28-06-2013
Por Miriam Maltos, DGDC-UNAM
Los insectos herbívoros son los depredadores naturales de las plantas más abundantes en los bosques tropicales. Se calcula que en este hábitat existen 308 mil especies de plantas, y que residen 371 mil especies de insectos, que son sus consumidores potenciales.
De acuerdo con la doctora Graciela García Guzmán, investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM, las interacciones entre las especies vegetales y los insectos herbívoros, sus principales depredadores, ha dado lugar a una variedad de cambios y adaptaciones en la naturaleza, que se manifiestan en el perfeccionamiento de las estrategias de ambos para defenderse unos de otros.
Hay una gran variedad de bichos que consumen plantas; cada uno de ellos las afecta de una manera particular, señaló la investigadora.
De esta forma, existen herbívoros comedores de follaje, conocidos como forrajeros, los cuales se alimentan de cualquier parte de la planta. Las larvas de mariposas, los grillos y los saltamontes son comedores de follaje.
Los esqueletonizadores son herbívoros que causan grandes daños a las plantas. Estos insectos consumen la parte externa, dejando las venaciones de la hoja intactas. Escarabajos, mariposas y polillas pertenecen a este grupo.
“También están los comedores de frutos y semillas, quienes pueden afectar la reproducción y por tanto, la fecundidad de la planta. Aves, mamíferos y diversos insectos conforman este conjunto”.
Asimismo, hay grupos de herbívoros poco estudiados debido a la imposibilidad de observación directa, pero que se sabe que también pueden causar graves daños a la vegetación, indicó la académica.
Ante todo tipo de ataques, explicó la doctora García Guzmán, las plantas han desarrollado sus defensas. Por ejemplo, las plantas tropicales poseen hojas mucho más duras, debido a que tienen un mayor contenido de fibra, lo que causa problemas digestivos y mecánicos a los insectos y a algunos mamíferos cuando las consumen.
“De igual forma, la planta presenta tricomas, estructuras que contienen ciertas sustancias químicas, que impiden a sus depredadores el poder consumirlas. Además, se ha visto que los tricomas logran producir una especie de capa sobre las hojas que impide que las esporas de los hongos puedan llegar a los tejidos de las plantas y causarles enfermedades”.
Igualmente, algunas plantas han desarrollado mecanismos para atraer a sus enemigos y utilizarlos como defensa ante otros organismos amenazantes. Las hormigas son un ejemplo claro.
“Se ha sugerido que muchas especies de plantas producen estructuras particulares que les permiten atraer hormigas que retienen a los insectos, arañas y a muchos otros bichos, los cuales mantienen a las poblaciones de herbívoros bajas”.
Los compuestos químicos también forman parte de las estrategias de defensa de las plantas; en este plano encontramos a los metabolitos secundarios, los cuales se producen activamente en la vegetación.
Todas las plantas poseen metabolitos secundarios, mencionó la experta, por lo cual insectos, aves y demás organismos que se alimentan de estas buscan nutrientes que no los contengan. Por ello, lo que hacen es combinar varias especies de plantas o consumir el tejido de la misma cuando este es menos tóxico.
“Pero, la mayoría de los insectos lo que realmente hacen es consumir estos compuestos químicos, pues no tienen otra alternativa. Es así como han establecido una serie de mecanismos que permiten el desecho de estas sustancias, para así seguir consumiendo las plantas que las contengan.”
El ejemplo más claro de esto es la mariposa monarca, quien ha desarrollado un mecanismo muy particular para utilizar a su favor las sustancias que las plantas han desarrollado como defensas ante sus depredadores, citó la universitaria.
“La monarca se alimenta exclusivamente de la planta llamada asclepias curassavica, la cual se caracteriza por tener un alto contenido de glucósidos cardíacos. Al consumir estos glucósidos las mariposas podrían envenenarse, pero contrario a esto lo que ocurre es que integran este veneno a su cuerpo para después utilizarlo como defensa ante sus agresores”.
Si un ave llega y se come a esta mariposa, que ha conservado los glucósidos cardíacos, sufre un enorme daño en su centro nervioso, lo que le provoca un vómito severo.
A partir de estas adaptaciones y reacciones que se han observado en plantas, insectos y demás organismos, apuntó la investigadora universitaria, se ha generado un escenario evolutivo de enorme importancia en la naturaleza. Situación que bien podría traducirse como una carrera armamentista por la supervivencia.
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