Colección Malacológica, un espacio para el resguardo y la investigación de moluscos

A mediados de la década de 1950, el entonces pasante de biólogo Antonio García-Cubas recolectó los primeros ejemplares de moluscos que hoy conforman la Colección Malacológica del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM.

Ese material originalmente fue depositado en el Instituto de Biología, en la sección de Hidrobiología, en donde eran cuidados además por el técnico laboratorista Ignacio Ancona.

En 1973, tanto la Colección como el doctor García Cubas se trasladaron al recién formado Centro de Ciencias del Mar y Limnología, en donde el investigador se dedicó a curar y acrecentar la colección, así como a promover la formación de recursos humanos y la investigación.

Durante 45 años realizó esta labor hasta su muerte; posteriormente, la doctora María Martha Reguero Reza quedó al frente de ella y en 2005 la registró ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales como Colección Malacológica Dr. Antonio García-Cubas (Acrónimo: COMA).

La COMA está conformada por miles de ejemplares recolectados en el territorio nacional y otros más fuera de México. En este espacio es posible encontrar algunos de los moluscos que habitan en el planeta como almejas, mejillones, ostiones, caracoles, babosas, cucarachas de mar, quitones, colmillos marinos, calamares, pulpos y nautilos.

La doctora Reguero Reza, responsable y curadora de la colección, explica que su propósito es identificar la diversidad de los moluscos en las diferentes áreas donde se hayan extraído, así como conocer la riqueza, abundancia y variabilidad de las especies de México, mediante la recolección de los ejemplares en campo y su almacenamiento, conservación y cuidado.

“Un objetivo, también, es utilizar la información espacio-temporal asociada a cada uno de los ejemplares que se recolectan, pues se pueden utilizar como referencia de formas de vida en ambientes pasados recientes o bien para predecir en qué ambientes podemos encontrar actualmente o a futuro una determinada especie”.

Integración de la COMA

En la Colección Malacológica (COMA) Dr. Antonio García-Cubas se resguarda el acervo de moluscos de México, especialmente de los marinos salobres, los cuales han sido identificados taxonómicamente; la información sobre ellos se coloca en bases de datos que pueden ser consultadas por cualquier usuario.

La doctora Reguero Reza comenta que la colección ha sido resultado del diseño de proyectos concretos de investigación, tesis y de donaciones realizadas por destacados investigadores en el campo de la malacología, como los doctores Donald Shasky y Marie E. Bourgeois.

El acervo es de los más importantes del país, contiene alrededor de 40,000 ejemplares de 5 de las 8 clases del Phylum Mollusca: Bivalvia (almejas, mejillones, ostiones), Gastropoda (caracoles y babosas, tanto marinas como terrestres), Polyplacophora (quitones o cucarachas de mar), Scaphopoda (colmillos marinos) y Cephalopoda (calamares, pulpos, nautilos y sepias).

En la colección faltan representantes de las clases Solenogastres y Caudofoveata (antes Aplacophora), que son moluscos sin concha, en forma de gusano, que suelen vivir en las profundidades y enterrados en el sedimento. Tampoco se tienen ejemplares de Monoplacophora, los cuales son importantes, porque se asume que de un molusco semejante a los miembros de esta clase derivaron el resto de los moluscos, explica la doctora Reguero Reza.

Recolección e identificación

La colección está integrada por dos secciones, según su método de conservación. Una seca en donde sólo está la concha colocada en contenedores; y una sección húmeda en donde hay material preservado del animal (partes blandas) en etanol al 70 %.

Los ejemplares pueden ser recolectados, según el lugar en donde se encuentren. Si es ambiente acuático, los métodos de extracción son con dragas, nucleador o red de arrastre. En el lugar se debe medir la temperatura, la salinidad, profundidad y el oxígeno disuelto, además se registra el posicionamiento geográfico.

Posteriormente, son transportados al laboratorio y ahí son clasificados,  según su familia y especie, algunos son analizados a través de técnicas moleculares.

“Según los últimos registros, en la actualidad se cuenta con bases de datos electrónicas, que incluyen gasterópodos, bivalvos, escafópodos, y cefalópodos, de las secciones húmeda y seca”.

En conjunto se tienen en la colección 4,178 registros de moluscos, derivados de 39,188 ejemplares, de 1,522 especies de ambientes marinos, salobres, dulceacuícolas y terrestres, los cuales fueron recolectados en 24 entidades federativas del territorio nacional y en otros 22 países.

La base de datos en donde puede ser consultada la COMA se encuentra alojada en la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), en la Unidad de Informática Marina del ICML (UNINMAR), en la Coordinación de Colecciones Universitarias Digitales (CCUD-Toda la UNAM en línea) y en la Global Biodiversity Information Facility (GBIF).

Retos

La doctora Martha Reguero comparte que algunos de los retos que tienen para la colección son: continuar explorando la diversidad de moluscos de México en las entidades federativas que faltan, así como en algunos otros ambientes de donde no tienen, como los epicontinentales, es decir, sobre el continente, ambientes limnéticos o de aguas dulces y ambientes hiperhalinos, donde la salinidad del agua es superior, y de ambientes marinos profundos.

Además, esperan recolectar moluscos por taxones, como los solenogastreos, caudofoveados y monoplacóforos, para integrarlos a la colección. O explorar por tallas, es decir, micromoluscos y por estadio de desarrollo (larvas y juveniles).

Otro desafío sería conseguir personal especializado y que los integrantes de la COMA continúen capacitándose.

Los logros hasta ahora obtenidos han servido para hacer guías de identificación, catálogos de las especies de moluscos de México, para formar estudiantes de licenciatura, maestría y doctorado. “Es muy necesario tener personal capacitado en hacer taxonomía y en corroborar molecularmente que se trate de la especie que se dice. Ambos terminan complementándose”.