Exploración Espacial: Imágenes Inconmensurables

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  Las fotografías que vemos pasan por procesos técnicos especiales para que sean más estéticas y atractivas, pero no son las que utilizan los científicos para sus investigaciones.

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  El 24 de octubre de 1946 se tomaron las primeras fotografías de la Tierra desde el espacio exterior. El ingeniero Clyde Holliday modificó una cámara de cine de 35 mm —que disparaba cada segundo y medio—, la colocó en una caja blindada y después la instaló en un misil balístico V2 de manufactura alemana. El misil alcanzó cien kilómetros de altura.

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  El primer ser humano que filmó imágenes de la Tierra desde el espacio fue el cosmonauta Guerman Titov, el 6 de agosto de 1961. De la película que tomó Titov con una cámara Konvas se extrajeron fotogramas que muestran lo que observó. Durante la misión, el piloto ruso circundó diecisiete veces nuestro planeta.

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  Durante la misión Mercurio Atlas 6, el astronauta estadounidense John Glenn captó por primera vez un amanecer orbital cuando sobrevolaba el océano Índico. A partir de las imágenes de Glenn, la fotografía espacial empezó a considerarse una herramienta fundamental para las ciencias del espacio y de la Tierra.

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  La sonda espacial Orbitador Lunar I tomó esta fotografía el 23 de agosto de 1966. Fue la primera imagen de la Tierra captada desde las cercanías de la Luna. El Orbitador sacó aproximadamente 207 fotografías y sólo en dos se aprecia el planeta azul. La misión de esta nave era capturar imágenes de la Luna para las futuras misiones Apolo.

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  Edwin “Buzz” Aldrin fue el primer astronauta en tomarse una selfie en el espacio. Gracias a esta foto se comprobó que los astronautas podían permanecer y trabajar fuera de la nave espacial. El hecho sucedió mientras se llevaba a cabo la misión de entrenamiento Géminis XII.

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  Durante la misión Apolo 8, el astronauta William Anders tomó la icónica fotografía Amanecer de la Tierra: “…, miré hacia arriba y me encontré la vista sorprendentemente hermosa de nuestro planeta natal ‘elevándose’ sobre el horizonte lunar… era hermoso y claramente delicado.” Los cientos de imágenes de este viaje fueron muy útiles para elegir el lugar donde alunizaría el módulo lunar Águila del Apolo 11.

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  “Buzz” Aldrin y Neil Armstrong fueron los primeros astronautas que pisaron la Luna. La huella de Armstrong es una imagen emblemática, así como las palabras que pronunció: “Un pequeño paso para un hombre, un gran salto para la humanidad”. Además de explorar y colectar rocas, los astronautas instalaron instrumentos científicos para detectar sismos lunares y estudiar el viento solar.

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  Esta fotografía se conoce con el nombre La canica azul. Fue la primera imagen tomada por un ser humano en la que se aprecia la Tierra completa e iluminada. La instantánea se le atribuye a toda la tripulación del Apolo 17, la última que visitó la Luna. En los años 70, La canica azul fue la insignia del movimiento ambientalista.

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  La primera sonda espacial enviada a Marte fue la Vikingo 1, integrada por dos partes: el módulo orbitador y el módulo de amartizaje. Además de que ambas naves llevaban cámaras, también estaban equipadas con otros instrumentos científicos con el fin de buscar vida microscópica en el planeta rojo y medir el vapor de agua y la radiación térmica.

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  El objetivo de las sondas espaciales Viajero 1 y 2 fue explorar Júpiter y Saturno. Las naves enviaron a la Tierra miles de imágenes que han servido para conocer más la estructura de los anillos de Saturno o la gran mancha roja de Júpiter. Además permitieron descubrir decenas de lunas. El Viajero 2 también visitó Urano y Neptuno.

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  Los telescopios espaciales, como el Hubble, están equipados con cámaras e instrumentos especializados que captan objetos y fenómenos astronómicos que sólo pueden visualizarse en la franja del infrarrojo, rayos X, rayos gamma o ultravioleta del espectro electromagnético.

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  La sincronización de ocho telescopios en varios países, entre ellos México, y el trabajo interdisciplinario de cientos de científicos permitió construir la primera imagen de un agujero negro supermasivo.

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  Una de las piezas más importantes del telescopio espacial James Webb es el instrumento del infrarrojo medio. Este y otros dispositivos llevarán a los científicos a un largo e increíble viaje hacia el pasado, es decir, hacia el origen del Universo. Las primeras imágenes que ha enviado a la Tierra permiten observar los objetos celestes con gran definición.