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¿Hacia el final de la pandemia de Sida?

El VIH/Sida aún es un problema de salud pública en el mundo ¿Es posible lograr la meta del fin de esta pandemia en 2050?

21-08-2023

Por Consuelo Doddoli, Ciencia UNAM-DGDC


Desde hace casi medio siglo sabemos de la existencia del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), mismo que provoca el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (Sida). En un principio, su relación con las prácticas sexuales impidió frenar los contagios y, por tanto, alcanzó la categoría de pandemia. Hasta la fecha han muerto alrededor de 40 millones de personas. Sin embargo, el estado actual de la transmisión alienta la posibilidad de detener la pandemia en un futuro cercano.

El Sida fue descubierto a principios de la década de los ochenta cuando médicos estadounidenses observaron que pacientes jóvenes homosexuales, previamente sanos, estaban presentando infecciones oportunistas como un cierto tipo de neumonía o sarcoma de Kaposi (un tipo raro de cáncer de piel), entre otras.

Poco a poco se identificó que esta condición no sólo afectaba a la población homosexual, ya que también había casos entre usuarios de drogas intravenosas y personas que habían recibido transfusiones de sangre.

Esto despertó la sospecha de que el agente infeccioso responsable de esta nueva epidemia se transmitía por vía sexual o sanguínea.  Así diferentes grupos de investigadores estadounidenses y europeos se dieron a la tarea de encontrar al nuevo patógeno.

Después de años de trabajo, un grupo de científicos franceses logró aislar en el laboratorio el virus causante del Sida. El VIH ataca y destruye el sistema inmunológico del organismo humano.

Naturaleza del virus

La estructura del VIH es muy similar a la de otros virus. En el centro tiene el material genético, ácido ribonucleico (ARN), rodeado por una capa protectora, conocida como cápside. Al igual que todos los virus, el VIH necesita un hospedero para reproducirse, es decir, requiere alojarse en la célula de un ser vivo.

Una vez que el virus entra a a las células libera su genoma y a partir de ese momento se inicia la producción de copias del virus, como si fuera una fotocopiadora fuera de control. Desafortunadamente, las copias no son exactas y se presentan ligeros cambios que van modificando la estructura del virus. Estos cambios se conocen como mutaciones.

Las copias del virus son liberadas al exterior de la célula e infectan a otras. La capacidad de replicación del virus es tan alta que cada célula infectada puede producir decenas de miles de nuevas partículas virales que son diferentes al virus original, explica el doctor Roberto Vázquez Campuzano, académico del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina de la UNAM.

Las defensas

El ataque contra el invasor inicia cuando el sistema inmune reconoce a la molécula extraña y se prepara para la defensa. Dicho sistema está formado por diferentes tipos de células, proteínas, órganos y tejidos que trabajan en conjunto para defendernos de microorganismos y sustancias tóxicas que podrían enfermarnos.

En particular, las células conocidas como leucocitos o glóbulos blancos desempeñan un papel importante en el sistema inmune. Hay un tipo de glóbulos blancos, conocidos como linfocitos T o células T, cuya principal función es identificar y mediar la producción de anticuerpos para destruir a los patógenos o las células infectadas. Sin embargo, las células T son el blanco principal del VIH, aunque no son las únicas que pueden atacadas.

El hecho que el VIH invada las células T ocasiona que el sistema inmunológico se debilite, lo cual provoca que el organismo quede expuesto a contraer infecciones o a desarrollar enfermedades como ciertos tipos de cáncer.

A las enfermedades infecciosas que afectan a las personas que viven con VIH se les conoce como oportunistas, precisa el doctor Roberto Vázquez Campuzano, académico del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina de la UNAM.

Asimismo, el especialista aclara que VIH y el Sida no son lo mismo. El primero es el virus que causa el Sida. Las personas que son infectadas se les llama seropositivas y no siempre llegan a desarrollar la fase más grave de la infección, el Sida.

Se le llama síndrome porque es un conjunto de signos y síntomas originado por las enfermedades oportunistas. Una persona tiene Sida cuando presenta este cuadro  o cuando la cuenta de sus linfocitos CD4 es menor a 200. Un ser humano que vive con  el virus sin recibir tratamiento tarda alrededor de 10 años en desarrollar la enfermedad; la muerte sobreviene en un lapso de tres a cinco años.



Tratamientos

A la fecha no existe una cura. Sin embargo, se han desarrollado terapias exitosas. En la actualidad, las personas que han contraído el virus y que se someten a tratamiento logran llevar una vida larga y saludable, incluso muchas no llegan a desarrollar Sida. Es por esto que todas las personas deberían tener acceso a una terapia antirretroviral.

En los últimos años, cinco pacientes se han librado del VIH. Tienen en común haberse sometido a un tratamiento contra la leucemia aguda mieloide. La terapia consistió en reemplazar las células de la médula ósea del paciente con células madre obtenidas de un donador. Dichas células tienen la característica de tener una mutación en los genes que impide que el VIH entre en ellas. Sin embargo, este tratamiento es muy inseguro, el riesgo de muerte es superior a 40%, asegura el investigador.

Detener la transmisión 

La transmisión del VIH es a través de los líquidos corporales como sangre, leche materna, semen y secreciones vaginales. No se contagia por besos o abrazos ni por compartir alimentos.

Existen varias maneras por la que puede darse el contagio:

  • Tener relaciones sexuales vaginales o anales sin protección con una persona que tiene el VIH. Sin protección significa no usar condón o medicamentos para tratar o prevenir el VIH. Esta es la forma más común de propagación.
  • Compartir agujas para el consumo de drogas inyectables.
  • Contacto con la sangre de una persona con VIH.
  • Transmisión de madre a hijo durante el embarazo, parto o lactancia.


A más de 40 años de haberse reportado los primeros casos de Sida, el Programa Conjunto de la ONU sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) trabaja con los países miembros para poner fin a la pandemia de Sida en el 2050.

Para lograrlo, se pretende que en el 2030 se haya detenido la transmisión, es decir, que el 95% de las personas con VIH estén diagnosticadas, que de ese universo 95% esté bajo tratamiento antirretroviral y que de éste 95% tenga una carga viral indetectable para beneficio de su salud y para reducir la transmisión del virus.

Promover entre la población las medidas de prevención, así como la detección rápida de las personas que han contraído la infección es la mejor estrategia para detener la expansión del VIH.

La Organización Mundial de la Salud recomienda a todas las personas que practiquen actividades de riesgo o que sospechen de contagio, que acudan a los centros de detección para informarse acerca de las acciones a seguir. En México, el Centro Ambulatorio para la Prevención y Atención en SIDA e Infecciones de Transmisión Sexual (CAPASITS) brinda este tipo de atención.

México está trabajando para eliminar la transmisión perinatal de VIH en el 2025 y así alcanzar las metas de ONUSIDA. Esto podría lograrse administrando el tratamiento retroviral a todas las mujeres con VIH embarazadas, así como practicando cesáreas y alimentando a los bebés con fórmulas infantiles.

Un reto importante es lograr que todas las mujeres puedan asistir a control durante el embarazo. En la mayoría de las instituciones del sector salud de nuestro país se ofrece el tratamiento antirretroviral, lo que permite una cobertura de 70% . Sin embargo, es importante aumentar este porcentaje para lograr detener la transmisión de la infección, afirma el especialista.


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