22-07-2013
Por Naix’ieli Castillo García, DGDC-UNAM
Sin duda, uno de los más notables físicos mexicanos es Germinal Cocho Gil. Sus colegas lo reconocen como un hombre brillante, con una gran capacidad para inspirar a los demás a investigar en nuevos campos de la ciencia, y con el talento para tender puentes entre ciencias diversas.
Es médico cirujano por la Universidad Nacional Autónoma de México y doctor en física de partículas por la Universidad de Princeton. Ganador del Premio de Investigación de la Academia Mexicana de Ciencias y del Premio Universidad Nacional.
A lo largo de su productiva carrera, el investigador emérito del Instituto de Física de la UNAM, ha abordado los temas más diversos, desde modelos matemáticos para entender el comportamiento del virus del VIH y los patrones de colores en la piel de reptiles, hasta la física de partículas o los fractales, así como investigaciones de corte social.
Una de sus aportaciones más importantes fue la creación del Departamento de Ciencias de la Complejidad, en colaboración con otros investigadores del Departamento de Física Teórica del Instituto de Física, entre ellos Jorge Lomnitz y Gustavo Martinez Mekler.
Germinal Cocho es pionero en ciencias de la complejidad en nuestro país. El departamento de Ciencias de la Complejidad del Instituto de Física, fundado por él, fue uno de los primeros, adelantándose entre 10 y 15 años a otros semejantes en Estados Unidos.
Los primeros problemas que los físicos abordaron fueron simples. Se trataba de sistemas con pocos entes, o pocos elementos, y leyes sencillas; sistemas simples o reduccionistas en el sentido de que la dificultad de su dinámica se reduce a pocos factores.
Un átomo de helio tiene un núcleo con carga 2 y dos electrones alrededor, son pocos elementos y se puede predecir de modo más o menos sencillo su comportamiento. El movimiento de la Tierra con respecto al Sol, es otro ejemplo de este tipo de sistemas simples, donde las leyes son sencillas y los elementos que interfieren son pocos, por eso se puede predecir con certeza cómo se van a comportar.
Pero existen otros sistemas, tanto en la naturaleza como en la sociedad, en que hay muchos entes, y se relacionan entre sí de modos diferentes. Son heterogéneos tanto en el tipo de componentes como en las leyes.
En estos sistemas hay conflictos dinámicos porque hay muchas cantidades, que no son independientes, pero tampoco son iguales. En ellos hay elementos que son generales, pero también los hay particulares. Ese tipo de sistemas son los que estudia la ciencia de la complejidad. La infección de un organismo por el virus del SIDA, o cómo se comporta el tránsito de vehículos en una ciudad o cómo surge una huelga en alguna sociedad son ejemplos de sistemas complejos.
En los sistemas complejos es importante lo general, pero también lo colectivo y lo individual, en ese sentido, yo tenía ya ventaja por haber estudiado medicina antes de física.
La medicina en parte es un sistema con generalidades, pero también son muy importantes las diferencias y las cosas específicas de cada persona, así precisamente se estudian los sistemas complejos.
A los científicos, y en particular a los físicos, les enseñan que solo importan ciertos aspectos y que deben ignorar otros, pero yo creo que debemos enseñar a los físicos a mantener la mente abierta para descubrir otras relaciones que sí se ven en otros ámbitos como la literatura, el folcklor y el sentido común.
A veces, al estudiar sistemas complejos da la impresión de que se necesitan nuevas matemáticas para abordarlos, la verdad es que, la matemática, hasta ahora no resuelve lo individual. En lo colectivo es importante, pero es mucho menos relevante en lo individual, por eso, hay que buscar nuevos modos de ver el mundo.
Un elemento que ha ayudado, sin duda, es la existencia de computadoras que pueden hacer cálculos de situaciones en las que hay muchos factores que antes no se podían hacer a punta de lápiz. Si son 10 factores o doscientos, una computadora puede hacer los cálculos pero, si se tienen 10 mil, la computadora ya no puede.
