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Sueño alterado en niños autistas

El sueño es un proceso fundamental para el buen funcionamiento de la mente y el cuerpo. Foto: Bárbara Castrejón Gómez.

15-03-2013

Por María Luisa Santillán, DGDC-UNAM


El autismo es una alteración psiquiátrica de los seres humanos que se presenta desde la infancia. Investigaciones recientes han demostrado que puede originar un retraso y desorganización del desarrollo cerebral, lo cual afecta el sueño de las personas que lo padecen.

Aunque no existen muchos estudios sobre la relación del autismo y los trastornos del sueño, se sabe que es común que aquellas personas con alteraciones psiquiátricas presenten trastornos del sueño, los cuales también agravan los síntomas del trastorno mental.

En los niños con autismo sus periodos de sueño se trastornan. Duermen menos, tienen dificultad para conciliar el sueño, despiertan con frecuencia por la noche, su sueño es fragmentado y después tienen dificultades para volver a dormir, además de que hay baja eficiencia de sueño y somnolencia diurna.

En la Facultad de Psicología de la UNAM, el doctor Fructuoso Ayala Guerrero tiene más de 40 años trabajando en el área de sueño, tanto desde el punto de vista básico, experimental, con animales, como con trastornos del sueño en humanos. Asimismo, con su grupo de trabajo ha detectado que algunos pacientes con alteraciones psiquiátricas, también tienen trastornos del sueño, por lo que realiza estudios sobre autismo y sueño.

¡Qué sueño!

El sueño, por sí mismo, es un proceso que viven los seres humanos y que es fundamental para un buen funcionamiento del organismo. Cuando el individuo no duerme adecuadamente hay trastornos que involucran tanto a la mente como al cuerpo. En relación con la mente, se presentan problemas de aprendizaje, de memoria, de estados de ánimo, depresión y de ansiedad. Además de que el cuerpo presenta problemas de cansancio y de malestar general.

El sueño no es un proceso unitario. Anteriormente se pensaba que iniciaba cuando el individuo dormía por la noche y terminaba al despertar por la mañana. Ahora se sabe que el sueño normal está organizado por ciclos que se repiten cada 90 minutos. Cada que termina uno empieza otro, de tal manera que transcurren de 3 a 6 ciclos cada noche.

En lo que se conoce como sueño lento la actividad cerebral que se registra es lenta y de gran amplitud. A su vez se divide en tres etapas, después de las cuales se presentan los movimientos oculares rápidos o MOR, en esta fase es cuando la persona sueña y dura alrededor de quince minutos.

Esta actividad normal del sueño puede ser alterada por diversos factores. Algunos son internos y otros provocados por el medioambiente. Existen más de 90 trastornos del sueño identificados y clasificados a nivel mundial.

Un mundo aparte

Uno de los trastornos psiquiátricos que ha tomado relevancia en los últimos años es el autismo. Originalmente no se tenía identificado el síndrome autista como tal, sino que fue confundido durante mucho tiempo con patologías como retardo mental, demencia precoz, psicosis o esquizofrenia. Kraepelin, considerado el padre de la psiquiatría moderna, propuso el nombre de dementia praecox para referirse a esa psicosis que daba inicio en la niñez o en la adolescencia.

Bleuler, por su parte, identificó al autismo como un síntoma primario de la esquizofrenia, y el término fue acuñado para designar la limitación extrema de las personas con el mundo externo, pues la palabra autista y autismo derivan del griego autos, que significa sí mismo. Kanner, acuñó por primera vez el término de autismo infantil para dar una descripción más precisa de este síndrome.

Este mismo autor, además de Asperger, fueron los primeros en describir de manera teórica, cada uno por su parte, el síndrome autista.  Ambos, expusieron que en estos niños se presentaba una alteración biológica fundamental desde el nacimiento, que provocaba problemas del desarrollo cerebral muy característicos.

En los pacientes con autismo sus funciones cerebrales están alteradas. Se presentan problemas con la utilización del lenguaje y la comunicación conductual, es decir, tienden a aislarse y a no comunicarse a través de la mirada. Algunos presentan ecolalia, que es repetir muchas veces una palabra que escuchan. Otros tienen lo que se llama pensamiento rígido, es decir, no tienen la capacidad de modificar lo que están haciendo.

Es muy difícil determinar en qué momento surge el autismo en un niño. Pero existen señales que los padres deben tomar en cuenta para saber si sus hijos pueden presentar este trastorno. Por ejemplo, si notan que su hijo desde los cuatro meses de edad casi no interactúa con su entorno, no presenta una comunicación conductual activa, es decir, que no sonría, intercambie miradas, ni haga gestos, entre otros.

