15-12-2014
Por María Luisa Santillán, DGDC-UNAM
En 2009 se estrenó la película Ágora, del cineasta Alejandro Amedavar, la cual trata sobre la historia de la matemática y astrónoma griega Hipatia. Uno de los asesores científicos de esta cinta fue el doctor Antonio Mampaso, astrofísico español, quien destacó su interés porque la difusión de la ciencia no sólo se realice a través de un museo o de conferencias, sino que se utilice el cine como una forma de transmitir el conocimiento científico a un mayor número de población.
“A lo largo de toda mi carrera me ha gustado mucho la divulgación, el contar a la gente no sólo lo que hacemos los astrofísicos, sino la maravillosa variedad y belleza del Universo”.
Originario de Madrid, en donde estudió la licenciatura de Ciencias Físicas, al concluir sus estudios contó con el apoyo del astrofísico español Carlos Sánchez, quien lo introdujo en el mundo de la Astrofísica. En la actualidad, Antonio Mampaso es investigador principal del Instituto de Astrofísica de Canarias y su línea de investigación son las nebulosas planetarias.
Hace unos meses fue nombrado director del Museo de la Ciencia y el Cosmos, el único en España que combina las ciencias tradicionales y la astrofísica y que está ubicado en Tenerife, una de las siete Islas Canarias.
El cielo, las estrellas, los planetas y el Universo en sí son temas que a la gente siempre le llaman mucho la atención, no importa la edad o la cultura a la que pertenezcan. Así, el doctor Mampaso comentó que se debe aprovechar esta curiosidad por la Astronomía para explicar y divulgar distintos conceptos científicos.
“Queremos que el mensaje que se lleve la gente que asiste al museo sea el de la racionalidad. Nos interesa que la gente aprenda a preguntarse cosas y a responderlas. Si formamos personas capaces de recibir información porque han aprendido cómo preguntarse las cosas y saben ser críticos, serán ciudadanos libres y responsables. Por lo tanto, nuestra misión va más allá, no solo mostrar la ciencia, lo bonito que es el Universo, sino formar a los ciudadanos del futuro”, comentó.
Se debe aprovechar el atractivo que tiene el conocer el cielo y los astros para difundir conceptos físicos, pero también la racionalidad, dijo Mampaso, en entrevista con CIENCIA UNAM durante su visita a México.
El nombre de nebulosas planetarias fue propuesto por el astrónomo británico William Herschel, para designar a nubes de gas caliente y luminosas que se observaban en algún lugar del Universo. Son estrellas que han llegado al final de su existencia. Se sabe que nuestro Sol acabará formando una dentro de varios millones de años.
La física de las nebulosas planetarias nos ayuda a entender el Universo, el origen de la vida y el destino final de nuestro Sistema Solar. Son objetos llenos de color y la belleza. Las formas que adquiere cada nebulosa maravilla a conocedores y no conocedores.
La prehistoria de la vida, inseparable de las cautivantes nebulosas, fue el tema de la conferencia magistral que Mampaso presentó el pasado 12 de diciembre, en Universum, Museo de las Ciencias de la UNAM.
Actualmente, señaló, puede conocerse de qué está hecha una nebulosa planetaria, su tamaño, forma, densidad, temperatura y composición química.
Una de las descubiertas por el grupo de investigación del doctor Antonio Mampaso fue la conocida como Nebulosa del Collar, compuesta por doce perlas brillantes de gas que rodean la estrella central. “Algunas nebulosas son especialmente bonitas y nos parece intrigantes. Se descubren muy fácil. Si la gente quiere trabajar en esto, es un mundo maravilloso en donde van a descubrir nebulosas nuevas”, comentó el investigador.
Agregó que en astrofísica estamos viviendo un cambio de paradigma, parecido al que la humanidad experimentó hace más de 500 años cuando se descubrió que la Tierra no era el centro del Universo y semejante también al que se impuso con los conocimientos biológicos que señalaban que el ser humano no era lo más importante de la biosfera, sino que era un organismo más que la integraba.
“Ahora es el momento de decir que la vida, aunque solo la hemos encontrado en la Tierra, tampoco es una característica de nuestro planeta. Todo parece como si estuviera regada por todo el Universo, porque todavía no se ha detectado vida extraterrestre. La astrofísica, por un lado, y la biología, por otro, concluyó, están confluyendo en entender lo que es la vida y entender cómo esa vida puede tener sus raíces en el cosmos, en las nebulosas planetarias”.
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