encabezado_seccion
encabezado_seccion

Promover el patrimonio documental de México: Rosa María Fernández de Zamora

Una de las bibliotecólogas más reconocidas en la actualidad.

06-03-2020

Por María Luisa Santillán, Ciencia UNAM-DGDC

El primer acercamiento de la doctora Rosa María Fernández de Zamora con el mundo de la bibliotecología fue cuando la invitaron a trabajar en la Biblioteca Franklin, que en ese momento era pública y contaba con libros tanto en español como en inglés. En esa época recién había terminado la licenciatura en Letras Españolas que cursó en la Universidad Iberoamericana.

Siendo parte de la Biblioteca Franklin conoció este mundo desde adentro, no sólo como usuaria, sino brindando atención a los asistentes. Al concluir su contrato, la directora de dicho lugar le propuso que estudiara Bibliotecología y le recomendó acudir con el señor Pedro Zamora, quien en ese momento trabajaba en la biblioteca de la Comisión Nacional de Energía Nuclear, para que la orientara.

Él la envío al Colegio de Bibliotecología de la UNAM, con la doctora Alicia Perales, en donde estudió la licenciatura en Bibliotecología y desde ese momento hasta la actualidad ha dedicado su vida al estudio de las bibliotecas, de los manuscritos antiguos y a promover en todo el mundo el patrimonio documental de nuestro país.

Originaria de Zitácuaro, Michoacán, sus principales intereses siempre han estado enfocados en documentar la historia de los primeros libros que se imprimieron en nuestro país, después de la llegada de la imprenta a México, así como la historia de las bibliotecas mexicanas y diversas publicaciones oficiales.

Trabajo en bibliotecas estatales y académicas

En el ámbito laboral, a inicios de la década de los 80, la doctora Fernández de Zamora fue parte del equipo de trabajo de la Dirección General de Bibliotecas de la SEP, dirigida por la doctora Ana María Magaloni.

En la DGB ocupó la subdirección de Investigación y Desarrollo de Recursos Humanos y desde este espacio promovió distintos aspectos de investigación, siendo uno de ellos la historia de las bibliotecas en México.

“Hicimos un plan muy ambicioso para tener una historia de las bibliotecas en México, primero una historia general de cómo llegaron las bibliotecas en la época de los españoles, la imprenta, etcétera y después la historia de éstas en cada uno de los estados”.

Narra que en cada estado buscaron a los especialistas historiadores para que ellos hicieran una historia de cómo había llegado la imprenta al estado y cuáles fueron las primeras impresiones. Producto de este trabajo se publicó la historia de las bibliotecas de alrededor de 25 estados.

Asimismo, también participó en la fundación de la Universidad Autónoma Metropolitana, ya que con anterioridad había trabajado en el Instituto de Ingeniería de la UNAM de donde varios investigadores se integraron a la UAM Azcapotzalco y la invitaron a iniciar una biblioteca.

Documentar primeros libros impresos en México

En 1981 surge en la UNAM el Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas, el cual tiene como primera sede el Colegio de San Ildefonso en el Centro Histórico. Pocos años después de su fundación, la doctora Rosa María Fernández de Zamora es invitada a integrarse e inicia una línea de investigación que le ha valido a ser reconocida como una de las bibliotecólogas más destacadas de nuestro país en la actualidad.

“A mí siempre me ha interesado muchísimo, y es a lo que me he dedicado, la historia de las bibliotecas y de los documentos en México, porque considero que es el país de América con mayor riqueza documental que hay, desde la época prehispánica con los códices, en la época de la Colonia ni se diga, aquí llegó la primera imprenta de América, no hay otro país que haya tenido tantos documentos impresos como la Nueva España”.

Uno de los estudios que llevó a cabo estuvo basado en la búsqueda de los impresos mexicanos del siglo XVI, a partir de 1539, aunque señala que el que se conserva más antiguo de esa época es de 1540.


