22-03-2013
Por Ana Espinosa, DGDC-UNAM
Las capacidades científicas y tecnológicas que hacen posible extraer, potabilizar y distribuir el agua son necesarias, pero insuficientes. Hace falta integrar la parte humana, incorporar al individuo para llegar a una verdadera solución, coincidieron académicos e investigadores durante la presentación del libro Cultura del Agua en México. Conceptualización y Vulnerabilidad Social.
El texto, coeditado por la UNAM y Miguel Ángel Porrúa, plantea que la cultura del agua es “un proceso continuo de producción, actualización y transformación individual y colectiva de valores, creencias, percepciones, conocimientos, tradiciones, aptitudes, actitudes, y conductas en relación al líquido en la vida cotidiana”, según Maria Perevochtchikova, coordinadora de la publicación.
Contiene 27 trabajos de 30 autores del Distrito Federal y otros estados de la Republica. En cada uno se plasman distintas perspectivas de investigadores y académicos de todas las áreas, en torno a la necesidad de llevar a la sociedad el conocimiento científico para que, con base en decisiones bien informadas, se replantee y establezca una cultura del agua.
“Es un trabajo colectivo que nos enseña que sí podemos trabajar juntos desde diferentes puntos de vista, porque de la diversidad nace la riqueza y ante un panorama de tanta complejidad como lo es el tema del agua, el uso de la ciencia puede beneficiar a todos”, comentó María Perevotchchikova, profesora e investigadora del Centro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales del Colegio de México.
Sin embargo, no sólo se trata de que los científicos realicen investigaciones y las publiquen, sino de lograr que la sociedad en general conozca sobre el aprovechamiento y el cuidado de este recurso.
Para María Josefa de Régules, divulgadora del Centro Virtual de Información del Agua, se debe llegar a una socialización del conocimiento del agua, es decir, tomar en cuenta la ciencia y la tecnología, pero no dejar de lado al individuo común, actor que debe integrarse necesariamente para lograr una verdadera cultura del agua.
Aunque la opinión general apunta al gobierno como único responsable de la resolución de las problemáticas en torno al agua, tanto los investigadores como la sociedad civil organizada y los individuos deben involucrarse. A esto se le llama responsabilidades diferenciadas, es decir, que todos los sectores de la población tienen la obligación de cuidar y dar buen uso al recurso, por lo que todos deben adquirir conocimientos sólidos para tomar decisiones al respecto.
El libro Cultura del Agua en México. Conceptualización y Vulnerabilidad Social aborda temas como la crisis del agua, democracia y lucha social, conflictos políticos, sociales y económicos, seguridad nacional y local del agua, gobernabilidad y gestión integrada, mejoras de los servicios de agua y saneamiento, entre otros.
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