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Los neandertales y su paso firme como especie humana

Los neandertales modificaban su entorno, pero sin destruirlo

21-04-2025

Por María Luisa Santillán, Ciencia UNAM-DGDC


Ver cómo los neandertales encontraban una especie nueva y convivían con ella, ver cómo modificaban su entorno, porque sí lo hacían, pero sin destruirlo, nos puede dar una lección muy importante y por eso es fundamental estudiar a los neandertales al igual que todo el resto de la evolución humana. Alejandro Terrazas Mata


Los neandertales fueron una especie humana que habitó el planeta entre hace 400 mil y 40 mil años. El conocimiento actual sobre ellos ha permitido saber que fueron seres con un cerebro perfectamente desarrollado, que enterraban a sus muertos, sentían compasión por el otro, cuidaban a los enfermos y que inventaron el arte rupestre. 

Su importancia es tal para comprender la evolución humana que incluso en 2010 se publicó la primera secuencia del genoma neandertal. El investigador responsable fue el sueco Svante Pääbo, quien por este aporte recibió el Premio Nobel de Medicina y Fisiología en 2022.

Su trabajo también mostró un hecho hasta ese momento desconocido: que los neandertales y los humanos convivieron en algún momento, formaron uniones, compartieron parejas y tuvieron descendencia. Esto resultó en que hoy prácticamente todos los seres humanos que vivimos fuera de África tenemos de 2 a 4% de ADN neandertal en nuestros genes, dependiendo de la región.

“Entender cómo vivieron los neandertales y cómo fueron tan exitosos durante cientos de miles de años nos ayuda a reflexionar acerca de nuestra propia capacidad de sobrevivir o no a nuestra propia evolución”, puntualiza el doctor Alejandro Terrazas Mata, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM.

Recorrido histórico

El camino hacia reconocer que los neandertales eran una especie distinta a los Homo sapiens no fue fácil. Los primeros fósiles de neandertal se hallaron en 1829, en la cueva de Engis, en Bélgica, sin embargo en ese momento no se reconocieron como tal.

Esto ocurrió en 1856, cuando unos trabajadores extraían material de construcción de una cantera (la cueva de Neander en Alemania, de ahí el nombre de esta especie humana: neardentales) y encontraron unos huesos que pensaron que eran de oso. Se los mostraron al dueño del lugar –que pertenecía a un club de aficionados naturalistas– quien se dio cuenta que estaban fosilizados y decidió enseñárselos a Joseph Fuhlrott, un profesor de anatomía y naturalista, considerado el primero en establecer que esos huesos no eran de un animal, sino que pertenecían a seres humanos muy antiguos.

Esta idea establecida por Fuhlrott no fue bien aceptada en un inicio, sobre todo porque en esa época predominaba una visión creacionista, es decir, se pensaba que a lo largo del tiempo había habido diferentes creaciones, cada una de ellas más perfecta que la otra y cada una habría sido eliminada por una catástrofe (tipo diluvio universal), después de la cual volvía a aparecer una nueva creación. Por este motivo, era impensable que los seres humanos pudieran ser anteriores a la pasada catástrofe.

Justo esta idea no permitía pensar que los fósiles encontrados en la cueva de Neander pudieran ser seres humanos primitivos y muy poca gente en el ámbito académico de la época lo aceptaba.

Tuvieron que darse distintas condiciones a nivel mundial, como la publicación, en 1859, de El origen de las especies, de Charles Darwin y la defensa por parte de Charles Lyell, un geólogo destacado de la época, quien establecía que no había que pensar en la existencia de catástrofes, para que fuera posible dicha teoría.

“El tiempo ya estaba maduro para que se aceptara la idea de la ruptura con el catastrofismo. Lyell logra acabar con estas ideas catastrofistas a favor de una continuidad temporal, sin que se extinga la vida, sino que siempre continúa a pesar de las extinciones, como pensamos hoy. Todo esto contribuyó a que rápidamente gran parte de los académicos europeos aceptaran la idea de que los neandertales eran una especie diferente”, explica el doctor Terrazas Mata.

A pesar de esto también seguían las controversias, por ejemplo, hubo quien pensó que los fósiles hallados en la cueva de Neander eran de un cosaco de las Guerras Napoleónicas que había muerto en ese lugar.

Sin embargo, ya había demasiadas evidencias y fósiles de neandertal que permitieron establecer en un primer momento que eran otra especie, aunque no tan distintos al Homo sapiens. Sin embargo, cuando Marcellin Boule encontró los restos del viejo de La Chapelle-aux-Saints destacó una idea que acompañó por muchos años a la figura del neandertal:

“Él consideraba que era prácticamente simios, y ahí es donde nace el mito del neandertal brutal, simiesco, violento, incapaz de hablar. Esta idea perdura todavía mucho, hasta nuestros días, y hoy sabemos que no, que eran muy parecidos a nosotros”.



