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¿Había humanos en América… hace 30 mil años?

Restos hallados en la cueva del Chiquihuite podrían adelantar 15 mil años la fecha de arribo de los primeros humanos al continente americano.

09-09-2020

Por Verónica Guerrero Mothelet, Ciencia UNAM-DGDC

En el estado de Zacatecas, una cueva reveló vestigios que podrían cambiar nuestro conocimiento sobre los primeros pobladores de América.

Tras diez años de investigación, un equipo internacional sugiere la posibilidad de presencia humana en la zona hace unos 30,000 años… Más de 15,000 años antes de la fecha aceptada para el arribo de humanos a este continente. 

Los resultados, publicados en la revista Nature, fueron obtenidos por Ciprian Ardelean, arqueólogo de la Universidad Autónoma de Zacatecas, con la colaboración de otros investigadores, como Corina Solís y María Rodríguez, académicas del Instituto de Física (IF) de la UNAM, a cargo de realizar dataciones con radiocarbono. 

La cueva del Chiquihuite se ubica a 2,740 metros sobre el nivel del mar, en la Sierra de El Astillero, Zacatecas, México.  

De acuerdo con el artículo, las excavaciones “corroboran hallazgos anteriores” de evidencias culturales en América durante el Último Máximo Glacial, que se produjo hace entre 26,500 y 19,000 años y retroceden en el tiempo, “posiblemente entre 33,000 y 31,000 años”, las fechas en que los humanos se dispersaron por la región. 

Durante el Último Máximo Glacial, enormes placas de hielo cubrieron tierra firme y el mar estaba 120 metros por debajo de su nivel actual.  

La hipótesis predominante plantea que las primeras migraciones humanas al continente americano aprovecharon el puente natural formado en el estrecho de Bering, hace aproximadamente 13,500 años, y que continuaron hacia el sur tras el deshielo de los glaciares en Norteamérica. 

Pero esta hipótesis ha sido desafiada por descubrimientos como el que presentó, en 1997, el arqueólogo Tom Dillehay, de la Universidad de Vanderbil, que evidenció presencia humana en Monte Verde, al sur de Chile, cuando menos hace 14,500 años, lo que podría extenderse a más de 18,000 años. 

La excavación en el sitio 

En la cueva, los arqueólogos excavaron tres metros de profundidad y observaron múltiples capas estratigráficas, que indican diferentes edades para los objetos encontrados.

En total, encontraron cerca de 1,900 artefactos de piedra caliza y basaltos, que identificaron como puntas de lanza y cuchillas fabricadas por manos humanas, por la forma distintiva como fueron cortadas y concluyeron que habían sido llevadas allí desde otra parte, porque ese tipo de piedra no existe naturalmente en la cueva. 

También desenterraron huesos de animales, fragmentos de carbón y restos de plantas, cuyo análisis indicó que el ambiente próximo a la cueva, hoy seco y árido, en el pasado debió ser más verde y húmedo, rodeado por lagos o manantiales y con vegetación de pinos y abetos. 

Para determinar la edad de los objetos extraídos, se enviaron muestras a tres laboratorios de Estados Unidos, uno del Reino Unido y al Laboratorio Nacional de Espectrometría de Masas con Aceleradores (LEMA) del Instituto de Física, donde las doctoras Solís y Rodríguez les realizaron pruebas de datación con radiocarbono. 

La doctora Solís nos explica que “la espectrometría de masas con aceleradores es la técnica más sensible para detectar radioisótopos”, porque permite detectar los niveles muy bajos, en este caso, de los isótopos del carbono en muestras orgánicas.

Al determinar el radiocarbono “es posible fechar objetos de origen orgánico con una antigüedad cercana a los 50,000 años”.


¿Cómo se analiza el radiocarbono en el LEMA?
  • El radiocarbono o 14C es un isótopo radioactivo del carbono. A diferencia de los otros dos isótopos del carbono, el 12C y el 13C, que son estables, el 14C es inestable. Esta propiedad sirve para medir las edades del material orgánico porque los organismos vivos mantienen un contenido de radiocarbono aproximadamente constante, que comienza a decaer después de su muerte. 
  • Las muestras analizadas pueden ser de cualquier tejido orgánico, o de carbón vegetal. 
  • Primero, pasan por una limpieza mecánica y química para obtener solamente la fracción del tejido que contenga el carbono original. 
  • Una vez dentro del sistema del LEMA, que consta de dos espectrómetros de masas acoplados a un acelerador de partículas, los átomos y moléculas de la muestra se aceleran a grandes velocidades para separar, por medios electromagnéticos, los isótopos 12C, 13C y 14C que la componen. 
  • Así, los constituyentes de la muestra se cuentan, literalmente, átomo por átomo.

En el LEMA se realizaron nueve dataciones válidas de siete muestras de carbón y de una muestra de sedimento. “Las muestras fechadas fueron de la materia orgánica asociada; es decir, cercana a los objetos de piedra”, señala.

Las investigadoras descartaron los resultados de dos huesos de animales, “pues uno correspondía a la época colonial y el otro no contenía suficiente colágeno para garantizar la calidad del examen”. También descartaron tres muestras de carbón que dieron resultados atípicos, por una posible influencia del ambiente de la cueva, como humedad o temperatura.

Una vez determinada la edad “radiocarbono”, ésta se tradujo a una edad calendario, obtenida mediante curvas de calibración que toman en cuenta las variaciones temporales del radiocarbono en la atmósfera.

Luego, todos los datos se combinaron en un modelo Bayesiano, un proceso matemático muy complejo que considera tanto el orden en que se depositaron los objetos en las capas del suelo, como sus edades calibradas.

Así, las investigadoras del LEMA ubicaron el inicio de la secuencia de ocupación de la cueva del Chiquihuite entre 33,150 y 31,405 años, un periodo anterior al Último Máximo Glacial, mientras que para el final de la secuencia de ocupación su modelo arrojó un periodo con una antigüedad de 20,090 a 17,830 años.

Sus resultados se compararon con los de los otros laboratorios y confirmaron que, en general, la secuencia cronológica de la cueva del Chiquihuite coincide con la evidencia estratigráfica, o la edad de las capas donde se encontraron las muestras, y que la ocupación de la cueva pudo extenderse durante unos 20,000 años.

Controversia

Como sucede con los nuevos hallazgos científicos, el descubrimiento de Chiquihuite enfrenta cierto debate.

Aunque se demostró que los objetos de piedra fueron llevados a la cueva, algunos expertos cuestionan si en realidad son artefactos humanos, o si pudieron crearse por procesos geológicos naturales.

Por ejemplo, Dillehay comentó para National Geography que le extrañaba la aparente falta de evolución tecnológica en estos artefactos, que sólo muestran cambios menores en el curso de un milenio. En comparación, las herramientas encontradas en Monte Verde presentan cambios notables. Sin embargo, admite que podrían ser un antecedente de otras puntas, halladas en el centro de México.

Para aportar mayor sustento a sus conclusiones, el equipo prepara un segundo artículo, que contendrá datos adicionales.

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