25-11-2020
Por Laura García/Luz Oliva, Ciencia UNAM-DGDC
Julia trabaja en una empresa y aunque hace el mismo trabajo que Luis, su salario es inferior al de él.
Manuel tiene 12 años y está becado por su escuela; sin embargo, sus padres no destinan ese dinero a su educación.
Debido a los usos y costumbres de su comunidad, Ana heredará los bienes que le dejaron sus padres sólo hasta que se case.
Los hijos de Juan, quien es un adulto mayor, lo despojaron de sus propiedades aprovechándose de su edad.
Si bien estas historias son diferentes, los involucrados tienen algo en común: la violencia económica.
“La violencia económica es cualquier restricción que se aplica sobre otra persona para limitar sus ingresos o su patrimonio”, explica la doctora Violeta Rodríguez del Villar, investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.
Con frecuencia, esta violencia se manifiesta mediante la imposición de una persona hacia otra para que no realice actividades económicas; o las lleve a cabo de manera limitada; o bien que las realice, pero para beneficio de otra persona, ya sea que entregue sus ingresos completos o una parte.
Quien sufre esta violencia ve restringidos los satisfactores básicos para vivir; es decir, que no tiene el dinero suficiente para cubrir sus necesidades de alimentación, salud, educación o recreación.
Contra las mujeres
“En el caso de las mujeres, ha habido una estrategia desde hace algunos años, orientada a las condiciones laborales, para tratar de darles mayor acceso a los puestos que tradicionalmente han sido ocupados por hombres.
Esto ha rendido sus frutos y ha disminuido la brecha laboral; sin embargo, falta que en los mercados de trabajo se reconozcan todas las condiciones específicas de las mujeres que les impiden ingresar al mercado laboral.”
Algunas de ellas están relacionadas con la maternidad, como el acceso a guarderías. Y aunque se han logrado avances en la generación de leyes que ofrecen igualdad de condiciones a las mujeres, esto aún es insuficiente”, puntualiza la experta.
Y es que la violencia económica no se limita al acceso al mercado laboral, sino que, en ocasiones, las mujeres son coaccionadas para destinar su ingreso a la manutención del hogar, y eso no se está atendiendo en las leyes.
“El caso de los menores —resalta la especialista— es más crítico, porque no está contemplada una planeación sobre cómo combatir la violencia económica que sufren. Su actividad laboral no está contemplada por la Ley Federal del Trabajo, por lo que no tienen las protecciones que tienen los trabajadores reconocidos.”