Realizó una búsqueda, de acuerdo con los biógrafos especializados, de dónde se localizaban esos impresos del siglo XVI, enfocándose sólo en libros y folletos. Encontró que el primer impreso que se conserva es de 1540 y es un Manual de adultos que localizó en la Biblioteca Nacional de España. Los temas que abordan estos primeros libros mexicanos son: leyes, medicina, ciencia y mayormente religiosos.

Entre las bibliotecas que mayormente conservan estos materiales se encuentran la Biblioteca Cervantina del Tecnológico de Monterrey, en la ciudad de Monterrey y la biblioteca John Carter Brown de la Universidad de Massachusetts en los Estados Unidos, las cuales tienen entre 60 y 70 impresos.

Como resultado de esta investigación elaboró el libro Los impresos mexicanos del siglo XVI: su presencia en el patrimonio cultural del nuevo siglo.

Otra de sus investigaciones estuvo centrada en la búsqueda de las primeras tesis universitarias de la Real y Pontificia Universidad de México, que fue la primera existente en América.

Destacada trayectoria

Entre las múltiples labores que también realizó la doctora Fernández de Zamora se encuentran que fue directora de la Biblioteca del H. Congreso de la Unión, de la cual documentó su historia en un libro.

También fue coordinadora de la Biblioteca Nacional de México durante dos ocasiones y desde 1998 colabora con la Unesco en el programa Memoria del Mundo, responsable de salvaguardar el patrimonio documental de la humanidad.

Fue presidenta desde 2001 hasta 2017 del Comité Mexicano de Memoria del Mundo. Destaca que México es el país de América que tiene mayor número de registros en este programa, entre los cuales se encuentran los códices y la película de Los Olvidados, entre otros.

  • “Esto de la Memoria del Mundo y mi interés por los documentos mexicanos, me han traído bastantes satisfacciones de poder colaborar para que se reconozca la gran riqueza documental de México”.

Hablar de la doctora Rosa María Fernández de Zamora es adentrarse en una trayectoria interesada en preservar la historia documental de México, conocer cómo fueron esos primeros libros que se imprimieron una vez que llegó la imprenta y seguir conservando un pedazo de nuestra historia. Sin embargo, la universitaria reconoce que en la actualidad esto está cambiando:

“Hay mucho documento digital, por un lado, tiene sus ventajas de que no consumimos tanto papel y no destruimos tantos bosques; pero por otro lado, lo digital desaparece, es excelente para la difusión, para la localización, pero no para la conservación. Hasta la Unesco está preocupada por eso, ha estado trabajando mucho en esto de la conservación de lo digital, porque dependes de aparatos que tienes que estar cambiando ante el avance de la tecnología”, concluye. 

Publicaciones relacionadas

Miguel León-Portilla: defensor del patrimonio indígena y cultural de México

Un error el crecimiento desbordado de la Ciudad de México: María Teresa Gutiérrez de Macgregor

Cacao de México, un patrimonio biocultural


Explora la ciencia en la UNAM en tu formato preferido

Enrédate         Síguenos en nuestras redes sociales

 

Gacetas UNAM

 

Misión espacial

 

Covid-19

 

Navega por la Ciencia en la UNAM


Ciencia Joven

Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)
Dirección General de Divulgación de la Ciencia (DGDC)
Hecho en México. Todos los derechos reservados 2024. La información aquí publicada tiene como fuente principal a investigadores de la UNAM y es responsabilidad de quien la emite; no necesariamente refleja el punto de vista de esta institución. Los contenidos pueden ser reproducidos con fines no lucrativos, siempre y cuando no se mutile, se cite la fuente completa y su dirección electrónica. De otra forma, requiere permiso previo por escrito de la institución. Créditos

Apoyado por Proyecto PAPIME PE306815

Sitio web administrado por:
Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM

Desarrollado por Smart Systems

/DGDCUNAM