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Las primeras palabras del bebé. Hallazgos sobre la adquisición de la lengua materna

Cuando los bebés expresan su primera palabra ya aprendieron el lenguaje.

16-03-2022

Por María Luisa Santillán, Ciencia UNAM-DGDC

Expresarnos con palabras es una cualidad que sólo los seres humanos tenemos. Después de años de evolución hemos logrado comunicarnos a través del habla; en ella están involucrados distintos aspectos cognitivos y gramaticales, pero también vamos conformando este lenguaje a través de la imitación, de la convivencia social y familiar.

Una vez que adquirimos el lenguaje, platicar, expresar algo con palabras y mantener una comunicación es algo que hacemos normalmente, pero ¿qué ocurre con los bebés? ¿cómo es que los seres humanos empezamos en nuestros primeros años a identificar las palabras, los sonidos que de ellas surgen y cómo vamos poco a poco conformando nuestra lengua?.

Estas son algunas de las interrogantes que guían el trabajo del Laboratorio de Infantes de la Facultad de Psicología de la UNAM. Desde hace más de dos décadas se ha dedicado a estudiar cómo adquieren los bebés la lengua materna y de qué manera la van desarrollando durante sus primeros años.

Fue en 1997 cuando la doctora Elda Alicia Alva Canto, responsable de este laboratorio, conoció el Babylab dirigido por el doctor Kim Plunkett en la Universidad de Oxford y empezó a conformar la idea de crear uno en la UNAM.

“Estuvimos trabajando con él y surgió la idea de tener uno en México; solicitamos recursos a Conacyt y Papitt, y nos dieron los apoyos. Se empezó a hacer la instalación desde 98-99 y en el 2000 pudimos utilizarlo”, explica la doctora Alva Canto.

Aunque en ese momento el grupo de estudio de Oxford trabajaba con equipos que analizaban los movimientos de la pupila de los bebés, eso no podía aún aplicarse en México, porque el costo era muy elevado, sin embargo, implementaron software que les permitió empezar a investigar cómo aprenden los bebés a hablar desde el primer año de vida.

Diversos estudios

Trabajar con bebés es una tarea complicada, aunque los resultados que han obtenido en el Laboratorio de Infantes son un indicativo de la manera en cómo ellos están aprendiendo cada día. Así, utilizan distintas herramientas para poder llevar a cabo trabajo de investigación con niñas y niños desde 0 a 48 meses de edad.


 

Uno de los métodos que utilizan es el Paradigma Intermodal de Atención Preferencial (PIAP). Para esto emplean una cabina con una pantalla, bocinas y cámaras que grabarán la sesión. Uno de los estudios consiste en presentar al bebé una imagen durante cierta cantidad de tiempo hasta que su atención decae, y después se le muestra otra imagen, que es un estímulo nuevo que no ha visto.

Si mira más hacia la imagen nueva se puede decir que el bebé ya reconoce la imagen que se le presentó primero. Este estudio ha servido para ver si los infantes pueden reconocer las diferentes caras de un objeto que está en rotación.

“Se pueden recrear distintas situaciones experimentales; sin embargo, de acuerdo con el paradigma que manejamos, en general los niños voltearán a ver, por más tiempo, el estímulo que es conocido cuando se les presentan dos imágenes, de las cuales una está apareada con un estímulo auditivo. También existen otras situaciones en las que se habitúa al bebé a un estímulo, una vez que se ha habituado, entonces voltearán a ver al nuevo, si ven al nuevo es porque sí conoce al anterior”, explica la investigadora.

En otro tipo de estudios, con bebés desde un año de vida, analizan el aprendizaje de morfología del español, es decir, cómo aprenden los niños la estructura de las palabras y qué tipo de estrategias utilizan para hacerlo. En sus estudios colocan en la pantalla dos imágenes y mencionan el nombre de una de ellas, la palabra nombrada contiene un morfema, ya sea familiar o inventado, pero cuyo significado está representado en una de las imágenes, si el bebé mira a la imagen que coincide con la palabra escuchada significa que comprende la palabra y el significado de los morfemas que la conforman.

También realizan otros estudios que les permite identificar si los bebés aprenden nuevas palabras y cuánto tiempo tardan en hacerlo. En esta línea han evaluado qué estrategias utiliza el bebé para aprender palabras, una de ellas tiene que ver con el uso de los morfemas, por ejemplo, si escuchan una palabra desconocida como “mabito”, utilizando el morfema -ito los bebés saben que deben mirar un objeto pequeño, aunque les sea desconocido; algo similar ocurre con las terminaciones -ando/iendo que les permite enfocarse en las acciones.