Hasta este momento no hay una cura para el autismo. Por lo que entre las primeras recomendaciones que se dan es que se conozca en qué etapa se encuentra, qué otros trastornos se presentan y con esta información buscar el tratamiento más adecuado para el paciente.

Alteraciones cerebrales

Todas las alteraciones psiquiátricas tienen un origen neuroquímico, es decir, alguna molécula se libera en exceso o, por el contrario, en cantidades muy pequeñas. A nivel neurológico, el autismo no ha sido explicado aún. Existe información poco precisa sobre en dónde surge o por qué se presenta esta enfermedad.

Algunas hipótesis son que existen alteraciones prácticamente en todo el encéfalo, se involucra de manera particular al cerebelo, al tronco cerebral, al cuerpo calloso que permite la intercomunicación entre los sistemas cerebrales, al sistema límbico que regula los estados de ánimo, al hipocampo relacionado con la memoria, a los lóbulos frontales o prefrontales donde se modulan las funciones cerebrales superiores como el pensamiento.

“Debemos resaltar que más que una lesión específica, en una región determinada del encéfalo, aquí lo que puede estar alterado es la comunicación entre diferentes áreas. El cerebro trabaja integrando información que recaba en diferentes áreas, por eso es muy difícil detectar en qué región está la alteración que da como resultado el autismo”, explicó el doctor Fructuoso Ayala.

Además existen factores externos que modifican el desarrollo cerebral y que estarían involucrados en la aparición de autismo, como el ácido valproico, que es un antiepiléptico; la caseína, que es un derivado de la leche; y el gluten que es una proteína de algunos granos como el trigo, la avena, etcétera.

En cuanto a los factores genéticos que pueden tener una relación directa con la aparición del autismo, se encuentra el síndrome del cromosoma X frágil. El doctor Ayala Guerrero explicó: “en alguna parte ese cromosoma no funciona bien, de tal manera que los genes que deberían de desempeñar una función determinada no la llevan a cabo y eso puede dar como resultado que el desarrollo cerebral no sea adecuado y ser causa de autismo, además de otros trastornos”.

Desarrollos universitarios

En la Facultad de Psicología de la UNAM se desarrollan proyectos de investigación que incluyen estas dos problemáticas: autismo y trastornos del sueño. Algunos de estos, realizados de la mano del doctor Fructuoso Ayala Guerrero, son en niños autistas, a los cuales se les ha realizado una valoración neuropsicológica. Lo que se detectó es que su coeficiente intelectual está por debajo de lo esperado, en comparación con los niños sin autismo, presentan problemas con su funcionamiento cerebral, de aprendizaje, de memoria y para manejar la información, además de que tienen alteraciones en su estado de ánimo.

“En datos obtenidos en la literatura, y por nosotros, hemos detectado que los pacientes con autismo duermen relativamente poco y no sabemos si es la falta de sueño la que produce estos deterioros del funcionamiento cerebral, o bien, estos problemas del funcionamiento cerebral son los que dan origen a las alteraciones del sueño. Estamos analizando con el propósito de encontrar respuestas y en función de eso implementar técnicas que puedan apoyar a los niños autistas”, explicó el doctor Fructuoso Ayala.

Dentro de este grupo de pacientes existen aquellos que tienen el síndrome de Asperger, contemplados dentro de lo que se llama espectro autista de mayor rendimiento. “Actualmente llevamos a cabo estudios en pacientes con el síndrome de Asperger, en este momento se han estudiado cerca de 20 pacientes a los cuales se les han hecho valoraciones neuropsicológicas y vemos que su funcionamiento cerebral, como era de esperarse, está debajo de lo normal”.

El siguiente paso con estos pacientes sería realizar un estudio cerebral con técnicas de neuro-imagen que permitan analizar el interior del cerebro, con el propósito de encontrar alguna posible lesión o ver cómo trabajan diferentes áreas del cerebro cuando los pacientes están llevando a cabo una tarea determinada.

“También en estos pacientes vamos a llevar el estudio de sus patrones de sueño, con el propósito de detectar alguna información que pueda contribuir a entender qué pasa en estos pacientes, por qué no funcionan adecuadamente”.

De acuerdo con el doctor Fructuoso Ayala, “en la población de personas con desorden del espectro autista, falta información para poder relacionar los problemas de sueño nocturno con desordenes de su comportamiento diurno. Sin embargo, las pocas evidencias existentes han sugerido cierta relación”.
  

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