05-03-2018
Por S. Itazami Sandoval, Ciencia UNAM, DGDC
Alguna vez has comparado tus gustos musicales con los de tu familia y amigos, te has puesto a pensar ¿por qué te gusta tal música y no otra? La respuesta está en tu construcción como persona basada en tus experiencias y contexto, pero también es resultado de un proceso psicológico y cognoscitivo particular.
Desde la psicología esto se define como la percepción musical, que se refiere a “la integración de las variables físicas del sonido con procesos cognoscitivos como el aprendizaje, la memoria y la emotividad en conjunto con un contexto estético y sociocultural determinado”, señala la maestra Concepción Morán, de la Facultad de Psicología de la UNAM.
Quiere decir que el significado que le das a la música es producto de una reconstrucción personal que se encuentra en constante cambio según las situaciones que te rodean, ocasionando que otorgues a cierto tipo de música significados particulares, cuyos efectos no siempre son los mismos en ti en distintos momentos de tu vida.
Es así como la percepción musical es diferente según tu historia personal, la cual puede determinar en cada persona ciertas reacciones emocionales, como la alegría o la tristeza, a distintas piezas musicales, razón por la cual elegimos un género u otro según nos proporcione bienestar o tranquilidad.
La asimilación y reacciones ante la música son plenamente subjetivas y varían según como asimilemos la melodía, articulación, velocidad y timbre en la música en conjunto con nuestras emociones básicas, lo que puede producir una sensación emocional y una valoración a dicha pieza propia de quien experimenta la música.
Por eso es natural usar la música para regular nuestras emociones, por ejemplo, para hacer más ameno el trayecto en el transporte público o para relajarnos después de un día pesado.
Lo anterior también es resultado de la percepción musical pues “la música es una fuente de motivación intrínseca, de recreación, enriquecimiento y diversión, porque es algo que te puede gustar por sí misma, te hace pensar, te hace más tolerante hacia los demás y a determinadas situaciones”, señaló la maestra Moran.
Por tales propiedades, la especialista recurre a la música como componente motivacional para dar terapia a niños con parálisis cerebral, estimulando así el padecimiento del sistema motor de sus pacientes a través de la música.
“Tradicionalmente si le dices a un niño con parálisis ‘mueve cien veces la pierna’ no lo va hacer. En cambio, si le dices ‘mira, vamos a tocar este tamborcito con el pie’, entonces genera un sonido, luego puede generar un ritmo y es algo que al niño le gusta porque logra mover el pie y lo hace sentir bien”, explica la maestra Morán.
En casos de pacientes con esquizofrenia, la música puede cumplir otra función, como el generar un vínculo entre quienes cuidan al paciente o sus familiares, debido a que como actividad lúdica puede llevarse a cabo en conjunto propiciando vínculos más estables a través de la diversión y la comunicación.
- Según algunas teorías, la música también puede ser un agente de cohesión social, es decir, puede generar vínculos desde la madre y el hijo mediante el tono de voz e incluso formar redes de supervivencia, cooperación y organización entre individuos formando ciertos grupos.
Por eso algunas relaciones interpersonales pueden ser establecidas gracias a la música que te hace sentir bien, lo cual te permite experimentar cierto grado de confianza entre un grupo o identificarte con una comunidad.
En Ciencia Joven: Hallyu, el fenómeno cultural surcoreano más allá del k-pop
En Ciencia Joven: ¿Cómo elijo qué estudiar?
En Ciencia Joven: El órgano que tanto preocupa a los hombres