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Retorno a los arrecifes de Darwin

El naturalista inglés caracterizó a los corales. Hoy, un equipo de científicos propone nuevos criterios de clasificación.

14-08-2023

Por Elisa Domínguez Álvarez-Icaza, Ciencia UNAM-DGDC


Charles Darwin exploró por casi cinco años tierras y océanos lejanos a bordo del HMS Beagle. Su ferviente interés por la naturaleza desde su infancia lo llevó a formular teorías decisivas para el desarrollo de las ciencias naturales.

Rodeado por mar en todos sus flancos, Darwin se interesó por los arrecifes de coral; realizó un registro minucioso. En 1842 publicó uno de sus primeros grandes escritos científicos acerca de su estructura y distribución.

El naturalista inglés propuso tres categorías con base en sus etapas de desarrollo: costero, barrera y atolón. Los arrecifes costeros crecen alrededor de islas, cerca de la orilla. Cuando existe una laguna o canal entre la tierra y el arrecife, se habla de arrecifes de barrera. A partir de que la isla se hunde por completo debajo del nivel del mar queda un atolón.




El mar Caribe supuso un reto intelectual para el padre de la evolución porque su sistema era aplicable a los arrecifes del océano Indo-Pacífico, pero no para los de esta zona. En el Mar de las Antillas los arrecifes no eran uniformes, tenían partes con bancos de arena y no había rastros de una isla cercana.

Una nueva clasificación

El doctor Paul Blanchon, geocientífico del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología en la Unidad Puerto Morelos, se dedica a estudiar los arrecifes del Caribe mexicano. Su más reciente investigación lo llevó a replantear y complementar las investigaciones de Darwin en la misma zona que visitó el científico inglés.

El equipo de Blanchon creó una clasificación estandarizada para separar todos los arrecifes del Caribe y entender la problemática con las herramientas actuales. El nuevo sistema consta de cuatro criterios que determinan el tipo de arrecife: profundidad, forma, entorno fisiográfico y geomorfología. Para Blanchon, la etapa de desarrollo como único parámetro ha quedado atrás.

“Pasé dos años midiendo cada arrecife en el Caribe”, menciona el geólogo. Para ello el grupo de investigación utilizó la aplicación Google Earth; sin embargo, el programa tiene limitaciones. Los científicos estiman que no pudieron ver aproximadamente 5% de los arrecifes porque las imágenes que estudiaron están en baja resolución.

También utilizaron datos batimétricos —mediciones de la profundidad del océano— obtenidos de documentos de dominio público como cartas de navegación, estudios nacionales o bibliografía publicada.

La dificultad para entender los arrecifes del Caribe es que no fueron la base sobre la cual se construyó el sistema usado en el siglo XIX; no eran “prototípicos”. Por ese motivo, el objetivo de la investigación fue documentar la abundancia y distribución de los arrecifes en esta zona y recoger datos que permitan caracterizar su morfología.

Replantear paradigmas

Esta investigación sirvió para replantear paradigmas científicos afianzados. Darwin pensaba que todos los arrecifes eran de un solo tipo en distintas etapas de desarrollo. Al llegar a las aguas caribeñas concluyó que no había un hundimiento homogéneo en la zona y que los arrecifes estaban subdesarrollados.

Pero si se toma en cuenta que el espacio y el tiempo impactan la ecología de los arrecifes, lo cual modifica su geomorfología y su desarrollo geológico, es lógico suponer que los tipos de arrecifes se desarrollan de forma diferente en condiciones ambientales distintas. “Pensar que existe más de un tipo de arrecife en el Caribe podría resolver el problema”, explica Paul.

Los geólogos marinos encontraron que en el norte del Caribe dominan los arrecifes tipo cresta y en el sur los tipo plano. Las diferencias en su morfometría y distribución indican que es poco probable que sean etapas de desarrollo de un único tipo de arrecife, más bien son dos fundamentalmente diferentes.

Una de las hipótesis del doctor Blanchon es que los huracanes determinan la geomorfología de los arrecifes. En las zonas donde ocurren con mayor frecuencia estos fenómenos naturales hay más arrecifes de cresta, mientras que los tipo plano habitan en áreas con menos huracanes.

Los huracanes provocan ciclos de destrucción y recuperación. Cuando uno de estos fenómenos naturales golpea un arrecife, éste tarda de 10 a 15 años en recuperarse y el resultado es una estructura completamente diferente.

Al cuestionarse acerca de qué controla el desarrollo de los arrecifes planos si estos no son afectados por los huracanes, los científicos conjeturan que la temperatura de la superficie del mar podría jugar un rol importante. La teoría surge de la coincidencia entre arrecifes planos y una temperatura más baja en el sur del Caribe.




Diálogos del pasado y presente

La idea de que hay un tipo de arrecife único que captamos en diferentes etapas se ha mantenido como el paradigma dominante durante los últimos 180 años. La realidad es que hoy la ciencia ha incorporado nuevas mentes y herramientas que permiten ampliar la clasificación y entender qué determina su estructura.

Por ejemplo, en los tiempos de Darwin se creía que el nivel del mar sólo había variado una vez a causa de un ciclo glacial largo. Hoy se sabe que durante los últimos dos millones de años el nivel del mar ha variado en cada ciclo interglaciar.

Esto supone un problema para la hipótesis de Darwin porque si cada vez que el nivel del mar baja y sube se desarrolla un nuevo arrecife costero, habría más de una barrera de coral frente a las islas.

Paul, quien en su infancia disfrutaba de buscar amonites y piedra azabache en las costas inglesas, hoy admira los arrecifes mexicanos. “La ciencia trata de los errores que cometemos. Al descartarlos, nos permiten acercarnos a la verdad.”




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