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Comportamiento social de los monos araña. Su aporte a la cognición colectiva

A través del análisis de redes es posible entender cómo se relacionan los individuos de un grupo.

23-11-2020

Por María Luisa Santillán, Ciencia UNAM-DGDC

En una sociedad cada individuo puede seguir reglas muy simples, como moverse para un lado o para otro, reunirse con una persona u otra o tener cierta preferencia para relacionarse con familia, amigos o vecinos.

Cada individuo puede tener un conocimiento distinto y juntarlo, ya que a partir de las interacciones que se dan en un grupo de individuos surge un conocimiento más completo del entorno. Esto es lo que se conoce como cognición colectiva o inteligencia colectiva.

Esta forma de conocer el entorno también se ha visto en un grupo de monos araña, en quienes se ha estudiado desde hace varios años su comportamiento social desde distintos puntos de vista, por ejemplo, entender cómo interactúan con su entorno, cómo se comportan socialmente, cómo se agrupan, cómo se relacionan entre ellos, qué vocalizaciones o sonidos pueden hacer para comunicarse y cómo influye el entorno sobre sus patrones de agrupación.

Estudiar este comportamiento es un aporte más al enfoque de lo que se conoce como sistemas complejos, ya que a través de esta investigación fue posible entender cómo pueden surgir propiedades emergentes a nivel del grupo, a partir del comportamiento individual y de la suma de las partes. Este trabajo fue publicado en Frontiers in Robotics and AI.

De acuerdo con el doctor Gabriel Ramos Fernández del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas de la UNAM, un sistema complejo está compuesto por diversas partes que interactúan y que, en muchas ocasiones, puede propiciar propiedades emergentes, a nivel de todo el sistema, las cuales no pueden ser predichas a partir de las propiedades individuales o de la forma como se comportan los individuos.

“Nosotros vemos a un grupo de monos araña como un sistema y los estudiamos de manera muy detallado; sabemos más o menos cuáles son sus patrones de movimiento, qué los atrae a distintos lugares, cuáles son los árboles con fruta que ellos conocen en momentos determinados y vamos armando toda una historia acerca de cómo se están juntando y qué relaciones tienen al interior del grupo”, destaca el investigador.

Para lograr esto, los investigadores se han apoyado en el análisis de redes para entender cómo se relacionan los individuos de un grupo y en qué momento podría haber alguna propiedad a nivel de éste. Así, detectaron que los monos araña tienen una dinámica de fisión-fusión que es un patrón de agrupación que se puede encontrar en varias especies de animales.

  • La dinámica de fisión-fusión consiste en que hay un grupo de animales que ocupan un cierto espacio, pero nunca se encuentra a todos los miembros del grupo juntos, sino que están subdivididos en subgrupos, los cuales se están juntando y separando continuamente.

La dinámica de fisión-fusión permite que cada individuo tenga conocimiento de una parte del entorno, es decir, no todos conocen qué árboles tienen fruto, pero como se están juntando y separado todo el tiempo, cada uno puede conocer diferentes conjuntos de árboles con fruta y después comparten esa información, lo cual les permite resolver el problema de dónde encontrar alimento de manera más exitosa que lo que lo haría un individuo por sí mismo.


El análisis de redes que utilizaron en esta investigación permitió saber cómo comparten esta información, ya que se pudo conocer cuál es la estructura interna de los grupos y se encontró que las redes que estudiaron para el artículo que publicaron son justamente redes de influencia para seguirse o no.

“Creemos que por esta red, es por donde está fluyendo la información. Lo que vemos es que la red está complemente conectada, es decir, no hay un sector de la población o del grupo que esté desconectado de los demás. Esto permite que la información sobre los sitios de alimento fluya entre todo el grupo, a pesar de que nunca están al mismo tiempo juntos”.

  • El sitio de estudio en la península de Yucatán es Punta Laguna, un área natural protegida a nivel federal. Alrededor de 47 monos están incluidos en esta investigación.

Como ejemplo, el investigador ilustra un comportamiento que han observado:

“Un mono empieza a moverse y los demás lo ven irse y se van con él. Algunos de los que podrían estar descansando con él deciden no seguirlo y eso es justamente una fisión, mientras que otros pueden decidir seguirlo. Ese individuo que fue el primero que se movió normalmente sí es el que sabe en donde hay alimento, porque llega y se detiene en un árbol con fruta y hace una línea recta, con eso sabemos que ese individuo tenía esta idea de ir a ese sitio de alimentación, pero los demás, los que los siguieron, no necesariamente tienen esa información”.

Justo este comportamiento es el que los investigadores toman como base para destacar que los monos araña funcionan como una computadora colectiva, ya que cuando enfrentan un problema, que es forrajear en un entorno altamente variable, lo resuelven a través de una serie de conexiones internas entre sus elementos.

El doctor comenta que anteriormente ya existían investigaciones en chimpancés que mostraban que éstos monitoreaban qué árboles tenían fruta y al siguiente día regresaban, sin embargo, la aportación de su estudio consiste en que no se había estudiado cómo juntan la información, es decir, cómo en un sistema muy fluido como éste de fisión-fusión cada individuo puede tener un conocimiento distinto y juntarlo de manera que entre todos conocen mejor el entorno.

Relación con los sistemas complejos

Además de que esta investigación destaca que ningún individuo tiene un conocimiento completo del entorno, también se señala que las reglas que utilizan los monos araña son muy locales, es decir, un mono puede no saber en dónde hay alimento, pero sigue a otro que pueden saberlo, pero ninguno sabe cuál es el tamaño de los subgrupos que se han formado o si conviene formar subgrupos más grandes o más pequeños.

“No hay un individuo que tenga un conocimiento más grande que el de los demás y, a pesar de eso, si todos se comportan de acuerdo con esas reglas locales surge, y ahí es donde vienen las propiedades emergentes de los sistemas complejos, un comportamiento del grupo que es adaptativo, que es justamente seguir o ajustarse de alguna manera a la variación en la distribución y la abundancia de los recursos”.

Por lo tanto, en esta publicación que se hizo en colaboración con Sandra Smith, del IIMAS, y Jessica Flack y David Krakauer, del Instituto Santa Fe, ubicado en Estados Unidos y que está dedicado al estudio de los sistemas complejos, también se enfocaron en discutir cuáles son las implicaciones de sus resultados para aportar cómo surgen las propiedades de cognición colectiva o inteligencia colectiva.

Al respecto, el doctor Ramos Fernández explica una aplicación de este conocimiento de otros sistemas similares.

“Se pueden diseñar enjambres de robots inteligentes para monitorear zonas donde hay riesgo de incendio o de contaminación radioactiva y en las cuales no pueden entrar los humanos. Estos robots comparten información justamente como los monos y pueden moverse y explorar un espacio de manera óptima y rápida para traer información y después reconstruir una imagen más completa entre todos”.

Por último, otro ejemplo de estas interacciones colectivas que llevan a un cierto orden puede verse en las elecciones en un sistema democrático, en donde cada voto es una contribución a la modificación o la permanencia de un cierto régimen político, aunque cada persona esté votando, tal vez, por intereses muy locales o individuales, pero entre la suma de todos se elige un gobernante.


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