01-10-2022
Por Antonio Morales/Claudia Juárez, Ciencia UNAM-DGDC
La energía fotovoltaica agrícola va ganando terreno en la búsqueda de un presente cada vez más sustentable. La ventaja de esta tecnología es que permite cultivar y generar electricidad al mismo tiempo, mediante la instalación de paneles solares en tierras de cultivos.
Dicha combinación abre la posibilidad de responder a uno de los problemas que ha generado la incursión de la tecnología fotovoltaica en el campo, ocupar áreas agrícolas que deberían ser aprovechadas para producir alimentos.
El doctor Aarón Sánchez Juárez, investigador del Instituto de Energías Renovables de la UNAM, refiere que al evaluar la situación sería más relevante impulsar la producción agrícola, pero sin la energía que se obtiene a través de los paneles solares es más complicado cultivar de manera eficiente y garantizar productos de calidad.
La tecnología fotovoltaica en el medio rural tiene sus antecedentes en los sistemas de bombeo de agua, que requieren de electricidad para funcionar. En México se empezaron a implementar desde 1984 y hasta la década de 1994 en comunidades alejadas de la red eléctrica.
Sin embargo, recuerda el doctor Sánchez, este programa gubernamental tuvo limitaciones para brindar capacitación correcta y extensa a los usuarios; los sistemas quedaron en el olvido ya que no se resolvió el acceso a las baterías para el funcionamiento de los mismos.
Poco después, se empezaron a utilizar sistemas de bombeo fotovoltaico para el agua que se destinaba a los abrevaderos de ganado e irrigación de cultivos; dichos sistemas eran pequeños, de unos 2 kilowatts de potencia.
“Desde entonces, todos los programas que se han desarrollado están hechos para demostrar que la tecnología fotovoltaica es una herramienta fundamental para el desarrollo del medio agropecuario en zonas en las que no existe la red eléctrica y también en zonas donde se necesita mitigar la facturación del producto eléctrico.”
Una de las controversias ha sido el espacio que ocupan los sistemas fotovoltaicos en terrenos que podrían destinarse a la agricultura. En los últimos años, la tecnología agrovoltaica promete superar esa problemática.
“La idea principal de estos sistemas es que se usen con las plantaciones que tienden a tener un mayor estrés debido a la radiación solar que reciben, ya que al crecer debajo de una cubierta fotovoltaica genera un microclima que beneficia su desarrollo, además de proveer la electricidad que se requiere para la extracción de agua o la irrigación del mismo cultivo”.
Países como China, Alemania, Francia y otras naciones han destinado apoyos al crecimiento de dichos sistemas. En México, integrantes del Instituto de Energías Renovables proponen un proyecto agrovoltaico en la alcaldía Xochimilco, al sur de la Ciudad de México.
“El 80% de su área es una zona protegida de interés ambiental en donde existen productores locales dedicados a la horticultura y floricultura, quienes utilizan agua de los canales para el riego de sus productos.”
El proyecto planea beneficiar diversos aspectos para los productores locales, como el agua, la cual requiere de un tratamiento para descontaminarla; este proceso requiere a su vez de electricidad, la cual se obtendría a través de los sistemas implementados (celdas fotovoltaicas).
Con esta tecnología se obtendría la energía para realizar el riego y además le generaría sombra a los cultivos, principalmente las hortalizas, uno de los más beneficiados, explica el también Jefe de la Unidad de Asistencia Fotovoltaica del IER.
La iniciativa se desarrolla como propuesta de investigación con el apoyo de la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTEI) de la Ciudad de México (CDMX). La meta es que llegue a ser aplicado en la zona chinampera de Xochimilco.
A decir del investigador, este proyecto fusionaría la tecnología moderna con el sistema de cultivo antiguo, dando como resultado una chinampa agrovoltaica, la cual preservaría esta práctica ancestral de cultivo y suministraría la energía eléctrica necesaria para el tratamiento de agua, y finalmente obtener un líquido de riego adecuado para la agricultura de la región.
“Nosotros esperamos que con este tipo de proyectos los agricultores tengan mejores cosechas, mejor calidad en sus productos y una mejor economía. Lo que hay que introducir primordialmente es la economía circular: invertir tiempo, mejorar el tratamiento de su tierra, mejorar el agua a través de plantas tratadoras y tener la electricidad para llevar a cabo ese tipo de procesos”.
Fuente:
Conversatorio virtual. México, tendencias de las energías fotovoltaicas. Festival El Aleph, 2022.
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