16-01-2014
Por Naix’ieli Castillo García, DGDC-UNAM
México ha vivido intensos periodos de sequías. Algunas ocurrieron hace cientos de años, en épocas donde no se usaban instrumentos para medir parámetros del clima como la temperatura o la precipitación. Sin embargo, eso ha motivado a los científicos para estudiarlas a detalle.
Richard Seager, investigador del Observatorio Terrestre Lamont Doherty de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, visitó México con el propósito de dar a conocer los más recientes modelos climáticos y atmosféricos que podrían servir para modelar sequías en el territorio mexicano, tanto pasadas como futuras.
Una de las técnicas que el científico Richard Seager ha usado para reconstruir el clima del pasado y analizar el fenómeno de la sequía es la dendroclimatología, una disciplina científica que estudia los anillos que se forman en los troncos de los árboles para estudiar el clima presente y reconstruir el clima del pasado.
Cada año, los árboles producen una capa de células de madera que generalmente se extiende en toda la circunferencia del árbol; esta capa de células esta a su vez formada por dos capas, una de células de pared delgada, que se genera en la temporada de crecimiento temprana, y una de células de pared gruesa, que crece en la temporada de desarrollo más tardía. Estas paredes juntas constituyen un anillo anual.
Los anillos de los árboles reflejan cambios climáticos como escasa precipitación o temperatura, entre otros, así se pueden reconstruir sequías que ocurrieron hace varios siglos. El investigar señaló que los registros en anillos de árboles le han permitido saber que en el pasado ha habido mayores y más persistentes sequías en México. Una de ellas ocurrió en el siglo XVI. Ahora gracias a los estudios modernos, se estima que duró varios años y afectó a una buena parte del continente.
En México, la población colapsó entre 1520 y 1576, tiempo en el que murieron cerca de 25 millones de personas. Según algunos autores, la causa de las epidemias, llamadas por los indígenas cocoliztlis, fueron agentes virales agravados por condiciones climáticas inusuales. La población de México no se recuperó a sus niveles prehispánicos hasta el siglo XX.
En su charla, dictada en el Auditorio Julián Adem del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, Richard Seager comentó que la sequía muy inusual podría haber contribuido a esa drástica disminución de la población. Su argumento es que en las épocas de sequía, además de la pobre producción de alimentos, los roedores tienden a acercarse más a los lugares donde vive la gente en busca de alimento y contribuyen a la dispersión de las enfermedades.
En la historia de México han existido otras sequías severas e intensas, por ejemplo, entre 1950 y 1960 se presentó un periodo de sequía extremo en los estados de Durango y Sonora, pero también en Nuevo México.
El científico estadounidense estudia la variedad climática y su cambio en escalas de tiempo que van desde estaciones hasta milenios, en particular las causas de sequías multianuales a lo largo del mundo.
Comentó que las últimas generaciones de modelos climáticos predicen que el cambio climático de origen antropogénico podría reducir, en México, la precipitación en el invierno mientras que no está muy claro cómo alterará la precipitación del monzón. Algunas predicciones sugieren que, entre otros cambios, el norte de México se irá secando cada vez más mientras que el sur del país se irá haciendo más húmedo.
En México, dijo, la precipitación y por lo tanto, la sequía, se encuentra acoplada a las variaciones en los ciclos anuales del Pacífico tropical y el océano Atlántico, por esa razón los modelos climáticos deben mejorarse para reproducir estos factores y que así permitan tener cierta predictibilidad estacional.
Richard Seager visitó México para participar en el ciclo de conferencias Panorama Actual de las Ciencias Atmosféricas, organizado por el Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM.
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