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Aprendemos a leer no solo letras, sino también el mundo que nos rodea: Elsa Margarita Ramírez Leyva

Elsa Margarita Ramírez busca extender la lectura más allá del libro. Imagen: Bárbara Castrejón.

22-05-2014

Por María Luisa Santillán, DGDC-UNAM



Una biblioteca es más que un lugar donde uno puede consultar un libro; es un espacio que permite formar seres humanos. Eso lo sabe la doctora Elsa Margarita Ramírez Leyva, quien durante toda su vida profesional se ha dedicado al estudio e investigación en Bibliotecología.

La universitaria tuvo su primer acercamiento a esta especialidad de la mano de la maestra Nadia Levy, en la Unión de Universidades de América Latina. En ese entonces aún estudiaba la preparatoria y probablemente no sabía que su vida estaría dedicada académicamente a dicha área del conocimiento.

Gracias a esta primera experiencia decidió cursar la licenciatura en Bibliotecología en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en donde también realizó la maestría en la misma área. Posteriormente, se doctoró en el área de Ciencias de la Información y Documentación con el aval de la Universidad Complutense, a través de un programa académico impulsado por el doctor José Sarukhán, con el fin de consolidar el plan de estudios de doctorado en esta especialidad.

Asimismo, laboró en el área de Planeación de la Dirección General de Bibliotecas, en donde conoció a la maestra María Trinidad Román de quien aprendió y heredó el gusto por la investigación relacionada en el área de la lectura.

Fue por esos años, en que se creó el Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas, el cual tuvo su origen en la Coordinación Académica de la Dirección General de Bibliotecas de la UNAM y que en ese momento se ubicó en el antiguo Colegio de San Idelfonso. Ahí fue donde la doctora Ramírez Leyva comenzó su trabajo de investigación, además de que ocupó durante dos gestiones consecutivas la dirección de dicho Centro, de 1992 a 2001.

Las líneas de investigación que trabaja están relacionadas con la historia de las bibliotecas en México, los usuarios, las prácticas de lectura en jóvenes de preparatorias de la UNAM y la lectura en el ámbito bibliotecológico.

Leer el entorno

De acuerdo con la doctora Ramírez Leyva, investigadora del Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas y de la Información de la UNAM, las bibliotecas en México tienen que cambiar de paradigma, pues de basarse en un modelo centrado en el libro impreso, en la actualidad deben adecuarse a los recursos tecnológicos, pedagógicos y físicos que le permitan a los usuarios tener diferentes espacios para la lectura con fines formativos, lúdicos e informativos.

Por lo tanto, como parte de su labor de investigación trabaja en conocer qué papel tiene que asumir la biblioteca en la formación de jóvenes lectores. Este estudio la condujo a emprender la investigación de cómo se está formando el profesional de la Bibliotecología como un lector que también formará otros lectores, ya que –dijo– él tendrá que pensar en que existen diversas formas de leer, de informarse y de informar.

También estudia sobre la lectura en la Universidad, la cual ha abierto al tema de la alfabetización académica. “El ingresar a la universidad no garantiza que el alumno esté dominando la lectura académica y la placentera, pero tampoco otras maneras de lectura que pueden conducirlo a obtener información de diversos espacios que no son nada más el libro”.

Dijo que actualmente la Bibliotecología ha abierto otras categorías de alfabetización propias de cada disciplina, que no son sólo las escritas, ya que la información se puede obtener de muy diversas fuentes, muchas de ellas se encuentran en el entorno que nos rodea. Por ejemplo, los astrónomos leen el universo, los biólogos la naturaleza; el arquitecto tiene en los espacios una variedad de lenguajes; el antropólogo y el sociólogo, tienen los códigos que se encuentran en los espacios culturales y también se encuentra el lenguaje matemático.

Insistió que muchas veces no se acepta que eso pueda ser lectura, aunque hoy en día cada vez más se está considerando que una persona puede leer y debe saber diferentes códigos representados en diversos objetos o fenómenos.

Educarse a sí mismo

Entre los principales enfoques que trabaja la doctora Ramírez Leyva, está el de articular un programa para formar bibliotecólogos y lectores, a través de la formación del individuo por medio de su relación con la cultura y su entorno en un proceso dialógico, para que todo individuo sea capaz de asumir su responsabilidad de formarse a lo largo de toda la vida.

Comentó que éste es un enfoque pedagógico alemán conocido como Bildung, el cual no sólo está relacionado con una educación escolar, sino con el desarrollo personal impulsado por componentes que cada ser humano tome de su medio para cultivarse a sí mismo.

“Como función social de la Universidad tendríamos que formar profesionales que también se hagan cargo de su formación y que estén involucrados –de muy diversas maneras– en formar a los demás, sobre todo porque son profesionistas que cuando egresan de la educación formal van a tener una responsabilidad social”, explicó la universitaria.

Con el fin de lograr este objetivo, la investigadora trabaja en la creación de un programa de formación que permita tener una lectura del entorno, además de poder interactuar con una variedad de recursos, además de los que ahora ofrece la cultura digital.

Dijo que no se debe centrar el aprendizaje sólo en los libros, los cuales –agregó– sí son fundamentales para la formación del ser humano, pero necesitamos aprender a leer el mundo que nos rodea.

“Esto se debe aplicar no sólo en el ámbito universitario, sino también en los pequeños, en cómo la biblioteca pudiera intervenir en su proceso formativo, en los programas de animación o promoción de la lectura que empiezan a integrar diversas alfabetizaciones como táctil, cenestésica o audio visual, además de la escrita para que el niño conforme un acervo cultural y de experiencias que le ayuden a construir sentido y significado, y que sea capaz de enriquecer sus lecturas”, subrayó.

Por otro lado, explicó que el no saber leer bien y tener mucha información puede conducirnos en lugar de la sociedad del conocimiento a la sociedad de la ignorancia, en la cual no seremos capaces de hacer una lectura crítica, así como de seleccionar y discriminar qué es de utilidad, para asimilarla y construir con ella conocimientos, experiencias.

Al respecto dijo que en cada vez más instituciones de educación superior pretenden diseñar programas transversales de alfabetización académica que permitan subsanar los problemas de educación que los alumnos enfrentan al ingresar a la universidad, en donde además deberán aprender a leer y a escribir, así como a comunicar los conocimientos propios de cada disciplina. Insistió en la necesidad de trabajar en la formación de bibliotecólogos para que incidan a su vez en la de otras comunidades, desde pequeños hasta adultos.

“Si nos acordamos cómo fuimos educados, nos enseñaron a decodificar nuestra lengua, pero no nos enseñaron cómo leer diferentes géneros discursivos, porque cada uno tiene su forma de leer, pero nos enseñaron a leer todo de la misma manera y a pensar que saber escribir y leer se aprende en una etapa de la vida; por el contrario, es un proceso que se fortalece con una práctica asidua y permanente, un ejemplo es Goethe, quien afirmaba que: a mis 80 años no he acabado de aprender a leer”.

 

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