Falta de sentido de vida, principal causa del suicidio en la tercera edad

A sus 85 años, Laura, después de mucho pensarlo, decidió que tenía que poner fin a su vida. Se puso su mejor ropa, se maquilló y fue a comprar veneno para ratas. Con esto, pensaba, seguro cumpliré mi cometido.

Vivía sólo con la compañía de su perro, había enviudado 10 años atrás y sus hijos no la visitaban. Para ella, la vida ya no tenía sentido. Los dolores artríticos y la diabetes minaban cada vez más su existencia. Aquél día, ingirió el veneno y se recostó en su cama. Así terminó sus días.

• La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el suicidio como el acto deliberado de quitarse la vida; este hecho es considerado grave y perjudicial tanto para el individuo que lo comete, como su contexto, debido a la intención destructiva que hay en él.

Cuando una persona de la tercera edad está pensando en suicidarse, regularmente dan indicios de que atentarán contra su vida. Uno de los factores que contribuyen a que esto suceda es el estado de salud física.

Sin sentido a la vida

En ocasiones, si la persona tiene un nivel de estudios alto y sabe que padece una enfermedad terminal, prefiere anticiparse a morir, ya que, al parecer, así evita el sufrimiento que conlleva pasar por procesos dolorosos, expone María Montero, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM.

Otras personas mayores que están pasando por episodios de depresión profunda y que llevan una vida funcional o medianamente funcional, deciden acabar con su situación pues consideran que su vida no tiene sentido. También están quienes están bajo una presión social o económica muy fuerte que no pueden solucionar y encuentran como única alternativa el suicidio.

“Hay varios factores que habría que identificar, como el contexto en el que se encuentra, el rango de edad, la etapa de vida, enfermedades que padece, en fin, todo lo que pueda dar indicios de por qué tomó esa drástica decisión”, menciona la especialista.

Entre los factores que contribuyen a cometer suicidio entre las personas adultas mayores se encuentra la estructura psicológica de la persona, es decir, su temperamento, la forma de enfrentar los conflictos, el nivel de autoestima y la identificación de recursos personales y de las condiciones que permiten enfrentar las crisis.

Métodos más comunes

De acuerdo con estadísticas del INEGI hacia el 2016 el ahorcamiento o estrangulamiento fue la principal práctica para el suicidio, con 80.8% del total de suicidios en ese año, seguido del disparo con arma en un 7.7%.

Por sexo, el principal método utilizado por los hombres es el ahorcamiento o estrangulamiento con 82.2%; el 8.8% utilizó el disparo con arma de fuego, en tanto que en las mujeres, 74.5% recurrió al ahorcamiento o estrangulamiento y 18.3% al envenenamiento por plaguicidas, químicos, drogas, medicamentos y otras sustancias.

“Cuando alguien está pensando en suicidarse, planea todo de tal manera que no se notan sus intenciones, y lo hacen así para que la gente a su alrededor no sospeche e interrumpa su plan”, precisa.

Hombres, los más propensos al suicidio

María Montero, refiere que, según datos del INEGI dados a conocer en 2018, parece que a mayor edad, se presentan más suicidios y este fenómeno se observa más en hombres que en mujeres. El suicidio en mujeres se da con mayor frecuencia entre los 60 y los 64 años, con una tasa de 1.5; las mujeres mayores de 65 años que toman esta determinación es una de cada 100 mil.

En contraste, en los hombres se registra 7.1 suicidios entre los 60 y los 64 años, y 10.5 en hombres de más de 65 años. Esta información sugiere que muchos hombres de la tercera edad, no le encuentran sentido a la vida, no tienen arraigo hacia ella.

Para la OMS, el suicidio tiene un efecto dominó que repercute en las sociedades, las comunidades, los amigos y las familias que han perdido a un ser querido por suicidio. Por tanto, sí, el suicido es sin duda un grave problema de salud pública.

Existen intervenciones eficaces para evitarlo. Algunas estrategias como la restricción del acceso a métodos comunes de suicidio, por ejemplo armas de fuego y sustancias tóxicas como plaguicidas, han demostrado ser eficaces para reducir las tasas de suicidio, no obstante, se deben adoptar enfoques multisectoriales con diversos niveles de intervención y actividades.

• A nivel mundial, la prevención del suicidio es una necesidad que no se ha abordado de forma adecuada debido, básicamente, a la falta de sensibilización sobre la importancia de ese problema y al tabú que lo rodea.

Es evidente que la prevención requiere también la intervención de sectores distintos del de la salud y exige un enfoque innovador, integral y multisectorial, con la participación de sectores estratégicos, como el de educación, el mundo laboral, la policía, la justicia, la religión, el derecho, la política y los medios de comunicación.