26-07-2020
Por María Luisa Santillán, Ciencia UNAM-DGDC
Distribuido a lo largo de distintas costas en nuestro país podemos encontrar uno de los ecosistemas más productivos del planeta: amplias zonas de manglares que sostienen una compleja cadena alimenticia y una elevada biodiversidad en particular de aves, peces, crustáceos y moluscos.
El manglar comprende una gran variedad de vegetales, principalmente arbóreos que se caracterizan por estar adaptados a ciertas condiciones únicas, como crecer en zonas de influencia de mareas, tolerar aguas salinas y crecer en sedimentos muy pobres en oxígeno.
Los manglares son de los pocos vegetales que son vivíparos, es decir, que no dan origen a una semilla sino a un embrión. Comprenden más de 50 especies en todo el mundo, en México sólo tenemos de 4 a 6, y se distribuyen principalmente en las zonas intertropicales donde no existe una fuerte influencia de oleaje, o sea, zonas protegidas como bahías, esteros y lagunas costeras.
- Especies en México: el manglar rojo Rhizophora mangle, el manglar blanco Laguncularia racemosa, el manglar negro Avicennia germinans y el manglar botoncillo Conocarpus erectus, y en Chiapas es posible encontrar R. harrisoni como el Zapotón (Pachira acuática), que recientemente se está discutiendo si es o no un manglar.
Aunque pueden encontrarse en distintas costas del país, los manglares mejor desarrollados son el tipo ribereño, es decir, aquellos que además de recibir agua de mar, también reciben un aporte de agua dulce, como los que se encuentran en Chiapas y en Campeche; en cambio, no crecen muy bien en suelos cárcicos, como en la península de Yucatán.
El doctor Francisco Javier Flores Verdugo, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, explica que los manglares funcionan como un hábitat de apoyo a las pesquerías tanto locales como hacia la zona marina adyacente al actuar como zona de alimentación y refugio de diversos organismos marinos juveniles.
De acuerdo con datos de la Conabio, la extensión de los manglares en México es de 774 mil 794 hectáreas, y aunque representan solamente 5% de la extensión mundial de éstos, somos el cuarto lugar como país, superados por Indonesia, Brasil y Australia.
- La Unesco estableció que cada 26 de julio se celebre el Día Internacional de Conservación del Ecosistema de Manglares con el fin de revertir la tendencia de la degradación de éstos y proteger los manglares, los cuales son fundamentales para la salud del planeta.
Con esta iniciativa se busca proteger a estos ecosistemas que proporcionan múltiples beneficios al medio ambiente, así como a las comunidades que lo integran.
Por ejemplo, los manglares son de los ecosistemas más eficientes en la remoción de carbono de la atmósfera mitigando el calentamiento global, lo que se denomina carbono azul, y sobre todo son una importante zona de amortiguamiento contra las inundaciones por ríos y por efecto de los huracanes, explica el doctor Flores Verdugo, integrante de la Unidad Mazatlán del ICMyL de la UNAM.
Asimismo, los manglares son eficientes removedores de contaminantes (biofiltros), en particular de fertilizantes, reduciendo el riesgo de contaminación del agua y de las zonas pesqueras.
Dentro de estos ecosistemas también existen comunidades que interactúan en ellos y dependen de sus bienes y servicios
“Trabajamos con las comunidades para concientizarlos respecto a la importancia de conservar sus manglares. Ya cambió mucho la actitud de diversos grupos sociales con respecto al manglar, porque la percepción que tenían es que eran zonas de criadero de moscos, de cocodrilos, y ya están viendo que las pesquerías y otros servicios se benefician más con ellos”, comenta el investigador.
A nivel internacional hubo una fuerte preocupación por el aumento en la deforestación del manglar de 1 a 1.5% anual en los últimos 20 años, lo que indica una pérdida de cobertura por manglares de 30% en dos décadas. En gran medida esto ocurrió por los cambios de zonas de manglar por estanques de camarón (en particular en el sureste asiático, aunque también en países como Ecuador).
Otros factores que han transformado importantes zonas de manglar son la ampliación de la frontera agropecuaria (Veracruz), actividades petroleras (Tabasco, Veracruz, Campeche), el desarrollo turístico (Quintana Roo, Jalisco), crecimiento de puertos, así como asentamientos humanos irregulares (Sinaloa).
“Hay otros factores más difíciles de evaluar y de mayor impacto como son los cambios en el régimen hidrosedimentario por las presas, construcción de canales y apertura/clausura total o parcial de bocas y venas de mareas y desviación de agua dulce hacia distritos de riego. Por ejemplo, la boca artificial de Cuatla, en Marismas Nacionales, Nayarit provocó un cambio hidrológico notable que destruyó más de 8 000 hectáreas de manglar.”
Agrega que el manglar responde a un patrón hidrosedimentario, es decir, que depende de los aportes de agua dulce y sedimentos, por lo tanto, uno de los impactos más fuertes en manglares que se ha observado es la construcción de presas.
“La construcción de presas tiene fuertes impactos en las zonas costeras y esto se traduce en que va a haber menos manglares o manglares con condiciones no apropiadas de desarrollo, y eso tiene implicaciones ambientales muy fuertes en las pesquerías. Además, como el régimen sedimentario cambia mucho, esto también tiene que ver con la erosión de playas y dunas exponiendo directamente al oleaje a los manglares, provocando su muerte”.
Actualmente, concluye, existen movimientos mundiales donde se ha analizado que no se tiene por qué represar todos los ríos. Incluso, muchos países han dado marcha atrás al respecto porque cuando se hace un análisis de servicios ambientales, de costos y beneficios, se ha visto que si dejan los ríos en paz, se beneficia a más gente y a los ecosistemas que ya existen, como los propios manglares.
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