16-08-2021
Por Isabel Pérez S., Ciencia UNAM-DGDC
La sequía 2020-2021 ha sido la segunda más severa registrada en México, de acuerdo con el Monitor de Sequía de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA); la primera se presentó en el año 2011.
En abril de 2021, la Comisión reportó que tres cuartas partes del país estaban padeciendo debido a la falta de lluvias; más de la mitad del territorio nacional se encontraba en situación de sequía extrema.
Este desastroso panorama comenzó a presentarse en junio de 2020 en las zonas, sur, centro y norte del país. Benjamín Martínez López, investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la Universidad Nacional, refirió en mayo de 2021 que estudios preliminares indicaban que el fenómeno de “La Niña” estaba relacionado con los meses de sequía.
Recientemente, la Comisión Nacional del Agua publicó un acuerdo de inicio de emergencia por sequía para garantizar el abasto de agua a la población.
Si bien desde julio a la fecha las lluvias están presentes en territorio mexicano, la falta de agua prolongada y recurrente podría ser más profunda y extendida en el futuro, advierten especialistas.
Al observar la evolución de la temperatura global de 1850 a la fecha, resulta innegable que el planeta se está calentando, aunque ese calentamiento es diferencial.
En el Pacífico ecuatorial, por ejemplo, la temperatura no excede de un grado, pero más hacia el sur es mayor; en tanto que en el Pacífico occidental va para arriba, con un incremento sostenido, precisó el investigador durante la conferencia virtual “Impacto de la sequía en México”..
Lo que causa cierta preocupación es que se transite de una etapa de lluvias abundantes a un periodo seco que dure decenas de años o más de un siglo, y es que esto ya ha sucedido y existe el riesgo latente de que la situación se repita, advirtió Benjamín Martínez.
Por esa razón, consideró pertinente realizar investigaciones para entender qué sucedió, sus causas y de esa manera poder hacer simulaciones y en la medida de lo posible, llevar a cabo predicciones.
El norte de México es donde más se ha acentuado el panorama de sequía y la escasez de agua está afectando dos rubros: las actividades agropecuarias como la agricultura y la ganadería se les destina el 76.7% del agua a nivel nacional; en tanto que el 14.2% es para consumo humano, detalló la doctora Christian Domínguez Sarmiento del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, quien también participó en la mencionada conferencia.
La sequía es una deficiencia en la precipitación sobre un período extendido, lo que resulta en una escasez de agua que causa impactos adversos en la vegetación, los animales y las personas.
La sequía no es lo mismo que la aridez; ésta última significa que un lugar o región tiene un régimen pluviométrico bajo, es decir, que en el año llueve poco, como ocurre en las zonas desérticas, aclaró la especialista.
En México hay grandes variaciones, ya que regiones como Sonora y Chihuahua, en la frontera con Estados Unidos, se encuentran bajo condiciones de sequía extrema, mientras que la península de Yucatán no tiene ese problema.
Así, los factores humanos como la demanda y gestión del agua pueden exacerbar el impacto que la sequía tiene en una región.
En la práctica, la sequía se define de varias maneras que reflejan diferentes perspectivas e intereses: la sequía meteorológica, que generalmente está basada en el grado de sequedad, y la duración del período seco.
La sequía agrícola vincula varias características de la sequía meteorológica a los impactos agrícolas, centrándose en la escasez de precipitaciones, estrés hídrico del suelo, reducción de niveles de aguas subterráneas o presas que son necesarias para el riego.
La sequía hidrológica, en cambio, ocurre generalmente después de períodos prolongados de escasez de lluvia, lo que puede dar lugar a importantes impactos sociales, ya que las regiones están interconectadas por sistemas hidrológicos y así el impacto de la sequía meteorológica puede extenderse mucho más allá de las fronteras del área deficiente en precipitación.
Entre las principales afectaciones de la sequía, dijo la investigadora, están los daños considerables a los ecosistemas, erosión y pérdida de suelos; degradación de la calidad del agua y degradación del paisaje. Se trata de un fenómeno natural que deja a su paso deterioros importantes, cuya consecuencia es que los ecosistemas tardan cada vez más en recuperarse.
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