La mirada en unas peculiares raíces

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  Este paisaje de cárcavas muestra una erosión avanzada. Factores como el relieve, la segmentación, los materiales del suelo o la vegetación incidirán en el potencial erosivo de cada sitio.

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  Los geógrafos deben encontrar raíces expuestas en las inmediaciones de las paredes de la cárcava. No es fácil hallarlas, debido a que la vegetación suele retener las capas del suelo.

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  No todos los árboles tienen potencial para investigar la erosión del suelo. Para determinar si una especie es sensible a las anomalías climáticas, se usa un pequeño cilindro de pocos milímetros que permite ver si se forman anillos anuales y si varía el ancho. Casi todas las coníferas tienen esa virtud.

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  El siguiente paso es un muestreo de las diferentes raíces en un sentido longitudinal. Las cárcavas se desarrollan de abajo hacia arriba: comprender varios segmentos permite ver su evolución. Después se seleccionan las raíces que serán extraídas con un serrucho manual.

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  Al medir la profundidad y ancho de la cárcava y las muestras seleccionadas, es posible calcular cuánto sedimento se ha perdido. La velocidad de erosión se obtiene con los datos del espesor del suelo desgastado y el tiempo del deterioro, establecido a partir del análisis de las raíces expuestas.

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  De una primera fase de erosión laminar a la formación de la cárcava, pueden pasar de 10 a 15 años. La reconstrucción del fenómeno depende de la edad de los árboles. En la zona del volcán Paricutín, los árboles tienen máximo 40 años. En Huasca, hay especímenes más viejos que permiten estudiar un lapso mayor.

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  En el laboratorio, se analizan las muestras en cortes muy finos para resaltar las células y medirlas a partir de fotografías microscópicas. Una reducción en el área de lumen y paredes más anchas sugieren un momento de erosión, ya que la raíz empieza a responder a nivel celular a los cambios.

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  El segundo tipo de análisis consiste en cortes macroscópicos de tres centímetros para ver los disturbios a nivel anatómico. Los anillos alargados indican condiciones de estrés; de forma normal, se desarrollan concéntricamente. Los discos se pulen con lijas para tener una visión más nítida.

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  También han utilizado drones para desarrollar un modelo digital de la superficie erosionada y conseguir mediciones remotas. A partir de mapas de zonas puntuales, se puede hacer una extrapolación más general, y detectar una problemática de erosión del suelo más extendida.