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La milpa, tradición milenaria de agricultura familiar

La milpa, clave para la seguridad alimenticia y el aprovechamiento sostenible de la biodiversidad. Imagen: Jareni Ayala.

04-06-2014

Por María Luisa Santillán, DGDC-UNAM



El cambio climático es uno de los grandes desafíos que enfrenta la milpa en México. Esto debido a largas temporadas de sequías o de lluvias que acaban con su producción, pues es cultivada por campesinos temporaleros, quienes siembran y esperan la llegada de las lluvias para sembrar y cosechar.

En nuestro país, tres cuartas partes de los campesinos son temporaleros y las milpas familiares, a diferencia de aquellos cultivos que disponen de tecnología para riego y recolección.

Este sistema de cultivo no genera productos para venta a gran escala, sino para autoconsumo familiar. Además, en la actualidad el precio del maíz es tan bajo que a la gente que lo produce no le conviene venderlo, señaló la maestra Edelmira Linares Mazari, del Jardín Botánico del Instituto de Biología de la UNAM.

La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 2014 como el Año Internacional de la Agricultura Familiar y durante este tiempo se pretende aumentar a nivel global la conciencia y comprensión de los desafíos a los que se enfrentan los pequeños campesinos, así como identificar algunas formas eficaces de apoyo a la agricultura familiar.

Desde nuestros antepasados hasta la fecha, la milpa ha representado una forma de agricultura familiar que ha permitido el mantenimiento de distintas generaciones, pues es el cultivo en donde una familia produce los diversos alimentos que consumirá a lo largo del año. Asimismo se le considera el bastión indispensable de la seguridad alimenticia y la clave para el aprovechamiento sostenible de la biodiversidad mexicana.

Triada mesoamericana

Milpa viene del náhuatl milli (que significa campo) y pan (encima), es decir, encima del lugar. Aunque en México se ha relacionado la milpa sólo con el cultivo de maíz, permite la producción de más alimentos.

La milpa está integrada por la llamada triada mesoamericana, compuesta por maíz, frijol y calabaza, productos básicos en la alimentación de los mexicanos desde épocas prehispánicas.

Además de los alimentos de la triada mesoamericana, crecen quelites, tomates, chiles y ciertas verduras o plantas medicinales. También es posible encontrar a la orilla de las milpas, árboles frutales, magueyes o nopales que la gente utiliza para bordear sus campos de cultivo.

“Cuando se habla de milpa no solo es lo que se cultiva dentro, sino lo que se cultiva afuera, y en este sentido los campesinos mexicanos han aprendido a utilizar su entorno de una manera muy intensiva y eficiente”, relató la investigadora.

Las milpas de México no son todas iguales, pues cada región de nuestro país intercala diferentes cultivos con plantas preponderantes en la zona o con combinaciones de éstas que los mismos habitantes han seleccionado, lo que ha permitido que cada caso tenga un sello particular, así como un manejo, selección y replicación de los alimentos que la integran. En algunos lugares, incluso, se encuentran intercalados cultivos de papaya, chile o jamaica.

Variedad de opciones alimenticias

Uno de los grandes beneficios de la milpa es que es mucho más provechosa que el monocultivo del maíz híbrido que se siembra en México, ya que produce alimentos durante todo el año, a diferencia de los cultivos industrializados que por lo general sólo lo hacen una vez.

Edelmira Linares explicó que poco después de que la milpa es sembrada se pueden cosechar las primeras flores masculinas de las calabazas y luego las femeninas, quelites, quintoniles, malvas u otro tipo de hierbas comestibles que crecen intercaladas entre los cultivos de maíz, frijol y calabaza.

Después, se pueden consumir las flores de calabaza, las guías de calabaza y finalmente las calabazas. Más tarde son consumibles los tallos tiernos del frijol, las flores de éste, los ejotes, los frijoles tiernos y, por último, la semilla de frijol seco. Durante este periodo ya es posible consumir los elotes y el grano de maíz seco.

Toda esta producción permite que las familias se alimenten durante todo el año hasta que nuevamente vuelven a sembrar y esperar el crecimiento de los alimentos. Cabe destacar que los alimentos de la milpa no sólo benefician a las familias mexicanas que los cultivan, sino también a los animales que crían. Además de que tienen innumerables beneficios al medio ambiente

Edelmira Linares señaló que este sistema de cultivo tradicional también propicia el rescate de los alimentos tradicionales de México, pues es posible encontrar una gran variedad de maíces o frijoles, los cuales han formado parte de nuestra tradición gastronómica.

Precisó que una familia que consume los alimentos cultivados en una milpa no sufre problemas de desnutrición, sino que estos aparecen cuando existe un cambio en la alimentación de las personas, pues en la actualidad se ha cambiado la dieta tradicional mexicana por la comida chatarra, sobre todo porque la gente considera que este tipo de alimentos tiene un estatus social mayor.

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