Sobre sistemas complejos, la computadora nos puede decir cosas generales, sin embargo, aunque tenga mucha memoria o capacidad no tiene una visión del mundo, que es muy complicado y no se puede poner en un código por avanzado que sea, al menos por ahora.
Los proyectos en los que he trabajado tienen algo en común genérico y también existen diferencias. Algunos físicos entran en unos temas y otros no, pero yo pienso que hay algo en común, y, basado en eso común, voy estudiando las diferencias.
Aunque la gente ve mucha diferencia, por ejemplo, entre un problema de inmunología y los patrones de color de las serpientes, yo veo lo que tienen en común. Además de que no trabajo solo, sino en colaboración con especialistas en el tema. La receta no es hacer muchas cosas distintas, sino hacer cosas diferentes que tienen un fondo común.
Lo que sucede es que cuando hablo sobre un problema, tengo esa capacidad de transmitir entusiasmo. Pero lo hago de igual a igual, como un niño que tiene un juguete y le dice a otro, mira por qué no juegas con él. Muchas veces la transmisión del conocimiento se hace de modo jerárquico donde el investigador adopta una posición en la que él tiene el conocimiento y el alumno lo recibe.
Además en mi hay un componente de rebeldía ya de nacimiento, quizá un modo de temperamento. No me tragaba eso de que hay cosas que no se preguntan, era medio anárquico, no me gustaba que me prohibieran las cosas, me metía donde no me llamaban.
Por otro lado, en mi casa eran socialistas, y me enseñaron, a mí y a mi hermano a ser solidarios, que debíamos ayudar a la gente.
A mí, en lo personal, resolver un crucigrama o un problema complejo igual me da satisfacción, pero creo que lo más positivo ha sido haber contribuido a que se formara, primero aquí en el Instituto de Física, un programa de sistemas complejos, luego un departamento y ahora un Centro de Ciencias de la Complejidad, el C3, con la participación de varios institutos, entre ellos, los Institutos de Fisica, Ciencias Fisicas, Ciencias Nucleares, Ecologia y Fisiologia Celular de la UNAM.
Cuando iniciamos con el Departamento de Sistemas Complejos en México, nos adelantamos a otros países del mundo diez años, claro que ellos, una vez que empezaron crearon centros grandes, y ahora toda universidad que se respete tiene un departamento de sistemas complejos.
El C3, nuestro Centro de Ciencias de la Complejidad, lo tenemos en mente como una comunidad de práctica. Queremos que sea una red heterogénea en la que haya grupos grandes y grupos pequeños y que cada quien haga lo suyo, y que además colaboren entre sí.
En este centro hay mucho peso de programas médicos, naturalmente, porque en medicina abundan los sistemas complejos. Se han hecho estudios sobre sida, diabetes, enfermedades parasitarias como la leishmaniasis y sobre la epidemia de influenza AH1N1; también hay proyectos sobre modelos de tráfico, modelos económicos, física teórica y aspectos matemáticos de la complejidad.
Hemos sido, y somos ahora, un centro virtual. Pronto tendremos un edificio cerca de la sala Nezahualcóyotl, aunque queremos seguir siendo un centro virtual, en el sentido de que el trabajo esté deslocalizado y colabore gente de todos lados de la República mexicana.
En el futuro, las ciencias de la complejidad tratarán de atacar problemas biológicos cada vez más complejos. Creo que uno de los retos será estudiar las enfermedades degenerativas que se llaman también enfermedades complejas.
También habrá estudios enfocados a tratar de esclarecer qué sociedad futura es la mejor y la más justa; las ciencias de la complejidad seguirán intentando resolver el problema de un mundo más vivible. Además, habrá sorpresas, porque de repente, hay nuevos descubrimientos y la complejidad también surgirá ahí.
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