Adiós a lo trágico: historias inspiradoras para reaccionar a la crisis ambiental

Las historias y la forma como estas se cuentan, hacen toda la diferencia. La antropóloga Jane Goodall llegó a decir que “tenemos la obligación moral de contar historias esperanzadoras”. Sus palabras dan en el meollo del asunto de la comunicación.

Una buena historia tiene el poder de transportarnos y crear sentimientos en nosotros, ya sea en positivo o negativo, y esto puede generar inspiración o resignación, dependiendo del caso.

Al momento de comunicar temas de ciencia tan importantes como la conservación y el cambio climático, los comunicadores y científicos deben de ser extremadamente cuidadosos con la forma como transmiten su mensaje. Primero, para que se entienda y segundo, para que motive a la acción.

Esa fue la conclusión de los presentes en el Coloquio de la Comunicación para la Conservación de las Áreas Naturales Protegidas como fuente de bienestar social: claves para salir del catastrofismo y el esteticismo, que se llevó a cabo el 26 de octubre en Universum, Museo de las  Ciencias.

 Adiós a la tragedia

Un error común es hablar de catastrofismo. La palabra catástrofe desmotiva a las personas que de la nada se sienten pequeñas y piensan que ante un problema tan grande sus pequeñas contribuciones no tendrán peso que valga.

No todo está perdido. Así como hay científicos y comunicadores que se enfocan en lo malo para añadir un toque dramático a sus historias del mundo, también existen aquellos que buscan inspirar y conmover, algo que se dejó ver en este encuentro por la conservación.

En el evento estuvieron el biólogo Carlos Galindo, representante de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), la directora de comunicación del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), Jatziri Pérez, el cineasta y productor del proyecto Cinema Planeta, Gustavo Ballesté; Jaime Rojo, fotógrafo colaborador de la Comisión Nacional de la Áreas protegidas (CONANP) y el ecólogo Exequiel Ezcurra, quien participa en una iniciativa llamada Números Naturales.

Seis especialistas, cada uno apoyando al planeta desde una trinchera distinta pero todos de acuerdo en un mismo punto: la importancia de llevar el mensaje a las personas de que cada pequeña acción cuenta, y la forma para hacerlo es crear mensajes que capten su atención.

La CONABIO, por ejemplo, ha desarrollado el programa ¡Conoce y actúa! Este se enfoca en facilitar a las personas información sobre la naturaleza en nuestro país y motivarlos a involucrarse por medio de diferentes iniciativas como concursos de fotografía o la creación de espacios sostenibles en casa.

Lo mismo sucede con la WWF (World Wildlife Found), que cuenta con oficinas en prácticamente todo el planeta y no sólo informa sobre asuntos de conservación y cambio climático, sino que busca constantemente generar conciencia y creatividad en las personas por medio de acciones como la Hora del Planeta, en la que cada último sábado de marzo las ciudades participantes apagan por completo la luz.

Atraer al público

La forma como se cuentan las historias también tiene peso, sobre todo cuando vivimos en un mundo con un exceso de información tal que el público se ha vuelto disperso, distraído y generalmente sólo escanea, pero no presta gran atención.

Cuando le dieron la idea al fotógrafo Jaime Rojo de crear una campaña audiovisual para dar a conocer la importancia de cuidar las áreas protegidas de Cozumel, los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl y Cabo Pulmo, el reto fue resumir cientos de páginas de informes científicos en videos cortos y fotografías impactantes que cautivaran la atención del ciudadano promedio en los sistemas de transporte colectivo.

Por su parte, Gustavo Ballesté encontró en el cine el medio perfecto para contar historias esperanzadoras en pro del planeta porque las imágenes bien hechas se convierten en un motor de impacto al momento de inspirar y generar dudas en aquellos expuestos a ellas.

Es así el llamado de los presentes en este coloquio: mezclar arte y ciencia, estética y narrativa en pro de un bien común: proteger al planeta.