23-11-2011
Por Rolando Ísita Tornell-DGDC
El 22 de septiembre de 2011, la Universidad Nacional Autónoma de México, de manos del rector José Narro Robles, otorgó sendos doctorados Honoris Causa a once personalidades nacionales y extranjeras por sus méritos en el ámbito de la ciencia, la academia, las letras y las artes, en el marco de los festejos por los 100 años del carácter nacional de la institución. Uno de ellos fue entregado al investigador emérito del Instituto de Astronomía Manuel Peimbert Sierra.
No es para menos el reconocimiento. Manuel Peimbert ha sido un investigador científico y un ciudadano ejemplar. Con buena dosis de imaginación, tesón, meticulosidad y precisión, aportó cálculos muy precisos sobre la abundancia de helio primordial en el Universo, mismos que aportaron solidez a la Teoría de la Gran Explosión en el origen del Universo. Pero además, como universitario, como ciudadano y como persona, no ha escatimado generosidad.
He aquí una breve crónica de sus aportaciones científicas y humanas.
Cálculo de la abundancia de helio primordial
El modelo conocido como la Teoría de la Gran Explosión predice que durante los primeros cuatro minutos del principio de la expansión del Universo, se produjeron reacciones nucleares basadas en átomos de hidrógeno que produjeron helio y trazas de deuterio y litio.
Muchos millones de años después se formaron las primeras estrellas con hidrógeno y helio nada más, a este último se le llama “helio primordial”. Los otros elementos de la tabla periódica se formaron a partir de reacciones nucleares en el interior de las estrellas, y una fracción de ellos fue expulsada después al medio interestelar.
Las cada vez más precisas determinaciones de la abundancia del helio en objetos diferentes y de la abundancia de helio a partir de la Gran Explosión nos ha conducido a una mayor comprensión del Universo.
La abundancia de helio primordial se determina a través de observaciones muy minuciosas de galaxias irregulares donde se hayan formado pocas estrellas, son ricas en gas con poco helio y otros elementos, tienen una enorme masa de gas y sólo una fracción de masa en forma de estrellas.
La determinación de helio primordial es importante, entre otras cosas, porque le da solidez a la teoría de la Gran Explosión, además, es fundamental tener su valor inicial para estudiar la evolución química de la estrellas.
Hace medio siglo no se tenía mucho conocimiento de la abundancia de helio ni del proceso de su asentamiento en las estrellas, lo que daba lugar a dos posturas controversiales en la astronomía: una era que las galaxias se formaron con sólo gas de hidrógeno y que la abundancia de helio observada en estrellas jóvenes y gas interestelar era producida por estrellas normales durante la vida de las galaxias y por estrellas supermasivas al inicio de la formación de las galaxias.
La otra postura fue que las galaxias se formaron con una buena cantidad de helio producido en las etapas iniciales de la formación del Universo, tal como lo predecía la teoría del Big Bang.
Durante la década de los sesenta, Manuel Peimbert y otros astrónomos pensaron que era relativamente fácil y preciso determinar la abundancia de helio observando minuciosamente nebulosas gaseosas en galaxias poco evolucionadas, que hacerlo en estrellas viejas. Así, pudieron obtener valores de abundancia de helio que estaban acordes con los parámetros necesarios para consolidar la teoría de la gran explosión.
Ya en el siglo XXI, David Spergel y su grupo, a través del satélite WMAP (Wilkinson Micorwave Anisotropy Probe), pudieron hacer una medición de la luz emitida por los objetos del universo observable, por cada barión (o elemento) existen seiscientos millones de fotones (partículas de luz), de donde se desprende que por los parámetros que se obtienen de las líneas de emisión de radiación necesaria para calcular la abundancia de elementos, los valores de abundancia de helio obtenidas, entre otros, por Manuel Peimbert y colaboradores, son correctos.
Hasta aquí la ciencia, la generosidad de Manuel Peimbert traspasa el ámbito de la investigación científica.
Los lamentables sucesos acontecidos en 1968 tuvieron un impacto particular en la comunidad académica de la UNAM, muchos universitarios perdieron la vida, otros fueron perseguidos y encarcelados. Manuel Peimbert no sólo reprobó los actos del gobierno, se ocupó además de lo que estuviera en sus manos para liberar a los universitarios detenidos, misma actitud que tuvo ante los acontecimientos del llamado Jueves de Corpus en 1971. Asimismo, en 1972, hizo todo lo posible por evitar la renuncia del rector Pablo González Casanova ante los actos criminales de los emisarios del gobierno Miguel Castro Bustos y Mario Falcón.
Como miembro del máximo órgano de decisiones de la UNAM, la Junta de Gobierno, durante la crisis por la prolongada y radical huelga de 1999 que mantuvo cerrada la Universidad casi un año, Manuel Peimbert mantuvo una actitud ecuánime y confiable en aras de la cohesión de la institución.
Durante los eventos públicos impulsados por el Instituto de Astronomía de la UNAM desde 2008 hasta la fecha, con la colaboración de otros instituciones de educación superior, de gobierno y privadas, como han sido el Eclipse de Luna en el Zócalo de la capital de México, así como en las dos versiones de la Noche de las Estrellas, fue sorprendente observar al meticuloso y preciso investigador encuclillarse para explicar a niños los misterios del Universo, quienes muy atentos escuchaban al ameno astrofísico, o apuntando con su luz láser hacia las estrellas; o bien, en la explanada de la Ciudad Universitaria explicar la evolución química del Universo a un público conformado por miles de personas de todas las edades.
Por demás, ha sido un apoyo clave para la formación del cada vez más escuchado y aplaudido Coro Filarmónico Universitario.
Si vas de visita al Instituto de Astronomía alguna mañana, es posible que escuches un melodioso y afinado silbido emitido por un caballero ataviado de pantalón gris, blazer azul marino, corbata, con cabello blanco impecablemente peinado preparándose una taza de café… Es Manuel Peimbert, sin duda.
Pero también es posible que te lo encuentres en algún festejo privado en el que esté sonando alguna pieza de rock and roll, es fácil identificarlo, además de su vestimenta descrita, es el que mejor baila, pero él prefiere cantar los boleros acompañándose de su guitarra. Si además le haces una pregunta seria, honesta y respetuosa, no lo dudes, ocupará su tiempo en responderte generosamente.
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