí mismos, quizá porque esta decisión se toma justo en la etapa en la que estamos construyendo nuestra identidad, elegimos una forma de vida y nos independizamos emocionalmente de nuestros padres.”
Mientras estudiaba la maestría en Psicología Clínica, Milagros Figueroa estuvo en un proyecto que le permitió acercarse aún más a las problemáticas que afectan a estudiantes de secundaria.
En esta etapa deben tomarse decisiones muy fuertes que afectarán seriamente el futuro de los chicos y pueden sentirse perdidos en el proceso. Por eso hay que escucharlos y tener en cuenta todo un campo de opciones que los adultos probablemente no han considerado.
La investigadora destaca que es muy importante plantear nuevas formas de ver, pensar y observar el entorno para promover en los adolescentes bienestar emocional, social, escolar y personal que, a la larga, se refleja durante toda la vida adulta.
Es fundamental pensar que los jóvenes requieren una buena formación en aspectos emocionales y una guía para construir su personalidad, desarrollando sus habilidades para la vida.
“A través del diálogo, podemos solucionar problemas y aclarar dudas personales. Siempre es mejor escuchar al otro, así uno toma mejores decisiones“, opina Figueroa Campos.
A lo largo de su carrera, se ha dado cuenta de lo importante que es una visión multidisciplinaria integral. Su campo de estudio está inserto en lo social y con el sentido más amplio de la educación, por eso optó por hacer su doctorado en Pedagogía en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
Citando al doctor José Cueli, la doctora considera que “uno no escoge a su tema, el tema lo escoge a uno”. Tal fue su caso mientras estudiaba el doctorado.
Aunque el acoso escolar siempre ha existido, a partir de inquietudes propias descubrió que era necesario intervenir directamente en él; durante sus primeros años de vida escolar, fue testigo de cómo se ejercía la violencia entre estudiantes y cómo todos ellos respondían de forma diferente.
“Este tipo de violencia por lo regular está encubierta y aparece en diferentes modalidades, ya sea violencia física, verbal o psicológica. En otros casos, se trata de violencia simbólica, es decir, cosas que agreden tu libertad y no son tan evidentes”.
Si un niño es violento con sus compañeros de escuela, tal vez es porque dentro de su entorno se espera que esta sea una forma de sobrevivir para él, más allá de la tolerancia y comprensión al otro. La frase ‘Si dejas que te peguen, yo te pego más’ es una muestra de que el círculo de violencia suele repetirse continuamente.
La doctora considera que, por fortuna, visibilizar el problema ha mejorado el ambiente escolar. “Sí ha habido mucho avance, porque el bullying dejó de ser algo ‘normal’; ahora es considerado violencia que se ejerce sistemáticamente en contra de una persona, para hacerle daño, lo que ocurre en un contexto de desequilibrio de poder o de fuerza”.
Actualmente, existen instituciones públicas que brindan atención a todos los involucrados. Milagros comenta que contrario a lo que podría pensarse, el acoso escolar deja huellas no sólo en las víctimas sino también en los agresores y los testigos a largo, mediano y corto plazo.
“Para frenar totalmente el acoso escolar, además de su conceptualización, también se requiere prevención e intervención oportuna”. Y esta es la tarea que Milagros Figueroa emprende desde la UNAM, como profesional de la salud mental de jóvenes.
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