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Rápida recuperación de la vida en el cráter de Chicxulub

El impacto del asteroide, que dio origen al cráter, acabó con el 76% de las especies del planeta.

03-08-2018

Por María Luisa Santillán, Ciencia UNAM, DGDC

El cráter de impacto mejor conservado y el más grande de la Tierra es Chicxulub, en la zona de Yucatán, México.

Para su estudio, desde 2016 científicos de diversas naciones han realizado distintas investigaciones para conocer más sobre esta estructura formada hace 66 millones de años por el impacto de un asteroide. El evento afectó los sistemas de soporte de vida y erradicó alrededor del 76% de las especies del planeta, marcando el fin de la era Mesozoica.

Chicxulub ha llamado la atención de científicos. Los más recientes reportes de las investigaciones en el cráter de Chicxulub están relacionados con la recuperación de la vida en el lugar donde impactó el asteroide. Los resultados de este trabajo se dieron a conocer recientemente en la revista Nature en el artículo “Rapid recovery of life at ground zero of the end-Cretaceous mass extinction”.

En el artículo se reporta un estudio de microfósiles conocido como foraminíferos, los cuales casi desaparecieron con el impacto y sólo quedaron muy pocas especies que volvieron a diversificarse.

“El estudio se centra en estos microfósiles porque tienen tasas de reproducción altas, se reproducen muy rápido y son los organismos que en la parte de los mares son indicadores de la edad y de las condiciones ambientales, de la química del agua, de la temperatura del agua superficial y profunda, y son marcadores índice”, destacó el doctor Jaime Urrutia Fucugauchi, del Instituto de Geofísica de la UNAM.

Surgimiento de la vida

Desde 2016, la Misión 364 del International Ocean Discovery Program (IODP) lleva a cabo el programa de perforación profunda en el cráter de Chicxulub. Sus objetivos son conocer sobre la estructura del cráter, estudiar los cambios ambientales en la zona del impacto, la extinción de organismos en la zona y la recuperación de la vida.


 

Para esta parte del proyecto, se realizó el análisis del registro fósil de microorganismos para ver cuándo comienzan a aparecer en la zona de impacto, además de que se analizaron microalgas que se encontraron en los núcleos de perforación.

El doctor Urrutia, quien es integrante del equipo de Expedición 364, explicó que uno de los hallazgos de estos análisis arrojó que estos microfósiles empezaron a aparecer en las primeras capas del sedimento, es decir, alrededor de 30 mil años después del impacto.

¿Por qué regresaron tan rápido estos microfósiles a la zona de impacto? En el artículo lo que se propone, destacó el investigador, es que el cráter no quedó completamente cerrado a circulación del agua oceánica, sino que quedó abierto hacia la parte del noreste.

“La parte del noreste tenía una cuenca muy amplia antes del impacto y éste modificó la cuenca, pero el cráter aparentemente, y eso es algo que todavía faltaría probar, quedó abierto a circulación del agua oceánica del Golfo de México y Mar Caribe hacia ese lado y eso podría haber permitido que el agua circulara dentro del cráter”.

Esta circulación del agua, por un lado, permitió que se limpiara parte de los metales tóxicos y, por el otro lado, fue una vía de entrada para los microorganismos que libremente van siendo transportados por las corrientes.


Estudios alrededor de la zona de impacto

Realizar estos estudios en sitios cercanos al de impacto dentro del cráter en toda la parte de Yucatán era complicado, pues la presencia de corrientes muy fuertes y deslizamientos de terrenos no permitía tener una secuencia continua de sedimentos porque éstos continuamente estaban siendo removidos.

Por lo tanto, la mayor parte de los trabajos de investigación se realizaban en zonas alejadas y mostraban patrones muy diversos. Por ejemplo, en algunas zonas la recuperación de la vida fue relativamente rápida, de alrededor de decenas de miles de años, pero en otras es mucho más lenta en el orden de millones de años, comentó el investigador.

Sin embargo, con el estudio realizado como parte del proyecto de expedición Chicxulub, recientemente publicado, se pudo demostrar que la vida apareció muy rápido en términos del tiempo geológico.

Cabe destacar que este estudio es el primero que se hace con este nivel de detalle en el sitio de impacto, aunque se han hecho varios trabajos analizando lo que ocurrió en sitios más alejados.

Para el doctor Urrutia Fucugauchi, el tiempo en que se recuperó la vida en una zona muy afectada permite identificar en qué condiciones regresa la vida, además de que estos resultados son importantes porque nos permiten conocer cómo reaccionan los ecosistemas cuando una parte de ellos se fractura y cuáles son los factores que controlan el regreso de la vida o lo inhiben, por lo tanto, tiene repercusiones para identificar factores involucrados en las extinciones actuales.

Investigadores del Instituto de Geofísica de la UNAM, desde hace varias décadas, han trabajado en distintos programas de perforación con recuperación continua del material del cráter de Chicxulub.

Se han realizado doce perforaciones y se tienen alrededor de 6 mil metros de núcleos resguardados. Como parte de la colaboración internacional, se han repartido cerca de 18 mil muestras a distintos grupos de investigación de todo el mundo.

En una primera parte del proyecto se analizó la dinámica del impacto, la formación del cráter, así como la formación del anillo de picos, una cadena montañosa que se formó con el impacto.


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