Camino evolutivo distinto

Desde aquellos primeros huesos reconocidos como de otra especie, hace casi 170 años, hasta la actualidad, han sido innumerables los descubrimientos de diversos fósiles de neandertal y sobre todo ha ido cambiando la idea que se tenía sobre ellos.

“Desde la década de 1990 a la fecha se ha producido este cambio de visión. Hoy prácticamente todo el mundo, sobre todo las nuevas generaciones, los aceptan como humanos perfectamente complejos, con un comportamiento y con una mentalidad, con una forma de conocimiento sumamente avanzada”.

Aunque, el antropólogo aclara que no necesariamente pensaban como nosotros, ya que los neandertales tenían sus propias creencias, lenguajes, simbolismos y formas de entender el mundo.

“Después de todo se separaron de nuestra familia hace más de 600 mil años; siguieron su propio camino evolutivo que los convirtió en criaturas sensibles, creativas, con imaginación y, seguramente, con una capacidad de comunicación muy avanzada”.

Estudiarlos para conocerlos

A pesar del conocimiento que se ha ido adquiriendo sobre los neandertales, una gran pregunta en la actualidad es cómo o por qué desaparecieron. El doctor Terrazas Mata considera que, aunque existen varias hipótesis al respecto, no hubo una sola causa, sino que fue una combinación.

Una de las hipótesis que existe es que nuestra especie, los Homo sapiens, llegaron y acabaron con los neandertales, sin embargo, en la actualidad no existe evidencia que lo demuestre, pues no se han encontrado restos de neandertal que tengan una herida hecha por un arma producida por Homo sapiens:

“Las industrias de herramientas de piedra de los neandertales y de Homos sapiens eran diferentes, entonces podríamos distinguir si encontráramos un neandertal con una punta hecha por los Homo sapiens, pero esto nunca se ha encontrado, por el contrario, tenemos evidencia de que se hibridaron, de que en algún momento se deben de haber llevado bien”.

Alejandro explica que es probable que si hubo una competencia entre neandertales y Homo sapiens fue demográfica, es decir, si los primeros tenían menos hijos que los segundos, poco a poco los pudieron ir reemplazando demográficamente.

Además, hubo varios cambios climáticos que pudieron afectar más a los neandertales –ubicados sobre todo en Europa y el norte de Asia– quienes con las glaciaciones se vieron afectados, y aunque estos fenómenos también afectaron a los Homo sapiens ubicados en estas zonas, éstos tenían una mayor distribución hacia otros sitios como África, el sur y el norte de Asia y Europa.

“Fue buena suerte, no solamente que seamos superiores a los neandertales; no hay ninguna prueba de esto, simplemente teníamos algunas pautas reproductivas ventajosas y tuvimos muy buena suerte”.

Los estudios en torno a los neandertales siguen muy vigentes. La información sobre ellos es motivo de investigaciones y nuevos descubrimientos sobre esta especie, aunque existen muchas otras preguntas a su alrededor que aún buscan respuesta.

Por ejemplo, es necesario entender más cómo vivían, cómo era su organización social, el tamaño y la composición de sus grupos, si tenían una religión, si poseían una creencia en el más allá o no… Esto todavía está en discusión, así como su relación con otras especies.

Otra gran incógnita es cuál fue su origen, cómo llegaron a Europa, qué cultura traían y qué intercambios tuvieron con otras especies en ese momento. “Su industria lítica tiene algunas herramientas y técnicas muy parecidas a las que se hacían en África, eso significa que había contacto entre las especies de África y las especies de Europa, pero no sabemos todavía prácticamente nada al respecto, así es que tenemos que seguir investigando mucho todavía”.

Agrega que es necesario saber más sobre su demografía y cómo respondían ante las enfermedades porque eso ayudará a saber por qué desaparecieron.

“Estudiar a los neandertales ha sido una gran lección de humildad para la especie. Somos una especie más dentro de las muchas que vivieron, todavía hace 40 mil años en el viejo mundo había por lo menos seis especies compartiendo el planeta, hoy sólo queda una. Esto no significa que ganamos la carrera, sino que estamos acabándonos; en lugar de tener biodiversidad, ya sólo queda una especie que está por todo el planeta, pero no hay ninguna garantía de que eso nos haga superiores ni la especie más perfecta”, concluye.


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