Lo mismo podrían hacer con las palabras masculinas o femeninas o con los plurales. En general, han podido observar que los bebés pueden inferir cuál es el referente al que debe asociarse una palabra utilizando sus morfemas.

Además, trabajan con estudios de categorización en bebés de 18 a 42 meses. Para este estudio le muestran al bebé estímulos de colores y formas distintas. Han encontrado que éstos asocian los objetos que tienen la misma forma, aunque cambien de color, identificando que son de la misma categoría.

Asimismo, han observado que esta habilidad de categorizar mejora cuando se asocia una palabra a la categoría y que, en general, categorizar es un buen predictor de otras habilidades lingüísticas que los bebés desarrollarán en meses posteriores. Lo mismo ocurre con su velocidad en las tareas del paradigma intermodal de atención preferencial.

“Una de las interrogantes que ya venía en la literatura y lo empezamos a explorar, es si los niños que son más rápidos en asociar la palabra escuchada con la imagen correcta en el PIAP, son mejores en otras habilidades, porque parece ser que el tiempo de reacción, el tiempo que el niño tarde en responderte, en cosas lingüísticas, por alguna razón tiene que ver con el desempeño del niño en años posteriores, o sea, un niño que te responde rápido ahorita, va a tener mejor vocabulario a los dos o a los cuatro años”.

Aunque los estudios que realizan se llevan a cabo en condiciones controladas, la investigadora explica que los bebés pueden saber muchas de estas palabras porque las escuchan en su casa, al respecto comenta que “son los estímulos que el bebé tiene en el ambiente y entre más frecuentes sean más rápido los aprende y aplica estos conocimientos para aprender nuevas palabras, nosotros decimos que usa esa estrategia para aprender nuevas palabras”.


  • El Laboratorio de Infantes de la UNAM es el único centro de investigación de este tipo en América Latina.

Aportaciones 

Durante 25 años la doctora Elda Alicia Canto ha trabajado distintas líneas de investigación sobre comprensión y aprendizaje de lenguaje por parte de los bebés y niños. Así, en el Laboratorio de Infantes han realizado modelos de desarrollo de lenguaje y cómo éste se produce en distintas edades.

 Explica que en toda la literatura en español no había nada que dijera qué es lo que los niños saben, aunque sí había y siguen existiendo listas de palabras que están hechas con base en lo que deben de saber, pero el interés de ella era centrarse en saber qué es lo que los infantes realmente entienden, por lo que hicieron un estudio para el cual grabaron a 1500 niños, de 4 a 12 años, cuando platican entre ellos, y obtuvieron 10 000 mil palabras diferentes de 450 mil palabras totales que éstos saben en dichas edades. Este mismo estudio, posteriormente se replicó con niños desde los 11 meses.

Otro tipo de estudios que ha realizado a lo largo de estos años es aplicar pruebas de inteligencia con subtest de lenguaje, ya sea de vocabulario o de lenguaje abstracto.

Los niños aprenden de todo, del ambiente, de lo que tienen alrededor, de sus padres, de los diferentes estímulos que se les presentan.

"Todo alrededor del niño es un continuo de habla, sin espacios aparentes entre las palabras, ¿cómo hace el niño para encontrar las palabras entre este continuo, aún antes de cumplir el año de vida? ¡Es una cosa impresionante!, parece que aprende por irregularidades”.

Así, dijo, que los bebés cuando dicen su primera palabra ya dominaron previamente una serie de procesos que les abren la puerta hacia el dominio del lenguaje, empiezan a encontrar regularidad, cosas más sofisticadas como nuevas palabras y nuevos significados al unir palabras, eso lo hacen de manera rápida, sobre todo si tienen un ambiente variado y una mejor estimulación.

“Por ejemplo, los papás que tienen más años de estudio tienen mejor vocabulario, generalmente no dan instrucciones, le están enseñando relaciones, le dicen: si haces esto ocurre tal cosa, los niños que tienen más estimulación conocen más palabras, parece que hacen asociaciones más rápido y van estableciendo estrategias para aprender palabras con más facilidad”, concluye la investigadora.


 


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